El coste de la energía dispara la factura eléctrica y asfixia a los hosteleros de Málaga

Ese nuevo 'impuesto' aparece en la factura como 'cargos normativos' y se debe -según detallan las propias compañías en la factura- por el tope al precio del gas. Paradójicamente, aunque su objetivo era rebajar el importe de las facturas, la realidad (a la vista de los hechos) es que las ha disparado y asfixia ya a numerosos hosteleros y empresarios de toda la provincia. En el caso concreto de Adolfo debe pagar 0,173 euros por cada kilovatio consumido durante la mensualidad correspondiente, esto es, 1.131,44 euros.

El tope de precio del gas que han comenzado a reflejar las facturas obedece a una decisión del Gobierno, que ha decidido topar el precio máximo del gas que se utiliza para generar energía eléctrica. El problema es que, de forma paralela, el Ejecutivo ha decidido compensar a las plantas que generan electricidad con gas por la diferencia entre el coste real y el coste topado que utilizan para hacer sus ofertas. El coste de dicha compensación se reparte entre todos los usuarios del mercado eléctrico, menos en los contratos con un precio fijo que sean anteriores al 26 de abril de 2022.

Aunque fuentes socialistas aseguran que esta medida ha ayudado a contener el precio de la energía, las compañías aseguran estar atadas de pies y manos, ya que se trata de un cargo que no depende de ellos. De hecho, en la factura de Adolfo no ha variado el precio del coste de la energía.

Sin entrar en cuestiones técnicas, Adolfo Ruiz considera que dicho aumento «es un robo porque además no puedes hacer nada para evitarla». En su caso, el cambio le pilló por sorpresa, ya que cuando se habla de topar el precio de algo lo primero que se piensa es que va a bajar la factura. «A mi me va a costar de 15.000 a 20.000 euros hasta final de año; es el sueldo de una persona», resume.

El problema añadido –señala el empresario– es que en su compañía eléctrica (Iberdrola) no le han podido dar ninguna solución ni le han informado sobre cuánto tiempo seguirá pagando este sobrecoste. «Sólo me han dicho que no depende de ellos y que como mucho escriba una queja». Inicialmente, el tope al gas estará vigente en España y Portugal hasta el próximo 31 de mayo de 2023.

Como se ha explicado con anterioridad, este sobrecoste sólo lo están pagando los clientes que no tengan contratos con un precio fijo que sean anteriores al 26 de abril de 2022, pues al tener un precio fijo, tampoco se verían beneficiados por la potencia bajada de precios que debe producir esta medida en el mercado mayorista. «Lo han hecho muy bien porque así no puede haber alarma social».

Un caso similar al de Adolfo lo relata Óscar Moreno, propietario del grupo granadino Aldente y que cuenta en la capital con el restaurante D'Platos. En su caso ha pagado 2.540 euros extra de electricidad y confiesa que a este paso «no llegamos a Navidad». Entre los nueve restaurantes con los que cuenta el grupo de restauración están pagando unos 60.000 euros más al mes. «Es insostenible».

Los casos son numerosos, pero sólo un ejemplo más: en el Balneario han pagado en agosto 6.500 euros extra por un concepto que ha supuesto casi la mitad del total de la factura. El empresario Damián Caneda, casi en shock, razona. «Es una locura; esta subida va a cuenta de los resultados de la empresa».

Para poner cifras al impacto de la factura energética, desde la Asociación de Hosteleros de Málaga (Mahos) aseguran que este aumento generalizado de los costes «ha impactado en la cuenta de resultados de los negocios». Añaden que en julio, a un 89% de los hosteleros les ha afectado por encima del 10% a su cuenta de resultados y de ellos la mayor parte entre un 10-20%. En agosto –añaden– bajó ligeramente el impacto (un 84% lo situaban por encima del 10%).

Explican que los establecimientos de hostelería tienen un perfil de consumos heterogéneos que exigen la adopción de medidas diferenciales según las tipologías y franjas de consumo. El problema, apuntan, es que existe un tipo de consumo muy usual en franjas en que el coste de la energía es punta y sin que ellos tengan opciones de eludirlas. Por ello –concluyen– es importante disponer de mayores fuentes de energía renovable y autoconsumo, así como de fórmulas flexibles de contratación.

La polvareda levantada por este importante aumento de costes ha animado al portavoz de Energía del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso de los Diputados, Germán Renau, a salir en defensa de la actuación del Gobierno con un llamativo «no es un coste, es un ahorro».

En un artículo publicado en redes sociales considera que las eléctricas «manipulan» y «engañan» a sus clientes, ya que gracias al tope al gas «los consumidores están pagando entre un 15% y un 20% menos de lo que habrían pagado de no estar el tope al gas en marcha». En este sentido, añade que las empresas «están mostrando a sus clientes este coste para que parezca un impuesto, un gravamen o un extra que los clientes deben pagar. Sin embargo, la realidad es que la suma del precio de la electricidad y esta compensación es menor que lo que habría costado la electricidad sin este tope».

En esa posición también parece colocarse la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Entienden que las empresas que operan en el mercado libre «no están siendo transparentes en la comunicación del tope del gas», ya que dicho mecanismo «reduce la factura entre el 10-15%, aunque se trata más bien de una moderación de la subida que de una bajada como tal, pues los precios han seguido escalando».