La temperatura media de las aguas de la capital registra en los últimos años intervalos entre 22 y 24 en agosto. Marilú Báez

La razón por la que el terral se ha convertido en un aliado contra el calentamiento del mar en Málaga

El análisis de los datos al cierre del verano no arroja hitos con las temperaturas y la consulta con los expertos indica que las aguas alboránicas se calientan 2 grados por siglo, casi la mitad que las de Baleares. Los vientos cálidos también 'abonan' las aguas profundas y las llenan de nutrientes

Domingo, 24 de septiembre 2023, 00:26

El mar en Málaga se salva de la 'quema'. No escapa al fenómeno general del aumento de las temperaturas del Mediterráneo, que tanto preocupa a los expertos en el contexto del cambio climático, pero se calienta a la mitad del ritmo que lo hacen por ... ejemplo las Islas Baleares. Y es aquí donde el terral ejercita su potencia en forma de gran paradoja marina: protege las aguas de subidas bruscas y las abona con nutrientes vitales. No es el único factor, pero es importante junto con los vientos de poniente en general y la dinámica de corrientes. No es osado afirmar que las aguas malagueñas son una extensión del Atlántico.

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Los datos del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y de Puertos del Estado aquilatan el valor de un fenómeno conocido como 'afloramiento'. Vientos de componente oeste muy seguidos empujan las aguas costeras mar adentro y a su vez producen un circulante de las aguas profundas hacia la superficie. El resultado es que aguas que puedan rondar los 16 grados refrescan las más superficiales, que pueden alcanzar hasta los 28. «Nuestras aguas son ricas en nutrientes. De forma natural, el terral 'abona' el mar. La materia orgánica que se descompone no nos sirve de nada en el fondo porque allí no hay luz, pero este ascenso de las aguas profundas consigue este efecto beneficioso», explica el científico del IEO (perteneciente al CSIC) Manuel Vargas Yáñez, que además es miembro fundador del Grupo Mediterráneo de Cambio Climático.

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Vientos que «resetean» las aguas

Vargas es especialmente gráfico al asegurar que estos vientos «resetean» el agua. En todo caso, no es común que haya rachas tan largas de viento terral como se han producido en los últimos veranos. La costumbre es que el levante sea quien predomine con pequeñas incursiones de su antagonista cálido.

Este científico, veterano de estudios y campañas marítimas, añade además el factor de cercanía al Estrecho y afina al indicar que desde el límite con la provincia de Cádiz hasta la zona de Calaburras se producen determinadas dinámicas de corrientes que protegen aún más del recalentamiento estas aguas. Las concentraciones de clorofila en este entorno son altísimas y llegan a alcanzar los 4,5 miligramos por metro cúbico. Este sustrato favorece la proliferación de la vida marina.

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El día que la playa de Fuengirola marcó su tope

El Instituto aún está radicado en Fuengirola. Vargas espera que por fin en un breve lapso de tiempo se traslade a las nuevas instalaciones, en el muelle de San Andrés, en Málaga. Cada día desde 1985 miden la temperatura del mar en las playas fuengiroleñas. Y tienen grabado el 10 de agosto de 2020, cuando se alcanzaron de media los 26,6 grados. Lo llamativo es que apenas ocho días después se promediaron unos extrañamente bajos 18,9.

Para medir la salinidad, el oleaje, el nivel del mar o la temperatura en aguas españolas, otro organismo, Puertos del Estado también cuenta con una red de boyas y estaciones, tanto en zonas litorales como más profundas. Y en este caso las máximas sí son para alarmarse durante los dos últimos años. No en Málaga, que desde 2010 no marca topes. Fuentes consultadas por SUR vuelven a resaltar el fenómeno del afloramiento y de los vientos de componente oeste.

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El Mediterráneo se caldea: valores por encima de 31 grados este verano

Los valores máximos registrados por estos medidores han superado la preocupante cifra de 31 grados varias veces y en varios lugares en esta red estatal provista de 29 boyas, 41 mareógrafos, 24 sensores meteorológicos y 4 radares de alta frecuencia. El pico máximo fueron los 31,21 grados de la isla de Dragonera (Baleares), en agosto. Justo el año anterior, ese mismo medidor marcó el récord absoluto de la red exterior, con 31,36. Otras dos boyas de esa red han marcado máximos individuales. Son la de Cabo Begur (Costa Brava), que llegó a marcar 29,12 y la de Cabo de Gata, 28,5ºC.

Los valores más cercanos a los puertos, en la red costera, remarcan los 30,6 grados de la boya de Melilla, el récord de estos medidores. En Barcelona también se detectó un tope histórico, con 30,5 grados.

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Las boyas miden la temperatura del mar con un intervalo de entre 1 y 10 minutos y a partir de ahí se elabora un promedio representativo. Las de la red exterior se sitúan a 3 metros de profundidad y las costeras, a 1 metro.

Sin récords recientes en la boya de Málaga

Sobre la boya de Málaga, que está cerca de la costa, fuentes de Puertos del Estado informan de que mide la temperatura desde 2010. No ha marcado ningún récord este verano ni el anterior. El máximo histórico de esta boya se midió en agosto de 2015 con 29,1ºC. En 2022 se llegó a los 28,40ºC y este año a los 27,90ºC, ambos años en el mes de agosto. Si nos fijamos en la temperatura media de las aguas de la capital en los últimos años en agosto, obtenemos un intervalo de entre 22,22 grados en 2021 y 24,82 en 2022.

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En suma, Málaga escapa a este gran calentamiento del Mediterráneo, pero Vargas alerta de que, aunque lejos de los valores de Baleares, por ejemplo, 2 grados por siglo siguen siendo motivo de preocupación. Habrá que confiar en esta continua mezcla de las aguas atlánticas y mediterráneas que tanta riqueza aportan. Como nota curiosa, si nuestro mar estuviera desconectado del Atlántico bajaría 1 metro de nivel cada año porque la evaporación es muy superior al aporte de agua dulce a través de ríos y lluvia.

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