Revolución en la clasificación de los embalses con más agua tras las danas y borrascas en Málaga

Hasta la semana pasada, se producía un fenómeno histórico que se venía manteniendo desde abril de 2024: el embalse de La Concepción, entre Marbella e Istán, era el que más agua almacenaba pese a ser el más pequeño de los dedicados a regulación en la provincia. Pero desde que llegó a 48 hm3 el viernes 7M, está desembalsando volúmenes que han llegado a los 60 metros cúbicos por segundo. Ha pasado, por este motivo, a ser el cuarto en este ránking virtual.

Otro 'pequeño', el Conde de Guadalhorce, alimentado por un Turón crecido en esta última semana, se hace de momento con el liderato. Y eso que también realiza desembalses para mantener aplanada su curva (se trata de compensar con maniobras el agua que aportan la cola del embalse y las lluvias con las pérdidas forzadas). Almacena más de 61 hm3 y presenta un nivel de llenado de casi el 93%. En noviembre del 23 estaba en su mínimo histórico.

El segundo pantano con más agua, para profundo respiro de la Axarquía, es la Viñuela. Rebasaba a las seis de la tarde de ayer los 53 hm3, con un colchón importante con los 41,5 que marcan el umbral de salida de sequía grave. Este salto a la fase severa parece garantizado pero habrá que esperar para certificarlo, según los planes especiales de sequía. Atrás queda la pesadilla de la bombas flotantes para aprovechar las últimas reservas que le quedaban cuando en enero del año pasado bajó hasta los 12 hm3, en embalse muerto y mínimo histórico.

El Guadalteba, el segundo en tamaño tras La Viñuela, es el siguiente con más agua: 48,91 hm3 a las seis de este jueves. A esa hora, el aforo de Teba, marcaba casi 8 interesantes metros cúbicos por segundo que irán a parar a este embalse. Es cinco veces el consumo de Málaga capital en esa franja pequeña de tiempo.

Con 48 hm3, el cuarto es la citada Concepción, cuyas aguas no se pueden trasvasar ni potabilizadas (por incapacidad y obsolescencia de la ETAP del Verde, que tiene una gran obra en fase de concurso por 35 millones) ni en bruto, por las deficiencias de toda la red en alta.

El Guadalhorce, salinizado por los vertidos del manantial de Meliones, también tocó fondo en octubre del año pasado, hace apenas unos meses. Algo ha remontado y acumula 30 hectómetros cúbicos. No es un dato llamativo.

Los dos embalses restantes no son propiamente de regulación, sino de laminación de avenidas, diseñados respectivamente para contener las crecidas del Guadalmedina y del Campanillas. Sin embargo, primero el Limonero y ahora Casasola se están utilizando como reservas estratégicas para preservar fuents principales y dados los problemas de turbidez, lodo y arrastres de los caudales procedentes del sistema Guadalhorce, así como del azud y pozos de Aljaima (y Fahala).

Casasola, en Almogía, está con más de 20,5 hm3 al límite de su nivel de llenado y es cuestión de horas que desembalse, aunque lo haga a pequeña escala en función del caudal del Campanillas aguas abajo.

El Limonero, por su parte, es el que menos agua almacena. Y aún así es más de la habitual: casi 11 hm3.