El Puerto de Málaga se prepara para traer agua en barcos si sigue sin llover

Los muelles ya tienen el grueso de las canalizaciones listas para transportar el preciado líquido hacia los centros de distribución situados en Málaga capital (básicamente, hacia la desalobradora de El Atabal). Y ello, gracias a las obras que se hicieron en 1995 en el muelle pesquero (8), y que entonces no se llegaron a utilizar, aunque en este ciclo de metasequía es posible que se estrene.

Para ponerlo en servicio, se tienen que hacer previamente dos tareas: la más importante es prolongar la tubería unos 100 metros hasta el cercano muelle 9 (el de contenedores), que es donde hay calado suficiente para que atraquen los buques cisterna, que irían cargados con hasta 100.000 metros cúbicos de agua bruta (que hay que tratar); o 40.000 m3 de recursos ya listos para consumir, según los datos aportados por la Consejería de Agua de la Junta. Los trabajos se coordinarán con la Autoridad Portuaria.

La segunda pata es la revisión de la conducción antigua (tiene casi 30 años) desde los muelles hasta el Centro de la ciudad, y de ahí a El Atabal, que no se ha usado nunca. En este caso, se trata de una tarea de bajo coste, que se hará con robots y cámaras de inspección, y se considera que el estado general de conservación es bueno (a falta de que haya que hacer alguna reparación o mejora). La idea es que la conducción esté completa y operativa en un plazo de tres a cuatro meses; mientras que las empresas consignatarias (como Noatum, que es la concesionaria del muelle nueve) ya están avisadas y serían las que se ocuparían de todos los trámites para hacer posible la llegada de estos buques. «Se ha pedido a los operadores marítimos que busquen buques cisterna de 100.000 m3 de agua bruta que será inyectada a El Atabal», confirma la consejera de Agua, Carmen Crespo.

Málaga sería, junto con Algeciras, las dos radas desde las que se distribuiría el agua hacia la capital, la Costa del Sol y la Axarquía, gracias a la interconexión de las cuencas. Precisamente, algunas de las principales obras que están en marcha ahora tienen como objetivo aumentar la capacidad para trasvasar a lo largo del litoral desde el Campo de Gibraltar hasta Nerja, con la desalobradora de Málaga como eje central para el tratamiento y la distribución a las dos costas. Al respecto, Crespo se refiere a los bombeos de Rosaleda y Rojas, con el que el agua bruta se podrá tratar en El Atabal y desde allí impulsar a la Axarquía y a la Costa occidental, «porque la red esta interconectada».

Esta medida es muy costosa (se estima en unos diez millones de euros cada mes que sea necesario abastecerse por esta vía), por lo que sería el último cartucho y sólo se activaría en caso de ser necesario para salvar la campaña de verano de 2024. Antes de llegar hasta ahí, la Consejería de Agua va a movilizar muchos otros recursos. La consejera ha estado hoy en la capital malagueña, donde ha asistido a una presentación técnica en el Puerto para abordar la solución de los barcos cisterna; y posteriormente, ha firmado un acuerdo en materia hídrica con el presidente de la Diputación Provincial, Francisco Salado.

La situación es «extrema»: como recuerda Crespo, actualmente sólo queda agua dulce para seis meses en la Axarquía; y para un año en la capital costasoleña. Una de las principales obras es la ampliación de la capacidad para desalar agua de mar en la planta existente en Marbella, que ya tiene todos los permisos necesarios y por tanto, se puede acometer a corto plazo. En una primera fase, esta primavera, se va a subir hasta 20 hectómetros cúbicos; y se han previsto 10 hm3 adicionales, que se podrían hacer mediante la incorporación de un módulo anexo prefabricado (con un coste de unos dos millones).

Otra obra clave es la ampliación del bombeo de Rojas, que se terminará en pocas semanas y permitirá dotar de más capacidad a la actual interconexión de las cuencas este y oeste. A ello, se suma la reactivación de antiguos pozos que estaban en desuso, como los de Tejeda-Almijara, en la Axarquía; Fahala-Aljaima, en el Guadalhorce; Coín y río Guadiaro. En algunos casos, el agua, que es salobre debido a intrusiones marinas, se va a tratar con desalobradoras contenerizadas, como en el caso de Guadalmansa, Fuengirola y El trapiche (Vélez).

Y mientras, se trabaja en ampliar el ciclo de depuración terciaria del Guadalhorce, hasta duplicarla (pasará a tener una capacidad para 30 Hm3); y en la recarga del azud (presa pequeña) de Aljaima con agua regenerada. De este modo, a corto plazo (el próximo verano) se van a obtener 20 Hm3 más; y a principios de 2025, otros 50 Hm3. «Nos estamos preparando para el peor escenario, con obras que se quedarán hechas en Málaga para siempre».

A largo plazo, la obra clave es la desaladora de agua de mar en la Axarquía, donde el paso más reciente del grupo de trabajo ha sido la solicitud a Vélez-Málaga de la puesta a disposición de los terrenos. Con todo, la consejera recuerda que esta es una obra de gran capacidad y es competencia del Gobierno central, con el que la Junta está colaborando para que vaya «de forma diligente, por la premura de las circunstancias».

Tras la firma de un convenio en esta materia entre la Junta y la Diputación, su presidente, Francisco Salado, explica que el acuerdo va a permitir, entre otras tareas, tratar las aguas salobres en Vélez-Málaga y Fuengirola, entre otras, mediante desalobradoras en las zonas afectadas. Al respecto, advirtió de que se están produciendo intrusiones marinas en las canalizaciones de agua depurada, y de este modo se mejorará su aprovechamiento.

Unido a lo anterior, otra cuestión incluida en el convenio será el apoyo para acondicionar pozos en desuso para que se puedan aprovechar, por ejemplo, en Vélez, Algarrobo y Fuengirola; así como para la mejora de la eficiencia y para reparar fugas, ya que en algunos municipios se pierde hasta el 50% del líquido que se inyecta en la red.