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El mercado de mayoristas de pescados y mariscos de Mercamálaga no es ajeno a los efectos del Covid. Cuando lo normal es que ya a primeros de diciembre los mayoristas empiecen a recibir encargos, la realidad es que este año los puestos desconocen cómo les irá las fiestas navideñas. «Todos ha estado muy tranquilo y las ventas sólo se sustentan en el pequeño comercio. La hostelería apenas compra. La gente compra sobre todo pescado barato», señala Juan Caro, de Marpeix, representante de la marca Ayamonte en Mercamálaga, que confía en que conforme se vayan acercando las fechas más señaladas, Nochebuena y Noche Vieja, la actividad se incremente y se reactive la venta. «Marisco de Málaga está habiendo poco. La gamba blanca para plancha tiene un precio alto y cigalas hay muy pocas. La langosta salvaje es también muy escasa», afirma Caro.
Para Francisco Pérez, del puesto Hermanos Pérez de Guzmán, las pescaderías de barrio y los detallistas buscan casi siempre el genero más barato, por ser lo más asequible para sus clientes. «Todavía el marisco no ha subido, aunque lo hará. La experiencia indica que antes de Nochebuena, los días previos, se suele producir una primera subida, y la semana previos a la Noche Vieja se produce una segunda subida, de manera que una gamba blanca de Málaga que ahora está a unos 45 euros el kilo se incrementa casi un 50%».
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Para Rafael Jiménez Sánchez, uno de los mayoristas que más moluscos vende en Mercamálaga, el producto que más tirón tiene en navidad es el mejillón, así como la almeja y la concha final. «El mejillón suele mantener el precio, en torno a los dos euros el kilo», afirma. En cuanto a la chirla, señala que debido a que su captura está prohibida en la provincia al haber alcanzado el cupo, lo normal es que proceda de Huelva. Jiménez comercializa también ostras de Francia a dos euros la pieza. Este mayorista tiene entre sus proveedores a la depuradora de moluscos y cetárea Mariscos Escobedo, ubicada en Fuengirola. Según uno de sus dueños, Alejandro Escobedo, este año, a pesar de la incertidumbre derivada de la pandemia, su apuesta es la de estar abastecido como una navidad normal para poder atender los pedidos que se puedan producir al última hora.
Según Rafael Rodríguez, de Marymar, el mercado no percibe todavía el ambiente de otras navidades. «Todo el mundo está asustado, aún cuando los precios están incluso más bajos que el año pasado.El consumo está relativamente parado. La gente compra sobre todo pescado azul como boquerones, jurelillos y bacaladillas, mientras que los pescados de escamas y el marisco está casi paralizado», asegura.
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