Representantes del Gobierno, de la Junta de Andalucía y de los municipios de la franja litoral mantienen hoy una reunión trascendental para el proyecto de movilidad más estratégico para la provincia de Málaga. Es la primera después de muchos años de espera y de ... promesas incumplidas por todos los Gobiernos. Tienen ante sí la oportunidad y también la responsabilidad de llegar a acuerdos concretos que disipen cualquier sospecha de que este encuentro se haya convocado sólo para apaciguar ánimos y ganar tiempo y sin la determinación de establecer un consenso que permita arrancar un plan que lleva en los cajones ministeriales desde hace décadas.

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La Costa del Sol necesita una conexión ferroviaria para afrontar el futuro con garantía y sin el riesgo de estrangular el desarrollo. Es un tren para mejorar la vida de los ciudadanos, de los trabajadores. No es un lujo ni un ferrocarril para turistas. La inversión puede ser alta, pero sin lugar a dudas con una enorme rentabilidad social y económica. Cerrar los ojos a esta realidad sería una afrenta sin precedentes a los intereses de Málaga y Andalucía.

Si somos sinceros, hay pocas esperanzas en que los representantes públicos se pongan de acuerdo y no conviertan esta reunión en otra arma arrojadiza con la que polemizar o desgastar al oponente. Las cartas deben ponerse sobre la mesa. El Gobierno de España, a través del Ministerio de Transportes, debe dejar muy claras sus verdaderas intenciones, plantear una hoja de ruta y establecer plazos creíbles y razonables. No vale con declaraciones de intenciones o brindis al sol ni enredar con exigencias imposibles a otras administraciones con el fin de volver a meter el tren del litoral en el fango de la política. Habrá que estar vigilantes y, llegado el caso, señalar y pedir responsabilidades al propio Gobierno, al partido que lo sustenta –PSOE- y a los políticos que aquí en Málaga lo representan.

La Junta de Andalucía y los ayuntamientos convocados deben hacer igualmente un ejercicio de flexibilidad y contribuir a que la reunión termine con tareas concretas. Es verdad que esta obra es competencia estatal, pero no cabe duda de que un proyecto de esta envergadura necesita el apoyo de todas las administraciones.

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Lo más triste sería que todas las partes saliesen hoy de la reunión tirándose los trastos a la cabeza. Y sería, además, intolerable.

Todos los colectivos y entidades de la sociedad civil malagueña –y también del Campo de Gibraltar- han expresado su apoyo a este proyecto y son cerca de 30.000 las firmas que con nombre, apellidos y DNI respaldan esta iniciativa en el manifiesto impulsado por SUR. Es un clamor colectivo que debe escuchar el Gobierno, sin excusas ni vericuetos.

Málaga se la juega y hoy debe ser el primer paso de una travesía larga pero con una meta clara: un tren para la Costa del Sol.

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