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Ignacio López y Patricia Rueda elevan la tensión

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Salvador Salas

Ignacio López y Patricia Rueda elevan la tensión

Ambos se ensarzan sobre la violencia de género y la candidata de Vox llega a afirmar que «el PSOE es un partido que defiende a las mujeres, pero que luego se gasta dinero en los prostíbulos»

Jueves, 31 de octubre 2019

En los últimos meses en España se han destruido muchas de las expectativas que había puestas en los políticos. Ha crecido el malestar y en la escala de preocupaciones los representantes públicos ocupan una posición privilegiada. En abril se les ofrecieron votos para constituir el Gobierno central y ahora vuelven en busca de una segunda oportunidad. Detrás de la incapacidad para llegar a acuerdos, Málaga amanece en medio de una nueva batalla política por ver quién ocupará La Moncloa. Una campaña electoral sin debate televisivo es una campaña electoral sin sentido, pero también una campaña electoral en la que se le priva al ciudadano de su derecho a contrastar de manera sutil el comportamiento y las propuestas que ofrecen las diferentes elegidos por los partidos políticos. Este jueves por la noche, cuando finalizó el debate organizado por SUR en los platós de 101 TV, los diferentes candidatos testificaron que ya tienen cierto oficio ante las cámaras. La pregunta más urgente que se pudo hacer justo después del debate es la de quién ha ganado. La respuesta sincera: no hubo un claro vencedor. Pocas veces se les dará a los contendientes más libertad para interpelarse directamente como la que se ofreció en el debate de ayer. Bien es verdad que cada uno fue informado sobre las restricciones temporales, pero más allá de ello el moderador del debate, Manuel Castillo, les invitó en varias ocasiones a buscar el intercambio y la disputa dialéctica.

Sí hubo un conato de enfrentamiento con el asunto de Cataluña. Aunque los ánimos se incendiaron, realmente, entre Ignacio López y Patricia Rueda a raíz de la existencia o no de la violencia de género. Fue el momento de mayor tensión, con los candidatos del PSOE y Vox elevando notablemente el tono y rompiendo el clima de moderación que marcó todo el debate. «El PSOE es un partido que defiende a las mujeres, pero que luego gasta el dinero en prostíbulos», llegó a decir Rueda ante un López que, sorprendentemente, dejó sin contestar una afirmación de tanto peso.

También ofreció otra clarividencia muy nítida este debate a cinco, que se completó con Pablo Montesinos, Guillermo Díaz y Alberto Garzón: sea cuál sea el resultado del 10 de noviembre, todos son conscientes de que no pueden torpedear otra vez la formación de un Gobierno. Bien sea a través de un carrusel de abstenciones para dejar gobernar al candidato más votado o bien con un pacto a tres entre el PSOE, PP y Ciudadanos. En este ofrecimiento, por parte de Díaz, estuvo, una de las grandes revelaciones. Además de la confirmación, por si alguien aún lo dudaba, de que ya nada es como lo fue en abril.

Vídeo. Rifirrafe entre la candidata de Vox y el candidato del PSOE

Tampoco lo son las encuestas ni las perspectivas. Si Ciudadanos ahora surfea una ola raquítica, Díaz fue el que más empeño puso en destacar a su partido como un elemento útil. Los barómetros siempre influyen en cómo afrontar un debate. Si vas por delante, deja que vengan los demás y no cometas errores groseros. Si estás a rebufo, hay que hacerse notar, pero sin pasarse de vueltas. Díaz ofreció un pacto de diez puntos al PP y al PSOE y habló de «darle el protagonismo a la gente y quitarlo a los partidos». Bien es verdad que todos se alimentan como una mantis de la convicción de poseer la fórmula para desbloquear la situación. Todos, salvando a Vox, cuyo objetivo está ahora mismo en crecer y consolidarse. «Sobre los pactos, que hablen otros», precisó Rueda, siguiendo el posicionamiento que ya adoptó su partido en abril.

Montesinos repitió varias veces una frase: «Si Pablo Casado saca un escaño más que Pedro Sánchez, habrá un Gobierno». Se mostró moderado y puso énfasis en dejar claro que solo el PP tiene potencial para evitar una nueva victoria de Pedro Sánchez. Por momentos, también estuvo condescendiente con Díaz: «Entiendo vuestro nerviosismo, pero no te confundas de enemigo». López, por su parte, se sintió en todo momento atacado por el resto de candidatos, como si fuera un cuatro contra uno. El representante socialista insistió en la idea del voto útil: «El voto progresista se tiene que concentrar en el PSOE». Garzón, por su parte, cerró el primer bloque de la 'Gobernabilidad y políticas de pactos' reafirmándose en que solo habrá políticas de izquierdas efectivas si Unidas Podemos tiene presencia en el Consejo de Ministros. La exposición de argumentos preconcebidos tiene la ventaja de que ofrece seguridad a los aspirantes, pero se pasan por alto argumentaciones más complejas. En algunas ocasiones, los candidatos seguían con el camino que tenían trazado y no se adaptaban al flujo de la conversación.

Cataluña y crispación

Aunque Cataluña no ocupó un protagonismo central en el debate, sí fue el elemento que volvió a enfrentar de manera más notable a los candidatos, dejando entrever posturas muy enfrentadas. Garzón se defendió de la acusación de defender la autodeterminación, pero pidió diálogo entre todos. Díaz se mostró implacable y Rueda pidió la aplicación del artículo 155 sí o sí. Montesinos afeó a López los del PSOE en la Diputación de Barcelona. López redujo el conflicto a un «problema de convivencia en Cataluña» y cree que solo su partido tiene capacidad para maniobrar. De existir una solución, será muy a largo plazo.



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