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La nube de humo procedente de los históricos incendios forestales en Canadá esta ahora mismo en su punto máximo. No hay más que asomarse a la ventana para ver la aparente calima que cubre los cielos. «Efectivamente, hoy tenemos el punto álgido en Málaga», explica el director del Centro Meteorológico de Aemet, Jesús Riesco, aunque adelanta que a lo largo de esta tarde se difuminará totalmente.
Desde últimas horas de ayer hasta hoy por la tarde la masa se irá desplazando hacia el este e irá perdiendo densidad, por lo que hoy se prevé que sea el último día de este fenómeno. El fin de semana los cielos volverán a estar despejados.
José Luis Escudero, responsable del blog meteorológico de SUR.es, coincide en que la nube ha llegado hoy al punto máximo, a tenor de la información ofrecida por el satélite visible, y observa incluso zonas con alta concentración de cenizas. «El cielo está muy sucio, como en esos días de calima intensa que solemos tener en Málaga», describe.
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En cuanto a las temperaturas, el viento a 1.500 metros de altitud que entra de noroeste puede traer hoy terral al Valle del Guadalhorce y Estepona, donde Escudero prevé desde 36 y hasta 39 grados en Álora.
En cambio, en Málaga las temperaturas son suaves, en torno a 27 grados esta mañana, aunque una humedad relativa del 54% está dejando la típica sensación de «plasta pegajosa» habitual en los veranos malagueños.
A partir de mañana se tenderán a suavizar las temperaturas, que se quedarán incluso por debajo de los 30 grados en la capital y la Costa gracias al efecto refrescante del viento de sur-sureste flojo.
Como viene informando SUR, Canadá está viviendo la peor temporada de incendios forestales de su historia, que han calcinado ya más de 7,6 millones de hectáreas de bosques, según fuentes oficiales del país norteamericano.
La situación es de tal envergadura que el humo ha logrado cruzar el Atlántico y llegar a Europa. En los cielos de Málaga se empezó a notar al anochecer del martes, después de haber recorrido más de 7.000 kilómetros arrastrados por los vientos.
La presencia de los restos de combustión de los bosques se deja ver en forma de «cielos turbios, que dan sensación de calima». «Realmente son partículas en suspensión en la atmósfera, a la vista es similar a la calima, que normalmente en Málaga se debe al polvo del desierto del Sáhara, pero en este caso es materia de la combustión de los incendios en Canadá», explica Riesco.
La nube de humo va cambiando y no viaja todo el tiempo a la misma altitud, pero sí a un nivel considerablemente elevado. «Esta nube parece estar confinada por encima de los 1.100 metros de altitud y por eso no deberá afectar a las poblaciones por debajo de ese nivel», precisa en un comunicado el Instituto Portugués del Mar y la Atmósfera (IMPA).
La masa está compuesta por partículas muy pequeñas (de menos de 2.5 micrómetros) y por gases, especialmente monóxido de carbono. Este organismo ciñe las afecciones a una reducción de la visibilidad y del brillo del Sol, así como al cambio del color del cielo.
Por tanto, la concentración en la atmósfera es pequeña y no afecta en superficie, por lo que no supone ningún problema para la salud. Riesco recuerda que esta situación sí está provocando dificultades en ciudades próximas de Estados Unidos, como Chicago, donde la visibilidad es muy reducida por la gran concentración de humo.
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