La invasión rusa en Ucrania impacta en la recuperación económica de Málaga
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La amenaza de la inflación se suma a la incertidumbre de las 145 empresas de la provincia que mantienen relaciones comerciales en la zonaLa onda expansiva de la guerra desatada por Rusia en Ucrania llega hasta la economía malagueña, cuya recuperación emprendida en los últimos meses después de haber pasado lo más duro de la crisis sanitaria ya se ve comprometida por serias amenazas como el encarecimiento de ... las materias primas y el combustible (desde el petróleo hasta el gas), que pueden llevar a unos niveles de inflación que lastren el consumo privado y la actividad de las empresas.
A ello hay que sumar la incertidumbre que el conflicto deja en las 145 compañías malagueñas que mantienen relaciones comerciales con ambos países. En este sentido, el volumen de las exportaciones malagueñas a Ucrania y Rusia no juega un papel protagonista en el global de la balanza comercial de la provincia, pero los efectos indirectos del alza de precios de las materias primas y de la energía sí plantea un escenario más que preocupante.
Lo pone en palabras el presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), el malagueño Javier González de Lara: «Primero queremos trasladar nuestra inquietud y honda preocupación por una guerra en el corazón de Europa. Es un tremendo paso atrás y enviamos nuestra solidaridad absoluta al pueblo ucraniano. Desde el punto de vista económico, tiene una enorme trascendencia por la incertidumbre que supone esta situación».
«El precio de las materias primas –sigue González de Lara– se va a incrementar. Ya lo estamos viendo en los mercados. El combustible, el gas y la electricidad van a subir para todas las empresas, también las malagueñas. Esto es una situación insólita que no nos deja recuperar el aliento después de dos años de pandemia. Estábamos todos concentrados en cómo recuperar la economía y llega este conflicto».
En una línea muy similar llega el discurso del presidente de la Cámara de Comercio de Málaga, Sergio Cuberos: «Lo primero es del drama humanitario Dicho esto, el principal problema económico no viene tanto por el volumen de exportaciones de las empresas malagueñas con ambos países como por otros aspectos. Por ejemplo, Ucrania es un país muy importante en lo relacionado con la importación de materias primas, como el maíz, el trigo o el aceite de girasol y de soja. Por eso, la situación actual se va a traducir en una subida del precio de productos básicos, porque va a afectar a los alimentos que reciben los animales o a productos como el pan».
Cuberos incide en que el otro flanco tiene que ver con el mercado energético: «En apenas dos días ya hemos visto cómo ha subido el precio de la energía y, aunque no dependamos directamente de Rusia, sí nos puede afectar de manera indirecta a través de nuestros vínculos comerciales con países que sí dependen más de esas fuentes de energía».
«Con todo eso –apostilla Cuberos– la inflación nos va a dificultar la recuperación económica de la que tanta necesidad teníamos para este 2022. Se esperaba que durante este año la inflación se fuera atemperando, pero con la crisis actual ese escenario parece más complicado. Sobre todo, hay que tener en cuenta la duración del conflicto. Cuanto más dure, más se prolongarán sus efectos».
Por todo ello, ambos representantes empresariales consideran «muy preocupante» el escenario actual. Tanto González de Lara como Cuberos ponen el acento en la inflación. No en vano, un primer informe de Funcas determina que la guerra en Ucrania podría elevar ese indicador desde el 4,6 previsto hasta el 6,5% con el que ya se cerró el pasado mes de diciembre, apuntando el nivel más alto en la subida de precios de las últimas tres décadas. «Esos niveles de inflación serían letales para el consumo», advierte Cuberos.
Esa inflación, vinculada sobre todo al mercado energético, también representa uno de los aspectos económicos más amenazantes para Arturo Bernal, consejero delegado de Extenda, la empresa pública andaluza centrada en la internacionalización de las empresas de la región.
Detalla Bernal que en la actualidad 145 empresas malagueñas mantienen relaciones comerciales con Rusia y Ucrania. En concreto, 85 firmas de la provincia exportan a Rusia, de las que 17 lo hacen de manera regular; en el caso de Ucrania, 60 empresas malagueñas venden sus productos allí, de las que nueve lo han hecho de manera regular, es decir, de manera sostenida durante los últimos cuatro años.
«Sin dejar de lado las exportaciones, creo que pueden ser más preocupantes las importaciones de las empresas andaluzas», sostiene Bernal. «De Rusia importamos petróleo, otros aceites minerales, pescados y químicos, que se emplean sobre todo como abono. La cuestión de los minerales me parece de especial trascendencia, porque tiene que ver no sólo con el silicio, sino también con el talio, o el platino, que son muy importantes para la fabricación de componentes de microelectrónica. Y en cuanto a Ucrania, hablamos de uno de los grandes productores de grano de Europa y esta situación puede afectar de manera muy sensible a los costes de producción de muchas empresas del sector agrícola y ganadero».
Y sin dejar de lado lo anterior, en líneas generales preocupan más, por ahora, los efectos indirectos del conflicto en la economía malagueña que la pura balanza comercial con Rusia y Ucrania. No en vano, los informes de Extenda y de la propia Cámara de Comercio determinan que las exportaciones malagueñas a Rusia representan un modesto 0,5% del total de las operaciones exteriores emprendidas por las empresas de la provincia. En números totales, las ventas desde Málaga hacia Rusia sumaron 12,62 millones de euros en 2021, frente al montante global de los 2.440 millones de euros en exportaciones procedentes de la provincia de Málaga en 2021.
Se trata justo de uno de los indicadores que apuntaban hacia la recuperación de la economía malagueña después del periodo más oscuro de la crisis sanitaria. Pero ahora llega otro zarpazo desde Ucrania, cuyas consecuencias humanitarias, políticas y económicas son todavía una incógnita.
En esta información ha colaborado Matías Stuber.
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