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Iván Mata
Alberto Garzón, el comunismo por bandera

Alberto Garzón, el comunismo por bandera

De fuertes convicciones y con cualidades de liderazgo, el político malagueño es un republicano convencido que se refiere al rey como «ciudadano Borbón«, un defensor de la alianza de IU con Podemos y se convierte en el primer ministro comunista desde el final de la Guerra Civil

Jueves, 9 de enero 2020, 12:56

En octubre de 2017, año en el que se cumplía el cuarenta aniversario de la legalización del Partido Comunista de España por parte del Gobierno de Adolfo Suárez en plena Transición, Alberto Garzón publicó el libro 'Por qué soy comunista', una reflexión sobre la crisis del capitalismo y donde defendió un modelo alternativo basado en las ideas marxistas. Una ideología que forma parte del 'adn' del nuevo ministro de Consumo, quien hace bandera de ella y ha logrado el hito de que por primera vez en ochenta años haya comunistas en el Gobierno de España (junto a él también tiene el carnet del partido Yolanda Díaz, titular de Trabajo). El diputado por Málaga recoge el testigo de quienes fueron ministros de la Segunda República durante la Guerra Civil por la cuota del PCE: Vicente Uribe -titular de Agricultura- y Jesús Hernández Tomás -al frente de las carteras de Instrucción Pública y Bellas Artes, primero, e Instrucción Pública y Sanidad, después-.

Y es que el pensamiento político del nuevo ministro es deudor de la heterodoxia marxista y de la corriente postkeynesiana salpicada de principios de la ecología política. La presentación del libro en el que defiende su ideología corrió a cargo del histórico Julio Anguita, uno de los referentes de Garzón, quien además de su carnet comunista también hace gala de su republicanismo, abogando por la instauración en España de una república federal. En esa línea, ha defendido «los principios y valores» de la Segunda República, publicó un libro titulado 'La Tercera República' y cuando se refiere al Jefe del Estado, el rey Felipe VI, siempre lo hace con la expresión «el ciudadano Borbón». Además en varias ocasiones se ha mostrado partidario de que España abandone la OTAN.

De fuertes convicciones y con cualidades de líder nato, que esconde bajo su aparente timidez, según reconocen quienes mejor lo conocen, la llegada de Garzón a la mesa del Consejo de Ministros supone la vuelta de un malagueño al Gobierno tras la destitución, en abril de 2009, de la socialista Magdalena Álvarez al frente de la cartera de Fomento en una de las remodelaciones del gabinete acometida por el presidente José Luis Rodríguez Zapatero.

Al frente de un ministerio que se desgaja de la cartera de Sanidad y donde tendrá competencias en materias como las casas de apuestas, Alberto Garzón consagra su carrera política, cuyos orígenes hay que buscarlos en el estallido, en mayo de 2011, del 15-M. El malagueño se implica activamente en este movimiento y lo catapulta al primer plano tras su aparición en programas de televisión como '59 segundos' y su participación en otros medios de comunicación. Su imagen se empieza a convertir en habitual para los españoles y no pasa desapercibida para los dirigentes de IU en Málaga, quienes se fijan en el potencial de este militante de Rincón de la Victoria y, en aquel momento, sin experiencia política previa en primera línea, situándolo como cabeza de lista a las elecciones generales del 20 de noviembre de 2011, donde sale elegido diputado.

Al frente de IU desde 2016

Comenzó entonces Garzón un ascenso político como figura emergente de la izquierda española, que le llevó al liderazgo nacional de IU en junio de 2016 en sustitución de Cayo Lara. Fueron aquellos unos momentos complicados para la coalición de izquierdas, que se veía desplazada de su espacio político por el auge de Podemos y su líder Pablo Iglesias. En esos momentos a Alberto Garzón, como reconoció años después en el programa 'La Alameda', «le quitaba el sueño la posible desaparición de IU».

Por ello, desde el liderazgo de IU ha sido uno de los grandes defensores de tender puentes y alianzas con Podemos, que quedó consagrado en el famoso 'pacto de los botellines' rubricado con Iglesias -con quien mantiene una buena amistad- y con el que las izquierdas articularon su frente electoral. Una estrategia política no compartida por toda la organización y que le llevó a enfrentamientos con Pedro Moreno Brenes, exportavoz de IU en el Ayuntamiento de Málaga, quien terminó dejando IU y el PCE tras cuarenta años de militancia.

Garzón es un asiduo de las redes sociales donde sus comentarios y fotos suelen generar numerosas reacciones y no pocas polémicas. La más reciente tuvo lugar a final del pasado año cuando colgó una foto junto a su esposa Anna Ruiz y su hija, Olivia, -esperan un segundo vástago-, para felicitar la Navidad con este mensaje: «Hace más de dos mil años que se celebran estas fiestas, que representa y simbolizan el inicio de un tiempo de menor oscuridad y más luz. Desde hoy las noches son más cortas y los días más largos. Así que divertíos, y si podéis hacerlo en familia... mucho mejor. ¡Felices fiestas!».

Hijo de profesor y farmacéutica

De la cosecha de 1985, Alberto Garzón nació en Logroño, ciudad de su madre, Isabel Espinosa, una farmacéutica fallecida en 2014 víctima de una enfermedad, una pérdida que afectó especialmente al político malagueño. Con apenas tres años se trasladó a Marchena, donde su padre, Alberto Garzón Blanco, oriundo de Málaga, logró una plaza de profesor en un instituto de esta localidad sevillana. Allí permaneció hasta que en 1994 se trasladaron a vivir a Rincón de la Victoria, donde sus progenitores veraneaban de soltero y se conocieron. Un municipio donde Garzón se ha forjado personal y políticamente hasta convertirse en un malagueño de adopción.

Criado en una familia de izquierdas aunque no militante, Garzón fue un buen estudiante sin ser un empollón y desde pequeño fue una persona muy inquieta y con inquietudes. Su infancia y juventud son los recuerdos de lecturas variadas que van desde la colección de 'Mortadelo y Filemón' a la literatura fantástica con títulos como 'El Señor de los Anillos' pasando por libros de mitología griega. Pasiones que compartió con el fútbol, donde jugó de delantero y de joven hizo las pruebas para entrar en el Club Deportivo Rincón, aunque no lo admitieron. Como aficionado, le tira la sangre riojana y la estrecha unión con sus primos, y se declara seguidor del Logroñés.

La informática es otra de sus pasiones. «El regalo de comunión que pidió fue un ordenador, el primero que entró en casa», recordaba su padre en una entrevista. Y es que al nuevo ministro siempre le gustó todo lo relacionado con las nuevas tecnologías y los videojuegos. En este sentido, cuando concluyó la selectividad sus pasos parecían dirigirse hacia los estudios de Informática, pero al final cambió y se matriculó en Administración y Dirección de Empresas, aunque a la conclusión del primer curso se pasó a Económicas, donde se licenció en el curso 2007-2008.

Esos años en las aulas del campus de El Ejido de Málaga son fundamentales para comprender el devenir posterior de este ateo. Un ateísmo que no fue obstáculo para que durante varios años fuera hermano de la Cofradía del Rescate, donde incluso se talló para sacar el Martes Santo el trono del Señor de calle Agua, aunque finalmente sus obligaciones en la Universidad de Málaga -donde trabajaba en la recta final de sus estudios, le impidieron salir bajo los varales-.

En su etapa universitaria, fundó la asociación de izquierdas Estudiantes por una Economía Crítica, ganando las elecciones en la facultad hasta entonces controlada por colectivos conservadores y entró en el claustro de la UMA. En ese periodo conoció al profesor Juan Torres, cuyo pensamiento le influyó sobremanera al punto de ser uno de sus valedores y con el que trabajó estrechamente llegando a formar parte de Attac, una organización promotora del control democrático de los mercados financieros. Después ambos se distanciaron.

En esa fase final de sus estudios, ya era militante de IU y el PCE. Tras licenciarse en Económicas hizo un máster en Economía Internacional y Desarrollo por la Universidad Complutense de Madrid y, posteriormente, fue becario de la UMA y en el Instituto de Comercio Exterior, a cuya conclusión se quedó en el paro, lo que le llevó a meditar irse fuera de España hasta que obtuvo un contrato de investigación en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. De ahí dio el salto a la primera línea política en 2011 y en menos de una década ha culminado una carrera política fulgurante que le llevará a sentarse cada viernes en la mesa del Consejo de Ministros de España.

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