Curro Machuca, portavoz del Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Málaga, ayer, a las puertas de SUR. Ñito Salas | Vídeo: Pedro J. Quero
Portavoz del Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Málaga

Curro Machuca: «Mientras la vivienda sea un bien de mercado, no se solucionará el problema»

El Sindicato de Inquilinos de Málaga convoca una concentración para el sábado y aboga por la prohibición de las viviendas turísticas y la despenalización de la okupación

Miércoles, 26 de junio 2024, 00:30

Curro Machuca (Marbella, 1987) es una de las caras que están haciéndose más visibles dentro del movimiento social por el derecho a la vivienda que este sábado ha convocado a la ciudadanía en la Plaza de la Merced. Este profesor de Historia en la UMA aboga por propuestas recurrentes, como la puesta en marcha de un parque de vivienda en alquiler, pero desliza otras más polémicas, como la despenalización de la okupación o la prohibición de las viviendas turísticas –bajo éstas, dice, subyace un turismo excesivo para el que no hay plazas suficientes–.

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–'Málaga para vivir, no para sobrevivir' es el lema de la manifestación del 29-J.

–Málaga es una ciudad en donde cuesta cada vez más vivir. El común de los mortales, más que vivir, malvivimos o sobrevivimos, por el problema de la vivienda, la precariedad laboral o cuestiones más estructurales, como la sanidad o la educación. El modelo de ciudad hegemónico basado en el monocultivo turístico no ayuda. Queremos vivir en la ciudad en la que producimos, no sólo sobrevivir.

–¿Cómo se organizan?

–El Sindicato de Inquilinas convoca la manifestación, pero en la organización han participado más colectivos y, sobre todo, personas individuales. El Sindicato es una organización de apoyo mutuo e intereses comunes en torno al problema del alquiler. Nos organizamos de forma asamblearia lo más horizontal posible. Son principios importantes porque el problema de la vivienda es político y colectivo y la lucha tiene que ser colectiva y lo más abierta posible. Somos honestos en nuestro discurso: hablamos de lo que sabemos, partimos de años de experiencia trabajando en la situación específica de los barrios y eso nos permite tener un discurso armado.

–La manifestación de Málaga coincide con otras que han tenido lugar en otras ciudades. ¿Están en contacto?, ¿trabajan en red?

–Intentamos estar federados en torno a un problema común que es la vivienda, pero cada sindicato y cada movimiento toma formas distintas y actúa de forma autónoma. En Málaga pensábamos que ahora era el momento de salir, tenemos muchísimo apoyo y seguramente vengan compañeros y compañeras de otros lugares a apoyar. La vivienda es un problema estructural en España. Lo que pasa es que en Málaga el extractivismo turístico lo agrava.

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–Han estado calentando el 29J con asambleas en los barrios. ¿Qué respuesta han tenido?

–La respuesta ha sido muy positiva, con más de cien personas en los encuentros de Cruz del Humilladero o en La Luz, lo que evidencia que amplios sectores de la población malagueña sufren malestar por la vivienda y el modelo productivo. Son problemas políticos a los que no se está metiendo mano: se trata de una cuestión de economía política, con unos intereses de un lado, otros de otro lado, y en medio unas instituciones que pueden intervenir; pero esas intervenciones no están yendo en pos del interés mayoritario.

«Mientras no exista una política efectiva de vivienda, cualquier alternativa habitacional para las personas que no tienen hogar son válidas: por eso pedimos que se despenalice la okupación»

–Metámonos en materia: ¿Qué diagnóstico hacen del problema de la vivienda y qué recetas dan?

–Mientras que en este país se siga concibiendo la vivienda como un bien de mercado, como un activo financiero, y no como un hogar, vamos a seguir con este problema. La raíz está ahí. A partir de aquí hay una serie de políticas que se pueden desarrollar. Es absolutamente necesario regular los precios del alquiler. Y movilizar los casi cuatro millones de viviendas vacías que hay en todo el Estado junto con los otros casi tres millones de uso esporádico. Mientras no exista una política efectiva de vivienda, cualquier alternativa habitacional para las personas que no tienen hogar son válidas: por eso pedimos que se despenalice la okupación y el fin inmediato de los desahucios. Y también un programa de vivienda efectivo que se puede traducir en un parque de alquiler público. Desde el sindicato no pedimos tener viviendas en propiedad. ¿Se puede hacer efectivo el derecho a la vivienda con un parque de alquiler público? Sí, porque significa que las personas que viven en esa casa tienen el usufructo. Así, además, se cambia la concepción general en torno a la vivienda: si hay un parque de vivienda pública en alquiler ya no puedes especular tan fácilmente con ella. Y sumo otra medida: el control y la fiscalización de los abusos constantes que se cometen por parte de las inmobiliarias que cada vez acaparan más viviendas y hacen pagar a los inquilinos los honorarios que han de abonar los propietarios.

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–¿Despenalización de la okupación?

–En este país se ha generado una burbuja mediática en torno a la okupación. Lo que sabemos con datos en la mano es que lo que recoge el Código Penal como delito de okupación es ínfimo y, además, en los casos así tipificados que conocemos, más del 80% de las personas son mujeres solas con hijos a su cargo. Creo que es mucho mejor entrar en una casa vacía de un fondo de inversión o de un banco que estar en la calle. Pero éste no es un problema estructural: se ha sobredimensionado para generar alarma social y miedo. También es importante que se sepa que las personas que entran en una vivienda porque no tienen otra alternativa habitacional no lo hacen con gusto ni se sienten orgullosas; sólo necesitan una solución. Y nadie está ocupando casas de familias trabajadoras que puedan estar vacías. Hace unos años se nos decía que comprar una vivienda era la forma de ascender socialmente, de tener una vida, pero ahora es imposible para personas trabajadoras que reciban un sueldo normal: ésta es una de las ciudades con una de las rentas más bajas del país al tiempo que es el lugar donde las hipotecas son más caras.

Curro Machuca, en un momento de la entrevista con SUR. Ñito Salas

–¿Se encuentran con fricciones generacionales? Mayores propietarios y jóvenes que no lo son pueden tener intereses contrapuestos.

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–Las personas a partir de los 50 años suelen tener vivienda en propiedad. Las más jóvenes no la tienen. Eso evidentemente indica una diferencia material. Pero muchos de nuestros padres, abuelos o gente cercana están muy preocupados porque la situación les afecta a sus hijos, a sus nietos. El problema de la vivienda y el extractivismo turístico están generando desigualdad y empobrecimiento. Ésa es la experiencia común. En Málaga hay un 20% de población inquilina, creciente en los últimos diez años, que son en parte jóvenes formados con origen en la clase media, pero hay muchas personas mayores solas, también madres solteras y mucha población inmigrante trabajadora de la hostelería –y aquí hay un problema a denunciar: el racismo en el mercado del alquiler, incluso con personas que tienen DNI español–.

«Los pequeños propietarios que alquilan son más sensibles y cumplen la ley»

–¿Hay problemas para alquilar una vivienda a una mujer sola con hijos ante el riesgo de que sea considerada vulnerable?

–Sí. Pasa diariamente porque hay un incumplimiento sistemático de la ley por parte de sectores propietarios y las exigencias en forma de meses de garantía o de tener en el banco una determinada cantidad de dinero. Y esto lo sufren más las personas con mayor vulnerabilidad. Suele pasar sobre todo con empresas del sector inmobiliario y con propietarios que tienen un elevado volumen de viviendas. Los pequeños propietarios son más sensibles y cumplen la ley. Pero el problema de la acumulación de vivienda está ahí e implica tener una posición de fuerza para poner sobre la mesa cuestiones como establecer como contrato más habitual para largas estancias el de nueve u once meses, para transcurrido ese plazo, subir el precio más de lo que marca la ley, que este año es un 3%. Estamos ante un contrato fraudulento. Porque éste ha de ser de cinco años o de siete, según se sea un pequeño propietario particular o una persona jurídica.

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–¿Qué papel tienen en el mercado inmobiliario los nómadas digitales o los trabajadores de otros países, con mayor poder adquisitivo?

–Es uno de los 'quids' de la cuestión. Málaga es una de las capitales de provincia con menor renta por habitante, pero hay unos desarrollos urbanísticos importantes en la ciudad que se están vendiendo a 600.000 o 700.000 euros. En principio entendemos que el comprador de estos pisos puede acogerse a ese perfil de los nómadas digitales, lo que implica que se está produciendo un desplazamiento de la población y hay datos que lo certifican: Málaga gana población, pero la gente entre 25 y 40 años ha descendido; en esa franja de edad es en la que están los nómadas digitales, pero seguramente muchos de ellos no están censados. Empieza a haber una sustitución de población en diferentes zonas de la ciudad por razones económicas: hay gente que viene a disfrutar de lo que ofrece Málaga y quienes producen que todo eso sea posible se tienen que ir. Málaga es como una fábrica: las personas que trabajan en esa fábrica, trabajadores y trabajadoras, no viven en ella, van a la fábrica, les explotan en ella, les arrebatan su plusvalía y luego van a vivir fuera de la fábrica. Málaga es una fábrica que sólo produce turismo a la que la gente va a trabajar, pero luego se tiene que ir.

–Con esas afirmaciones les pueden tildar de turismófobos.

–No estamos en contra del turismo. Pero hay un problema económico, un problema del sistema productivo: en Málaga el turismo es hegemónico. Como sindicato preocupado por la vivienda en alquiler nos preocupa la cuestión del modelo extractivista turístico, porque está afectando al alquiler. No se trata de cuestionar en sí misma la actividad turística, sino de cuestionar la forma en la que se produce. No negamos que el turismo genera unos beneficios ingentes, pero éstos no recaen en el común de la ciudadanía y en las personas que trabajan en el sector del turismo: quienes trabajan en la hostelería no pueden alquilar una vivienda, en parte porque los convenios no se cumplen y no les pagan las horas extras. El modelo ha empobrecido a la ciudad y ha traído más desigualdad.

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«Somos partidarios de que se prohíban las viviendas turísticas. Las casas son para vivir, no son para especular y hacer dinero»

Ñito Salas

–¿Es una cuestión sólo de la redistribución de los beneficios que genera el turismo?

–Yo voy a hablar de la solución que nosotros tenemos, que es en torno a las viviendas turísticas. La vivienda es un derecho y, por tanto, entendemos que no se debe hacer negocio con ella. La vivienda turística, dentro del capitalismo rentista, ha venido a elevar la problemática a un nivel superior, porque estamos usando los inmuebles originalmente destinados a vivienda para una actividad privada no regulada y rodeada de abusos. Somos partidarios de que se prohiban las viviendas turísticas. Las casas son para vivir, no son para especular y hacer dinero.

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–¿Cuáles son sus expectativas para la manifestación?

–Para nosotros ya es un éxito que en la agenda pública de Málaga se empiece a hablar del problema estructural de la vivienda y de los problemas del modelo extractivista turístico. Creemos que se ha podido llegar a este debate mucho más amplio, con muchas más voces, porque la movilización del 29 de junio lo ha propiciado. Esta es una cuestión política y la vamos a luchar políticamente. Y el primer hito es el 29J. Aunque no termina ahí. Ahí empieza. También consideramos un éxito el apoyo recibido, los ánimos, la afluencia, la preparación y la organización de la manifestación y sobre todo el trabajo de propuestas y de trabajo político que se está generando. También, la alianza con personas afectadas de otros ámbitos por el modelo turístico, como del ámbito laboral y del ecologismo. El problema de la vivienda es central, pero no es el único. Va a ser una manifestación importante. Nos importa menos si con más o menos personas. Creemos que la cuestión política que queríamos poner sobre la mesa se ha puesto y a nosotros como sindicato, como organización de intereses específicos en la vivienda nos sirve, porque nos refuerza. Vamos a poder trabajar mejor y vamos a poder enfrentar el problema en condiciones más óptimas.

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