Algo está pasando en el sector agrario. La preocupación por la sequía se extiende como el fuego en los campos de Andalucía. A los agricultores y ganaderos les ronda por la cabeza que sin agua no hay vida ni cosecha. O llueve o la región ... está abocada a sufrir y el sector agrario, el segundo pilar económico de la región después del turismo, peligra. Miles de empleos están en juego. Y con la sequía apuntando a problema estructural, el foco recae sobre las distintas administraciones y sus responsables, encargados de diseñar las políticas e impulsar las infraestructuras que sirven para garantizar el abastecimiento.
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En este contexto, el dialogo mantenido este viernes entre la consejera de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural, Carmen Crespo, y el director de este periódico, Manolo Castillo, sirvió para conocer la visión que tiene la Junta de Andalucía sobre el agua a corto y medio plazo. En este encuentro, coorganizado por SUR y Famadesa, Crespo dejó claro que en la lucha por el agua también hay una batalla sobre cuáles deben ser las soluciones con el Ejecutivo de Pedro Sánchez. «A Andalucía le perjudica la concepción ideológica que tiene el Gobierno central del agua», dijo.
Frente a representantes del sector, en el salón de actos del hotel Vincci Posada del Patio, Crespo argumentó su postura en las negativas que habría obtenido la Junta a la hora de impulsar posibles soluciones para la sequía, basadas en el recrecimiento de presas y en una apuesta decidida por los trasvases.
En el caso de la provincia de Málaga, el trasvase de agua del pantano de Iznájar sirve como ejemplo paradigmático. Según detalló la consejera, en numerosas reuniones , en Madrid, se habría constatado que no hay voluntad de afrontar el problema hídrico en Andalucía como la Junta lo considera necesario. «El Estado es el que más nos está frenando para sacar adelante proyectos para la sequía», aseguró.
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Matías Stuber
La ansiada cooperación entre administraciones de distinto signo político, tan deseable en un asunto de urgencia como lo es la sequía, no se estaría dando. En esta concepción ideológica del agua a la que aludió Crespo, se pondría en riesgo el futuro de pequeñas y medianas empresas agroalimentarias de Andalucía, clave para el PIB de la región y del propio Estado. «Ni los trasvases son una prioridad para el Gobierno y ni las presas», repitió.
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Crespo se mostró comedida y sin entrar demasiado a la hora de abordar las elecciones generales del 23J y un posible cambio en el Gobierno. No obstante, se aventuró en deslizar que con un Ejecutivo encabezado por el PP el escenario cambiaría significativamente.
La política del agua es compleja y las infraestructuras hídricas son costosas. Pasan años hasta su ejecución. Pero Crespo defendió una política autonómica muy centrada en el problema de la sequía. «El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, lo tenía claro cuando entró». En este sentido, reivindicó que hay 300 obras de depuración en marcha en la región.
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La consejera también destacó el esfuerzo presupuestario de la Junta en la provincia de Málaga, con 300 millones de euros. En este punto, Crespo defendió con intensidad la apuesta de la Junta por las desaladoras como herramienta para regenerar el agua.
Sí celebró, en este punto, la sintonía con el Gobierno para ejecutar una desaladora en la Axarquía. Un proyecto para el que se estima una inversión de 100 millones de euros. Aseguró, además, que esta desaladora no cierra las puertas a los proyectos privados que optaban a la concesión de la desalinización del agua (Propuestas de Acciona, Magtel y la alianza formada por Trops, Grupo Cobra y la Universidad de Málaga).
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Al margen de la sequía, Crespo también abordó asuntos relacionados con la ganadería. Una de las principales quejas del sector radica en la dificultad para sacar adelante construcciones de nuevas granjas. Proyectos que se estrellarían contra el muro de la burocracia y, en no pocas ocasiones, contra la propia Consejería de Medioambiente. «Se están planteando simplificaciones administrativas. Eso va a facilitar mucho las posibilidades que se puedan dar desde Medioambiente», prometió.
En pleno vendaval por las críticas al sector cárnico y también al de la fresa, Crespo apuntó a que ambos padecen un mismo problema de fondo: un lobby medioambiental cada vez más radicalizado y con más poder. «Eso está en toda la estructura de la Unión Europa. Son los que protagonizan las campañas de difamación contra nuestros agricultores», señaló.
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Por último, en relación directa a este problema, la consejera insistió en la necesidad de estar más presente en Bruselas. «Hay que hablar allí y ver las directivas que salen. Tenemos la obligación de promocionar la sostenibilidad de nuestro sector cárnico en las instituciones de la Unión Europea. Explicar que la fresa de Huelva tiene una huella hídrica 20 veces menor a la de otras zonas», finalizó.
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