La Armada de visita en Málaga: así son estos colosos flotantes

La vida a bordo es, ante todo, estrecha. Caminar por una de estas fragatas es hacerlo por un laberinto de pasillos no aptos para claustrofóbicos. También se intuye dura. Los cadetes se organizan en turnos. La inestabilidad geopolítica obliga a misiones que siempre aguardan cierto riesgo. En la cubierta acaricia el sol y la luz del día. En el interior, sin embargo, todo es angosto y oscuro.

El capitán de navío de la fragata 'Santa María' es Ernesto Grueso. Luce varios blasones en la solapa y un moreno que sugiere muchas horas de trabajo al aire libre. Cuando se le pregunta por si percibe que la actual situación geopolítica hace que su trabajo sea más peligroso, contesta sin dudar: «Yo estoy tranquilo». No niega la inestabilidad pero confía en el buen hacer de la Armada.

Las cuatro fragatas que se pueden ver en Málaga llegan de varios días de ejercicios y maniobras en el Golfo de Cádiz. Entrenar guerra para que saber de guerra por si llega. A bordo, un paseo por los estrechos pasillos de la 'Santa María', que tiene un peso de 3.900 toneladas, sugiere una rutina que apenas difiere de un día para otro. Quien está debajo de la cubierta no ve la luz del día. ¿Privacidad? Básicamente inexistente. ¿Oportunidades de ocio? Pocas.

Quien entra en la Armada, se suscribe también a una misión. En estos momentos se llama 'Operación Atalanta'. Una lucha contra la piratería en el mar frente al Cuerno de África, donde las palabras «fuego» y «abordaje» se conjugan si fuera necesario. Pensar que la vida propia podría estar en juego se aborda con cierto prosaísmo: se piensa pero uno ha aprendido a convivir con ello.

La cubierta se percibe más grande una vez que se pisa que desde fuera. Sentido, medio campo de fútbol. Es un día de enero que parece sacado de una postal. El mar está como un plato y no corre viento. En alta mar, esto puede cambiar en pocos minutos, como en una montaña rusa. El capitán Grueso repite varias veces la palabra «seguridad».

Saber cómo es la vida interior de la tripulación del 'Santa María' es complicado. En guerras, dice el tópico, hay poco lugar para las emociones. La vida interior de las fragatas sí se puede comprobar estos días en Málaga.