La sequía, principal hipótesis para la elevada muerte de pinos en los parques de Málaga

La llamada «seca del pino» ocupa los mayores esfuerzos de este departamento desde hace meses, según informan fuentes municipales, que apuntan a que todos los indicios y pruebas realizadas hasta ahora señalan a un motivo «claramente climático». En este punto, la hipótesis principal es que la falta de precipitaciones está ocasionando un debilitamiento de los arboles, que acaban secándose en poco tiempo.

Estas son las conclusiones de los técnicos municipales, si bien, al objeto de contrastarlas, han acudido a la Escuela de Montes de la Universidad de Córdoba. Un grupo de expertos de este centro hizo una visita de campo a la capital malagueña días atrás, en la que estuvieron acompañados por técnicos del Servicio de Parques y Jardines. El grupo visitó varias zonas forestales donde se ha observado un decaimiento importante, como son Monte victoria, Gibralfaro y Monte Calvario.

Los investigadores tomaron muestras para un análisis de las mismas en el laboratorio; aunque las fuentes municipales aseguran que unos y otros coinciden en que el principal motivo es la falta crónica de precipitaciones.

En cuanto a la presencia de organismos oportunistas, que también están entre las causas del fallecimiento, al igual que ya fueron detectados por los técnicos municipales, los profesores de la universidad advirtieron la presencia de dos microorganismos: Matsucoccus sp y Thomicus sp. Se trata de insectos propios del hábitat de los pinos, habituales en estos árboles, pero que se ceban en los ejemplares debilitados previamente por la ausencia de agua. En función de los resultados de los análisis, el Ayuntamiento de Málaga está valorando ampliar el alcance del estudio con la Escuela de Montes de Córdoba.

El botánico y profesor de la Universidad de Málaga (UMA) Enrique Salvo, que también está investigando sobre esta preocupante situación, coincide en que, si bien la principal hipótesis de trabajo es la sequía, los expertos cordobeses se han llevado material para una analítica de insectos en el laboratorio.

En cuanto a las últimas lluvias, Salvo valora que con lo que ha caído los árboles se han podido recuperar levemente y de manera momentánea; aunque advierte de que lo peor llegará cuando terminen los meses húmedos y la temporada estival se asiente: «El suelo no tiene agua», sentencia.

El Ayuntamiento de Málaga ya ha invertido unos 180 jornales en la retirada de troncos con sus medios técnicos, lo que supone unos 800 árboles muertos. Todavía quedarían otros 200 que han corrido la misma suerte en los parques forestales de la ciudad, y que tienen que ser talados.

Además, ante la inquietud generada por esta elevada mortandad, el Área de Sostenibilidad Ambiental puso en marcha hace cinco meses una prueba piloto, consistente en acotar una parcela de unos mil metros cuadrados en el monte de Gibralfaro, que actúa como testigo. Esta se está regando artificialmente con agua una vez a la semana, con el resultado de que estos ejemplares no están muriendo. De ahí la principal hipótesis de trabajo.

En la capital, la «seca del pino» deja ya claros signos de declive en las masas forestales de Gibralfaro, Monte Victoria, El Morlaco, el Jardín del Recuerdo de Parcemasa y en el parque natural de Los Montes de Málaga, según los datos de la UMA. Con todo, hay que recordar que las zonas forestales de la capital suman más de 4,5 millones de metros cuadrados, con cientos de miles de ejemplares. También en los municipios de la Gran Málaga, sobre todo en el lado de la Axarquía, hay un problema grave de pérdida de masa forestal por las mismas causas.