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El Guadalmedina mostró durante siglos su cara más agresiva. Centenares de muertes así lo atestiguan. Todo hasta que tras la 'riá' de 1907 se empezó a trabajar en la presa de El Agujero. Después el río fue encauzado y ya en 1983 entró en carga ... El Limonero, una infraestructura defensiva, de laminación de avenidas. Justo acababa de ocurrir la desgracia de la presa de Tous; en Valencia, una tierra que está de triste actualidad por la devastación de la DANA. Una ciudad en la que también se propusieron, como aquí, desviar el cauce del Turia, aunque no eran proyectos miméticos en absoluto. Allí lo consiguieron. Aquí, se ha pasado por diferentes ideas, incluyendo la ganadora del concurso de Ciedes y que firmaba José Seguí. La última idea sobre la mesa, los puentes-plaza. Con todo este contexto reciente, se reabre un debate que, en este caso es como el Guadiana, aparece y desaparece, ¿es seguro el Guadalmedina?, ¿es seguro intervenir en él?, ¿los puentes citados multiplican el peligro?
Una primera cuestión que hay que fijar es que durante las dos danas casi consecutivas (29 de octubre y 13 de noviembre) que se cebaron con la provincia la presa hizo su función. Es más, en la segunda, el río se desbordó aguas arriba, en Casabermeja. Por suerte, el saldo del episodio fueron daños materiales solamente. A los pocos días hubo que hacer un desembalse para despejar los desagües de fondo y seguir garantizando la capacidad operativa de la presa.
Existen claves técnicas de enjundia en una tribuna publicada en SUR esta semana por un experimentado ingeniero de Caminos, Jorge Robles, que se jubiló en abril de este año y que fue comisario de Aguas en la Cuenca Mediterránea. La primera es que la explotación de la presa ha subido las exigencias: «[...] los planes de seguridad de las presas se modificaron las normas de explotación de El Limonero, bajando el máximo nivel de embalse y reduciendo el alivio de la presa a 150 m3/s. Se pasó de 400 a 150 incrementando enormemente la seguridad y adoptando una postura de máxima prudencia».
Otro hecho cierto que relata es que desde que se puso en carga la presa, hace ya 41 años, nunca se ha desbordado el río. Y esto viene a colación del debate, sobre el que el propio alcalde, Francisco de la Torre, ha encargado modelizaciones al Área de Medio Ambiente: ¿Qué hubiera pasado en Málaga con una tromba con la de Valencia? Los contrarios al proyecto de las plazas-puente, como prosigue el artículo, han reabierto el mensaje de peligro si se interviene de este modo.
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En este punto, sobrevienen más interrogantes: ¿Cuál es la capacidad de desagüe del cauce urbano?, ¿cómo influyen los arroyos tributarios? Como apostilla temporal, cabe recordar que el famoso Plan Guadalmedina del año 2000, valorado en 500 millones de euros y que pretendía el desvío de las aguas mediante dos grandes túneles hacia el Peñón del Cuervo y el sistema Viñuela, también tenía una componente forestal y de actuación sobre los arroyos. Sólo se hizo un parque y se secó. El tratamiento de los arroyos tributarios contemplaba hasta 31 pequeños diques para frenar el agua. Tampoco se intervino. Recientemente sí lo ha hecho la Junta de Andalucía con algunas tareas de revegetación y otras actuaciones blandas.
Sobre el caudal para el que el río tiene capacidad, volviendo al artículo de Robles «los famosos 600 m3/s se remontan a 1909, tras las inundaciones de 1907, estudiando la presa del Agujero y el encauzamiento de los años 20. En los años 60 y 70 se mostró insuficiente lo realizado, los desbordamientos del encauzamiento eran habituales»
El Limonero, según el texto, se hizo para desaguar 400 m3/s en situaciones extremas de lluvia. Se estimaban 200 m3/s de aportes de los arroyos afluentes y una capacidad de encauzamiento de 600.
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Con los cambios normativos en la presa, el ingeniero relata que el Ayuntamiento preguntó a la Consejería de Agricultura. «Existían estudios recientes que determinaban ese caudal, daban cifras entre 216 y 260 m3/s. Hubiera sido fácil sumar, pero la prudencia, obligada en este caso, llevó a una revisión », añade. Y, además, se incluyeron factores nuevos: se incrementaron las aportaciones teniendo en cuenta el arrastre de sólidos y sedimentos. Y dejó de tratarse el cauce como algo único, se dividió. «Es evidente que el caudal que circule a la altura del CAC será superior al que lo haga a la altura del Conservatorio».
Robles subraya que los trabajos hasta la fecha no tenían en cuenta que los arroyos vierten al cauce a través de conductos. Todos menos dos, el Pastelero y Pescadores. O sea, que al río llegará lo que quepa, por simplificar, por esos tubos. Otra parte irá por las calles.
«Al analizar estos factores se redujeron los caudales por las aportaciones de la parte baja de la ciudad, pero se mantuvo la máxima avenida en los otros arroyos por mayor seguridad y en la idea de que en algún momento se pudieran incrementar las aportaciones al encauzamiento con nuevos conductos o modificaciones de los existentes. Se estimó que la restauración hidrológica forestal realizada en la margen derecha en 2022 disminuiría un 8% los caudales, pero no se tuvo en cuenta». En otras palabras, se optó por ser conservadores con los cálculos.
La conclusión final tras todo esto: la parte baja del Guadalmedina tendría una máxima avenida de 460 metros cúbicos por segundo. Nada menos que 360 vendrían de los afluentes, lo que no duplica pero casi los 200 que se pensaban antes.
«Ante la pregunta que se hacen algunos: ¿Qué pasaría si llueve lo mismo que en Valencia? Yo tengo la respuesta sin hacer estudio alguno: la ciudad de Málaga estaría inundada y los ciudadanos podrían subirse a las plazas puentes mientras baja el nivel del agua en la ciudad», concluye el artículo que acaba confiando en que llegado el momento los cálculos y la prudencia se impondrán. Es un argumento muy similar al que utilizaba hace unas semanas la edil de Medio Ambiente, Penélope Gómez, que también es ingeniera de Caminos. En su departamento no tienen dudas y aseguran que todo está rigurosamente calculado.
Gómez subrayó después de la Comisión de Medio Ambiente a este periódico que, aunque parecía que el agua pasaba cerca de los puentes, hasta el gálibo de los mismos (es decir máxima altura) había 1,57 metros en el puente Antonio Machado (desembocadura), 1,59 metros en la Misericordia, 2,59 metros en la Trinidad, o 2,57 metros en el puente de Armiñán. E incidió en que está todo debidamente estudiado: tres estudios y se ha cogido el escenario más conservador.
Por contextualizar, la mayor operación de cubrimiento del río que plantea el plan es el embovedado de un tramo de unos 350 metros entre los puentes de la Aurora y de Armiñán para crear una gran plaza sobre el cauce que una el Centro con el barrio de la Trinidad. También hay acciones en torno al estadio de La Rosaleda, Santo Domingo y Campamento y entran en juego otros factores de cálculo como pendientes, saltos hidráulicos, etc. El Ayuntamiento sigue adelante con la idea, valorada en 200 millones, y parece tener el visto bueno de la Junta.
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