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Si los expertos vaticinaron años atrás que el transporte en las ciudades sería cada vez más eléctrico, público y compartido, se puede decir que Málaga se ha convertido ya en un laboratorio de la movilidad del futuro. La ciudad ofrece una de las mayores flotas de patinetes eléctricos de alquiler, así como motos y bicis de uso por minutos. A ello, se añade el fuerte despliegue de Uber y Cabify, las dos principales aplicaciones de VTC (coches de alquiler con conductor), que complementan al taxi y al transporte público y hacen que cada vez sea más fácil prescindir del coche en los trayectos urbanos. La cruz es que la tecnología va por delante de la legislación, y la proliferación de los vehículos de movilidad personal, junto con la falta de infraestructuras, produce distorsiones con los peatones.
El más novedoso y polémico de estos servicios es el patinete. Ya hay seis empresas (Voi, Lime, Tier, Wind, Ufo y Eskay) y se espera la irrupción de otras en los próximos días, según fuentes del sector. Las que ya operan ofrecen unos 2.000 vehículos, según los cálculos de este periódico, a partir de los datos aportados de manera confidencial por algunas marcas (es una cifra que casi todas mantienen en secreto). De manera conjunta, se estima en unos 20.000 los usuarios que se mueven habitualmente de esta forma por las calles del Centro, los barrios costeros de Pedregalejo y Huelin y, cada vez más, también Carretera de Cádiz y Teatinos. Y eso que los primeros aparecieron en noviembre, esto es, hace sólo cuatro meses. Los patinadores no suelen ser fieles a una marca, sino que están suscritos a varias y cogen el que se encuentran en su camino.
En el caso de Lime, que fue de las primeras en llegar, ya superan los 15.000 usuarios, con 44.000 viajes y una distancia recorrida de 83.277 kilómetros. Cada mes, unas 6.000 personas eligen esta 'app' para realizar 14.000 trayectos, con una media de 1,5 kilómetros y 11 minutos. Por su parte, Wind, que fue la penúltima en hacerlo, en apenas un mes ha seducido a 10.000 viajeros, que han realizado casi 20.000 viajes, con una duración de 18 minutos y a una velocidad media de 15 km/h. La última en desembarcar, la firma española Eskay, lleva apenas dos semanas operativa, tiempo en el que ha alcanzado los mil abonados, y la distancia media recorrida es superior (sus vehículos son más potentes), de hasta 3,6 kilómetros, según explica Gerardo Lumbreras, socio de la empresa.
«Estamos muy satisfechos con la gran acogida que hemos tenido en Málaga, una ciudad pionera en España en la integración de los nuevos medios sostenibles de movilidad urbana, gracias al espíritu abierto y al progreso que han demostrado los malagueños y a la colaboración permanente de los responsables municipales», afirma Álvaro Salvat, director general de Lime en España.
Por su parte, Gerard Sellarés, responsable nacional de Wind, destaca que el patinete no es un mero medio para el ocio puntual, sino «una alternativa de movilidad en la ciudad». «Nuestro público objetivo no son los turistas, para los que es un servicio caro, sino para los ciudadanos». Para ilustrar sus palabras, destaca que se produce habitualmente un pico de alquileres a primera hora de la mañana, para ir a trabajar; así como a partir de mediodía y por la tarde, esto es, las horas de salida. «Las expectativas en Málaga eran altas y se han cumplido, la acogida ha sido muy buena, en línea con las grandes ciudades europeas donde estamos operando».
La concejala de Movilidad del Ayuntamiento, Elvira Maeso, pone de relieve que la capital es especialmente atractiva para la implantación de fórmulas alternativas de movilidad, y lo justifica por la buena trayectoria a nivel municipal; así como por el espíritu innovador de los malagueños y las cualidades urbanas en cuanto a tamaño, clima y actividad económica y turística. «Málaga es un destino inteligente y ha hecho una apuesta importante por las nuevas tecnologías y los medios de transporte sostenibles. Eso, lógicamente, atrae a las empresas».
Esta realidad tiene una cara B, que son las numerosas quejas por parte de peatones, vecinos y personas con movilidad reducida, sobre el hecho de que los patinetes circulen y se aparquen habitualmente en las aceras. Al respecto, Maeso asegura que se están revisando las ordenanzas de las distintas áreas involucradas, como vía pública, movilidad, etc, de manera que se pueda garantizar un uso compatible con el resto de ciudadanos, y especialmente con los más vulnerables. «Ya está muy avanzada la propuesta de modificación de la Ordenanza de Vía Pública, al objeto de permitir la retirada inmediata de cualquier elemento abandonado o que carezca de autorización para la actividad que realiza». La edil reclama a las empresas y a los clientes de estos medios de transporte que sean responsables y hagan un buen uso de las calles.
Es necesaria una normativa específica, y según la previsión municipal, primero la tendrá que aprobar la DGT (está en fase final, aunque se retrasará por las elecciones)y posteriormente el Consistorio la adaptará a la realidad local. Básicamente, obligará a los patinadores a circular por la calzada y por los carriles bici. Mientras esto ocurre, representantes de las seis empresas que operan en la urbe mantuvieron el pasado jueves una reunión, a iniciativa de VOI –la primera que llegó– para mejorar sus prácticas. Se ha redactado un borrador de código de conducta para que todos los operadores trabajen de manera segura y eficiente, y las empresas se han dado un plazo de dos semanas para debatir internamente y decidir si se adhieren al pacto, que ayudará a paliar las fricciones con los ciudadanos. «Con cada vez más compañías operando en Málaga, es importante establecer pautas comunes, de manera que se preste una buena alternativa de movilidad y no se comprometa la accesibilidad», afirma Frederico Venancio, director general de VOI Iberia.
El primer servicio de movilidad por tiempo compartido fue el de las bicis municipales, que gestiona la Empresa Malagueña de Transportes y que arrancó en 2014. A pesar de la fuerte competencia de los patinetes, que ha hecho mella en las cifras de ciclistas, estas siguen teniendo un buena acogida entre los malagueños. Si a mediados del año pasado se producían 54.000 alquileres mensuales, con cinco rotaciones de media, tras la irrupción de la competencia son unos 35.000 los usos de este sistema. Hay unos 40.000 malagueños dados de alta, que a lo largo de 2018 hicieron casi 503.200 trayectos, con una rotación diaria superior a cuatro, según los datos facilitados por la EMT.
Su gerente, Miguel Ruiz, reconoce que se ha producido una pequeña bajada del uso medio, que puede ser achacable tanto a la irrupción de los patinetes como a la competencia puntual de otras alternativas similares, las llamadas 'bicis chinas', que al final han resultado un fiasco. Pero anuncia que la empresa municipal seguirá apostando por esta fórmula, y adelanta importantes mejoras para seducir a los potenciales clientes. Pone como ejemplo la estación recientemente inaugurada en El Palo, que ha supuesto 1.500 altas en sólo una semana. «La bici tiene su público, lo que hace falta es tener más estaciones». Ahora hay 400 en 24 puntos, y el objetivo es sumar mil unidades más y llegar al centenar de paradas, para reforzar zonas con más carencias, como Carretera de Cádiz. A su juicio, a medio plazo todas las empresas de patinetes no se podrán mantener por la fuerte competencia, y habrá una criba, una vez que se apruebe la nueva regulación. «En cualquier caso, todo lo que sea movilidad compartida y sostenible es fantástico, lo importante es que el coche se use cada vez menos».
En esta línea van encaminadas las inversiones del Plan Especial de Movilidad Urbana Sostenible (Pemus) del Ayuntamiento. «Estamos impulsando los carriles bici y la incorporación de las zonas 30 y calles con velocidad limitada a 30 km/h para su uso como red ciclable», añade la concejala de Movilidad. Actualmente, existen diez vías limitadas y se están estudiando otras doce. Entre carriles bici y calles con tráfico lento, ya son 121 kilómetros de calzadas por donde pueden circular las bicis y, en el futuro, también los patinetes.
Otro servicio veterano de movilidad sostenible son las motos eléctricas de alquiler por tiempo compartido. Muving abrió en Málaga en mayo de 2017 con una flota inicial de 40 vehículos, justo después de arrancar en Cádiz (provincia de su creadores) en marzo del mismo año. La demanda comenzó a crecer y en julio se realizó la primera ampliación de flota, hasta las 90, según explican desde la compañía. En marzo de 2018 ya había 164 (con 8.000 usuarios) y a día de hoy, la flota es de 200 motocicletas y 20.000 conductores, una cifra que ha supuesto un crecimiento de más del 133% con respecto al año anterior. En 2018, esta flota ha recorrido un total de 737.127 kilómetros, una cifra que supone un ahorro de 103,2 toneladas de CO2 a la atmósfera. Mensualmente, la media es de 56.702 kilómetros.
El consejero delegado de Muving, Miguel Ángel Martínez, reconoce que se ven obligados a ampliar la flota en Málaga con cierta periodicidad, por el crecimiento de la demanda. «Fuimos pioneros en la capital malagueña con nuestro servicio de vehículos compartidos», afirma, y destaca que la compañía ofrece, además de «libertad y cero emisiones», motos eléctricas L3, el equivalente a 125 centímetros cúbicos, con lo que, a diferencia de otros servicios, los usuarios tienen que tener el carnet B y disponen de un seguro a terceros. «Estamos ofreciendo una alternativa real que ha propiciado el cambio en la movilidad: nuestro usuario conduce Muving en sus desplazamientos por Málaga en lugar de utilizar su propio vehículo, con el que pierde más tiempo, dinero para aparcar y, además, contamina», añade el empresario, y recuerda que los trayectos en coche privado son en su mayoría unipersonales. «Nuestros usuarios están contribuyendo a descongestionar la ciudad de tráfico, ruidos y emisiones».
Otro servicio de movilidad alternativa que tiene un papel destacado en las calles de la capital y la Costa es el de los vehículos de alquiler con conductor, conocidos como VTC. El éxito de esta fórmula ha sido tal que la provincia es una de las pocas donde operan en paralelo las dos principales plataformas –Uber y Cabify– y ya hay 1.255 vehículos, casi uno por cada dos taxis (cuando la ratio legal es de 1/30), según los datos del Ministerio de Fomento. Este y otros factores los han convertido en un motivo habitual de polémica con los taxistas, que exigen más medidas de control.
«Málaga ha hecho una apuesta muy valiente por la innovación en los últimos años y ha conseguido posicionarse como claro referente en 'smart mobility' (movilidad inteligente)», comenta Juan Galiardo, director general de Uber en España. «Compartimos con la ciudad su visión sobre la movilidad del futuro, en la que el usuario realizará trayectos multimodales y, progresivamente, reducirá su dependencia del coche privado; queremos seguir trabajando para contribuir a un nuevo modelo de movilidad».
De diferente modo lo ve Juan González, vicepresidente de la asociación de autónomos del taxi (Aumat). Para empezar, recuerda que la principal demanda del sector es «el cumplimiento estricto de la ley». En el contexto actual, los profesionales se aferran al llamado 'Decreto Ábalos', aprobado el año pasado, y que traerá consigo el cambio de las condiciones de trabajo de los VTC. Esta norma prevé, según González, que sólo podrán prestar servicios interurbanos, con un periodo de precontratación de al menos una hora, y con las esperas en base. A cambio, tendrán libertad de precio y de movimientos por todo el territorio, algo de lo que el taxi carece.
Por otra parte, el representante de los taxistas rechaza que el sector esté anticuado y esgrime que desde hace años existen canales para contratar a través del móvil, como Pidetaxi, pero no tienen la capacidad económica para hacer publicidad con que cuentan Uber y Cabify. «Tecnológicamente no hay ningún problema, no nos hemos quedado atrás; hay aplicaciones a nivel local en Málaga y en la Costa, y en breve estarán actualizadas con nuevas prestaciones».
Ya sea en patinete, en bici, en moto eléctrica, en taxi, en VTC o en transporte público, lo cierto es que cada día hay más alternativas en la ciudad para desplazarse sin tener que usar el coche particular.
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