Lugares que no se llaman así: de Barbarela a las Cuatro Esquinas (y II)

Un edificio del SAS con nombre de discoteca, un cruce neurálgico en el emblemático barrio de El Palo o un puente que sella para siempre la hermandad de Málaga con los alemanes. El recorrido por el mapa local está repleto de nombres populares que ganaron la batalla de la memoria a los oficiales

Domingo, 8 de agosto 2021, 00:34

La imaginación y la memoria popular son muchas veces tan potentes que terminan por imponerse a la tradición del callejero. Es un fenómeno común en muchas ciudades, pero en el caso de Málaga esas denominaciones son tan abundantes que darían para un mapa paralelo. En ... la primera entrega de 'Lugares que no se llaman así I', publicada la semana pasada en SUR.es, este recorrido casi sentimental hacía parada en nombres ampliamente utilizados como 'La Manquita' para referirse a la Catedral de Málaga, el 'Michael Jackson' para el edificio de Usos Múltiples de la avenida de la Aurora o la 'Fuente de colores' para denominar a la fuente que preside la plaza de Sandro Boticcelli, en Teatinos. También otras fórmulas más sonoras y contundentes como la 'plaza de la mierda' para la plaza de San Pedro de Alcántara', en el centro histórico; o la 'cuesta del coño', para la cercana calle Carrión.

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La encuesta popular que se promovió hace unas semanas en la página de Facebook 'Historia de Málaga' deja espacio para otras etiquetas alternativas, hasta llegar al medio centenar. Entre ellas, algunas relacionadas con edificios más o menos emblemáticos como 'Barbarela' para referirse al Centro Periférico de Especialidades San José Obrero; el Colegio del Mapa para hablar de la Escuela de Educación Infantil de Martiricos o el 'Desfile del amor' para fijar en el mapa el edificio de González Edo en el paseo de Reding. Si el foco se pone, en cambio, en calles, avenidas o barrios, destacan el Paseo de los Curas, las Cuatro Esquinas de El Palo, el puente de los alemanes o el barrio del 'palodú', nombre con el que muchos se refieren a Huelin. Esta es la historia de esos lugares. Y, sobre todo, de sus nombres populares.

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    Centro Periférico de Especialidades San José Obrero

    Barbarela

En pocos lugares como en éste de la avenida Juan XXIII se ha llegado a identificar tanto una zona con el nombre popular por el que comenzaron a llamarle sus vecinos. El vínculo tiene su origen en el oficialmente bautizado como Centro Periférico de Especialidades San José Obrero, aunque casi nadie se refiere a él con ese nombre sino con el de Barbarela. La razón hay que buscarla a principios de la década de los 70, cuando en Torremolinos abrió una discoteca con ese nombre y cuya fisonomía era circular. Las similitudes con el edificio sanitario fueron tales que los malagueños no tardaron en bautizar al espacio con el nombre de esa discoteca de la Costa del Sol, y la denominación se mantiene, popularizada y ampliada a otros espacios, hasta nuestros días. La discoteca Barbarela y el ambulatorio San José Obrero (hoy centro de especialidades) apenas coincidieron abiertas un año, pero fue suficiente para que hoy, casi medio siglo después, el nombre oficioso siga ganando la partida al oficial.

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    Barrio de Huelin

    El palodú

El lenguaje popular malagueño también bautiza con nombres propios a sus barrios más emblemáticos: ocurre, por ejemplo, con el barrio de La Victoria, también conocido como el 'chupa y tira'; y en esa tradición, el de Huelin se ha ganado su espacio en el legado oral como el 'palodú'. Muchos, de hecho, extienden esta denominación más allá de los límites del barrio, y su origen está en los cultivos de la caña de azúcar (palo dulce o palodú) en la zona. De hecho, su nacimiento como barrio está vinculado a los palodús, ya que en torno al año 1870 el industrial de origen inglés Eduardo Huelin Reissig (de ahí la denominación oficial del barrio) puso en marcha una fábrica de caña de azúcar que vino a completar un esplendoroso triángulo industrial que completaron los hilados de Los Larios y la siderurgia de Los Heredia. Con ese orgullo de origen, Huelin también ha pasado a la historia por ser el primero netamente obrero de la capital, ya que el empresario inglés construyó, en paralelo a la fábrica, medio millar de viviendas para sus trabajadores.

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    Escuela Infantil Martiricos

    El Colegio del Mapa

La Escuela de Educación Infantil de Martiricos, ubicada en el número 2 del paseo de Martiricos, tiene en su exterior el motivo por el que todos los malagueños lo conocen como el Colegio del Mapa. El edificio, de estilo modernista y con dos módulos laterales que se abren al jardín, exhibe un enorme mapa en relieve que fue construido en el año 1927 por el ingeniero militar Joaquín Vázquez Alfarache y que se ha convertido a lo largo de las décadas en el mejor escenario para aprender jugando. Y además hacerlo sobre fronteras, islas, montañas y ríos. En concreto, ese relieve al aire libre reproduce la península ibérica, las Islas Baleares, las Canarias y el antiguo protectorado español de Marruecos, y junto a él, una plataforma elevada permitía al maestro señalar, punto por punto, lo que aprendían los alumnos, ya que, por ejemplo, las montañas estaban numeradas y, las ciudades, representadas por un círculo. Para darle mayor realismo, Vázquez Alfarache incorporó un sistema de irrigación de ríos que posteriormente llenaba la superficie destinada a océanos y mares, aunque ese ingenio hidráulico no funciona en la actualidad a pesar de que es un espacio protegido por el Ayuntamiento. Eso sí, este mapa, único en su especie, sigue haciendo las delicias de alumnos de todos los colegios de la zona, que lo visitan con asiduidad.

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    Carretera de Cintura del Puerto

    Paseo de los Curas

Es una de las arterias clave en el tráfico que conecta Málaga Este y Málaga Oeste y discurre entre el Parque y el Puerto. Y es uno de los ejemplos más representativos de que, una vez que los ciudadanos asimilan como propio un nombre, no hay callejero que lo cambie. Así ocurre con el Paseo de los Curas, cuya denominación se remonta a los años 50 del siglo XX por ser ese entorno, una vez urbanizado y cubierto de vegetación, el lugar de paseo y desconexión cotidiana de los sacerdotes de la cercana Catedral de Málaga (por cierto, también en este ránking por su apodo de 'La Manquita'); y sobre todo de los seminaristas, un colectivo muy numeroso en la época. Ahí, los religiosos disfrutaban, a primera hora de la tarde, del espacio de paseo y sus sombras, y de las zonas de descanso para avanzar en sus lecturas y meditar. Con respecto al nombre oficial de la vía, no hay una posición unánime en torno a cuál de los paseos que discurren en paralelo al Puerto (la avenida en sí, el Paseo de España o el lateral sur del Paseo del Parque) fue el responsable de que la arteria se quedara finalmente con el nombre popular de Paseo de los Curas. De hecho, ese tramo viario es conocido oficialmente, según la denominación portuaria, como Paseo de Cintura del Puerto o Carretera de Cinturón del Puerto, por eso hay voces que han llegado a defender que esta avenida, en realidad, no tiene nombre.

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    Puente de Santo Domingo

    Puente de los alemanes

Es uno de los pasajes más heroicos de la historia reciente de la ciudad, hasta el punto de que el comportamiento ejemplar de los malagueños ante la tragedia hizo que al escudo de la ciudad se incorporara el título de 'Muy Hospitalaria'. El origen de este episodio está en la mañana del 16 de diciembre de 1900, cuando a la entrada del puerto de Málaga se desencadenó un fuerte temporal que provocó el hundimiento de la fragata alemana Gneisenau y, con él, la muerte de 41 personas entre miembros de la tripulación y malagueños que participaron el rescate. Aquel auxilio inmediato por parte de los vecinos sirvió para forjar unos sólidos lazos de agradecimiento por parte de las autoridades alemanas, que vio la oportunidad de devolver el gesto cuando unos años después, en 1907, Málaga tuvo que enfrentarse a las catastróficas inundaciones conocidas popularmente como 'la riá'. La crecida del río Guadalmedina se llevó por delante los puentes de La Aurora y el de Santo Domingo, la noticia de aquella tragedia llegó a Alemania y rápidamente se puso en marcha una cuestación popular que lideró el propio emperador Guillermo II para reponer el puente de Santo Domingo. La nueva pasarela fue instalada en 1909 y, desde entonces, y a pesar de su nombre oficial, el puente es, para Málaga, 'El puente de los alemanes'.

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    Cruce de las calles Mar/ Real/ Juan Sebastián Elcano/ Almería (El Palo)

    Las cuatro esquinas

Es uno de los centros neurálgicos del barrio más popular de Málaga Este: El Palo. Y su cruce más famoso, el lugar desde el que se orientan muchos por la zona. Son las Cuatro Esquinas, el nombre popular con el que los vecinos bautizaron el cruce de cuatro ejes de referencia en la barriada: en concreto, la avenida Juan Sebastián Elcano y la calle Almería (carretera N-340), y sus transversales calle Real y calle Mar. Este lugar está relacionado, además, con una de las muchas leyendas que tratan de fijar el origen de el barrio: en esta se hace referencia a una enorme riada que asoló la zona y que arrastró hasta la playa un enorme palo. El tronco permaneció allí tanto tiempo que los vecinos, en su mayoría pescadores, terminaron por adoptar su nombre y convirtieron esa franja de las Cuatro Esquinas en el centro neurálgico del barrio, una condición que se mantiene hasta hoy.

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    Edificio de González Edo en el Paseo de Reding

    Desfile del amor

Los edificios singulares malagueños también reciben nombres populares más allá del catálogo oficial. Uno de los más conocidos es el edificio de viviendas que el arquitecto madrileño José Joaquín González Edo, una figura fundamental del urbanismo y la arquitectura de la Málaga del siglo XX, construyó en 1935 en el Paseo de Reding. Es una referencia en el movimiento moderno y está inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz desde 2006, aunque su sello de identidad viene dado por el nombre con el que comenzó a ser conocido al poco de construirse: el 'Desfile del amor'. La razón es que esas viviendas eran elegidas por muchas parejas malagueñas para irse a vivir en régimen de alquiler después de contraer matrimonio, aunque los precios de los arrendamientos eran tan elevados que apenas resistían unos meses en aquel edificio y, una vez que lo abandonaban, desfilaba por allí el siguiente. Otra de las teorías que explican el origen de este nombre está relacionada con el cine, por el éxito de una película estrenada unos años antes con el nombre de 'El desfile del amor' (The Love Parade), con Maurice Chevalier y Jeanette MacDonald como protagonistas de esta comedia musical.

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    Oficinas de los Ferrocarriles andaluces

    El Palacio de la Tinta

Construido en 1908 según los planos del ingeniero Julio Aublín Calas siguiendo el estilo parisino de 'fin de siècle', el fabuloso palacete del paseo de Reding siempre ha sido conocido por los malagueños como 'El Palacio de la Tinta'. La denominación se mantiene hasta nuestros días, más de un siglo después, a pesar de los diferentes usos que ha tenido a lo largo de su historia: precisamente el origen de esta denominación popular está vinculada a esa primera función del edificio como sede administrativa de la Compañía de los Ferrocarriles Andaluces, donde llegaban diariamente grandes cantidades de tinta para expedir los billetes de tren a mano. Las plumas y los tinteros de los escribientes pronto se convirtieron en la seña de identidad del inmueble, ya que la máquina de escribir aún no se había implantado en la sede como herramienta de trabajo. Con el paso de los años, el Palacio de la Tinta ha albergado también oficinas de Renfe, la Confederación Hidrográfica del Sur o la Cuenca del Mediterráneo, pero los malagueños se siguen refiriendo a este espacio con su denominación primitiva de 'El Palacio de la Tinta'.

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    Edificios en el Paseo de Reding 37-39

    Las casas de Cantó

A apenas unos metros del Palacio de la Tinta, al lado del Hotel Miramar y mirando a la playa de La Caleta están las casas de Cantó, un nombre por el que se sigue conociendo a estas viviendas cuyas obras arrancaron en los años 40 del siglo XX con un diseño rompedor para la época y según planos de los arquitectos Pablo Cantó y Fernando García Mercadal. El nombre popular viene, por tanto, de uno de sus arquitectos. Su construcción se enmarca en plena posguerra, con una Málaga carente de una infraestructura suficiente de viviendas: durante la contienda se habían destruido muchas casas y había barriadas enteras de chabolas, de ahí que el Gobierno franquista impulsara una serie de ayudas públicas para que se construyeran viviendas a iniciativa pública y privada, como es el caso de las Casas de Cantó. Entre sus novedades, fueron unos de los primeros bloques plurifamiliares de la capital e incluían zonas comunes ajardinadas, piscinas, calefacción central, ascensores y los primeros baños completos de la época.

Pero en esa zona de Málaga Este hay más edificios con nombre propio: ¿quién no ha escuchado hablar de la Casa de los Fantasmas, en el Paseo de Sancha? La leyenda popular sostiene que un fantasma en su interior es el responsable de los ruidos que se escuchan cuando todo está en aparente calma. En realidad, antes de que se alzaran las viviendas actuales, obra del arquitecto Ángel Asenjo, la villa original ya arrastraba aquella fama, aunque también con el nuevo proyecto hubo voces -y nunca mejor dicho- que se referían a esas 'presencias', por supuesto nunca confirmadas y más relacionadas con el hecho de que, una vez construido, el inmueble estuvo vacío dos o tres años. Sus 'crujidos' tal y como ha explicado el propio arquitecto en alguna ocasión, tienen más que ver con el hecho de que las viviendas se construyen teniendo en cuenta el peso de los muebles que las ocuparán y que mientras no se hace, el edificio está en un equilibrio 'inestable'. Misterio resuelto.

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    Cementerio de San Rafael

    El batatal

Así se sigue conociendo al Cementerio de San Rafael, en el camino del mismo nombre, a pesar de que su origen se remonta a mediados del siglo XIX. El 'batatal' responde al hecho de que antes de convertirse en camposanto, esa zona era un campo agrícola conocido como Haza del Garabato o Corral de Vacas y allí se cultivaban batatas. El primitivo cementerio de San Rafael se encargó al arquitecto Cirilo Salinas en 1864 y los terrenos se convirtieron finalmente en municipales en 1866 tras la compra del Ayuntamiento. Inicialmente, con el proyecto se trató de ampliar el espacio para enterramientos en la capital ante la falta de espacio en el Cementerio de San Miguel (hoy, catalogado como histórico), pero no pasó mucho tiempo hasta que el batatal se convirtió en el camposanto para los vecinos más modestos y su 'hermano' de San Miguel, para los más pudientes. De hecho, en este último están enterradas todas las grandes sagas familiares que dieron lustre a la Málaga de mediados y finales del XIX. Hoy en día, el Cementerio de San Rafael es el lugar de la Memoria Histórica, en recuerdo de los miles de malagueños republicanos que fueron represaliados en la tapia del cementerio durante la Guerra Civil.

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