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Un momento de la reunión con vecinos de ayer.

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Un momento de la reunión con vecinos de ayer. Salvador Salas

La opinión de los técnicos: ¿Por qué se inundó la barriada de Campanillas el sábado?

La cuenca baja del río Campanillas y sus arroyos se desbordaron tras recibir un aporte de 50 litros por metro cuadrado en una hora, y tras varios días de lluvias intensas

Ignacio Lillo

Málaga

Jueves, 30 de enero 2020, 00:02

En un salón totalmente abarrotado por afectados (muchos lo siguieron desde la calle), el centro ciudadano Beltrán Lucena de Campanillas acogió ayer por la tarde una reunión muy tensa, a iniciativa del Ayuntamiento, en la que los principales responsables técnicos de las áreas implicadas explicaron qué había sucedido para llegar a una inundación de tal magnitud.

Entre esos testimonios destacaron dos. Óscar Lorente, subdirector general de infraestructuras y calidad de las aguas de la Cuenca Mediterránea Andaluza, puso sobre la mesa los datos que demuestran que la presa de Casasola no se abrió en ningún momento. Así, relató que al empezar las lluvias tenía un nivel de 9,4 hectómetros cúbicos, y se produjeron tres grandes avenidas, tras lo cual el agua embalsa ascendió hasta los 17 hm3. «No se ha hecho ningún desembalse ni los aliviaderos de fondo se abrieron», afirmó. De esta forma, se ha logrado que esos 9 hm3 no hayan seguido aguas abajo, con lo que la catástrofe habría sido mucho mayor. Al tiempo, anunció que hoy -como todos los últimos jueves de cada mes- se abrirán los desagües de fondo para comprobar su seguridad y para eliminar los sedimentos: «Hay que desaguar lo antes posible para rebajar el nivel de la presa por si viene otra avenida fuerte, pero será un desembalse controlado, de caudales pequeños».

El curso bajo, desbordado

Por su parte, Juan José Denis, gerente de Emasa, expuso que el río Campanillas tiene un tramo situado aguas arriba del embalse de Casasola, que es de hormigón armado y está específicamente construida para contener las avenidas. Esta tiene 184 kilómetros cuadrados de cuenca, que vierten a la presa.

En cambio, aguas abajo hay otros 100 kilómetros cuadrados de cuenca, con innumerables arroyos, de los que el más caudaloso es el Cupiana. En el caso del Pilones, cuenta con el depósito del Tomillar, que supone sólo el 6% de la cuenca. Durante las intensas lluvias se mantuvo el mismo nivel de entrada y de salida, «como si el arroyo fluyera, manteniendo el nivel constante». Y es que esa presa no está diseñada para guardar el agua del arroyo, sino como abastecimiento de urgencia cuando hay un problema con el canal principal, con agua de reserva para diez días. «Es una presa que no debe rebosar porque tiene el riesgo de que se rompa la pared y sería una calamidad».

Por tanto, la conclusión a la que llegó este experto es que el agua caída en la cuenca inferior fue mayor que la que el río Campanillas pudo asumir y lo desbordó. Para ello, expuso que los pluviómetros de la zona registraron en torno a 50 litros por metro cuadrado en sólo una hora. Además, la lluvia cayó en una zona con mucha pendiente y que al llegar a Campanillas hacía valle; y con el terreno ya saturado de agua de los días previos, por lo que no era capaz de chupar más. De ahí el testimonio de los vecinos, acerca de que parecía que hubiera llegado como una ola, con mucha fuerza.

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