Isidro Jácome, en el interior de su vivienda poco antes de ser desalojado. Salvador Salas

«Me están buscando un piso social, pero hasta que llegue tendré que dormir en mi coche»

Isidro fue durante 20 años el guardés de la casa a medio construir frente a los Baños del Carmen, que hoy ha sido desalojada por riesgo de derrumbe

Ignacio Lillo

Málaga

Martes, 23 de abril 2024, 13:05

Se llama Isidro Jácome y tiene una historia, que es a la vez la suya y la de este rincón privilegiado de Málaga que son ... los Baños del Carmen. Pero no es la cara glamurosa la que él ha vivido, sino la otra, la del abandono a la que este espacio y su entorno estuvieron sometidos durante demasiado tiempo.

Publicidad

«Hace 20 años, el propietario me dio la oportunidad de que lo cuidara, porque entraban muchos okupas, había problemas y tenía que venir continuamente la policía, pero yo siempre he cuidado de este sitio», narra el hombre, de casi 64 años, sentado por última vez en el sofá de su habitación. En aquellos días, vivía en una caravana aparcada cerca de allí. Esta larga etapa se cierra hoy. «Hace unos días me llamó la policía y me dijo que debía sacar mis cosas, porque lo han declarado en ruina».

Isidro llegó desde Ecuador con algo más de 30 años y en su juventud fue boxeador, y ha seguido entrenando hasta tiempos recientes. De hecho, un llamativo saco pende de una viga en la entrada a la casa. «He enseñado a boxear a mucha gente, estaba en forma». Luego fue muchos años aparcacoches en Pedregalejo, hasta que quedó impedido.

La casa se empezó a construir poco antes de que él llegara, pero el dueño falleció, continúa el guardés. En las estancias que dio tiempo a construir es donde han estado viviendo, con electricidad, agua y baño. «Yo era bien amigo del dueño, me prometió que cuando lo vendiera, me iba a pagar por el trabajo que hice para él durante todos esos años». Pero luego falleció y aquellas palabras se perdieron. En cualquier caso, se muestra agradecido: «He vivido 20 años aquí sin pagar nada».

Publicidad

Luego sobrevino la enfermedad, una operación de corazón que, según dice, se lo dejó «al 40% de vida». Ahora, está en la lista de espera para una vivienda social del Ayuntamiento: «Si me quedan dos o tres años, por lo menos, que los pueda vivir en condiciones», pide. «Pero hasta que me llamen, tendré que dormir en mi coche». El vehículo, que está aparcado en la puerta, ya está lleno con sus escasas pertenencias.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad