Empresarios hoteleros tachan de «ocurrencia» y «surrealista» la idea de regular los hoteles de menos de 4 estrellas en Málaga

SUR ha recabado cuatro opiniones relevantes del sector turístico sobre esta nueva idea de regulación, esta vez para primar hoteles de alta gama, y sobre las sucesivas propuestas en materia de pisos turísticos: no permitir más y establecer un cupo del 8% del peso total por zonas. Todas estas cuestiones se han venido a sumar en los últimos tiempos a la aplicación del PGOU en el sentido de exigir acceso y suministros propios para este tipo de alojamientos a los que también se les intentó gravar con una tasa especial de basura en su momento. El veredicto final: escaso apoyo del sector a las ideas lanzadas.

«Es una ocurrencia más. Bajo nuestro punto de vista, el tipo de turistas que viene a un destino depende de la segmentación del destino, de sus fortalezas. En función a eso los hoteles se adaptan. Si, por ejemplo, es un destino cultural, el tipo de clientes es ese con todas las gamas poder adquisitivo», aseguró tajante el vicepresidente de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos), Javier Hernández.

«No tiene mucho sentido eso de limitar que yo en un destino pueda tener solo hoteles de cuatro o cinco estrellas. La iniciativa privada dependerá de lo que tenga el destino», prosiguió, al tiempo que quiso recordar que, por normativa turística y operatividad, es más fácil abrir un hotel de tres estrellas que uno de cuatro, por costes, inversiones y trámites. «Una propuesta así es surrealista, jamás lo hemos visto», criticó.

Sobre el freno a las viviendas turísticas, Hernández consideró que hay un exceso en el Centro y en las zonas litorales contiguas, por el Este y el Oeste. Y desde la patronal hotelera no ven mal que se establezcan niveles de saturación por zonas, si bien cuestionó el 8% de proporción en relación a las viviendas totales por ser más alto que lo que están estableciendo otras ciudades. Hernández, eso sí, consideró que este tipo de medidas pueden favorecer un cierto equilibrio.

Javier Ortiz Sánchez, es un experimentado consultor en turismo y está al frente de Sextaplanta, una agencia digital. Aportó una clave para la proliferación exponencial de las viviendas turísticas: «Ya en 2015 cuando empezamos nos dimos cuenta de que el fenómeno iba a tener un gran impacto, con claves como la especulación y la avidez de plataformas como Booking. Y esto ha sido posible porque no ha afectado a los hoteles. Si lo hubiera hecho, se habrían regulado antes».

En este punto, añadió otro factor que ha hecho que Málaga esté recibiendo mucho turismo prestado de otros destinos competidores por los problemas geopolíticos y la conflictividad en otros países. «Es un crecimiento artificial y desatado. Todo esto ha creado una burbuja a la que no le estamos viendo techo. Nosotros mismos nos lo preguntamos y no encontramos respuesta», sintetizó, pero recalca que ha habido sitio para todas las formas de alojamiento. Y, sobre la respuesta, la ve en el propio mercado: «Cuando la saturación rompa por algún lado o, incluso, las aerolíneas desvíen la demanda».

Ortiz sí consideró importante una regulación en el sentido de si la oferta es de mala calidad incide en la experiencia de viaje y en las opiniones. «Una mala oferta no regulada satura el destino y da mala imagen. Y da una imagen distorsionada. Un destino no es un ente abstracto», añadió.

El consultor estimó que hay demasiada regulación sobre los hoteles y muy poca sobre otras opciones como las viviendas turísticas: « Un hotel de cuatro estrellas tiene 300 y 400 ítems de regulación, una casa unifamiliar entre 5 y 10 y una vivienda tiene cero. Los hoteleros reclaman más agilidad. Es absurdo tratar de enfocar tú el producto cuando es el mercado el que lo va a hacer. Por ejemplo, en el segmento familia, con dos adultos y dos niños, tener una cocina es diferencial».

Dicho todo esto, rechazó cualquier decisión sin el profuso análisis del Big Data: «Nosotros tomamos decisiones basadas en datos, no intuiciones. Lo que le pido a la administración pública que tiene mucha capacidad es que lo haga así, sin improvisación. Entiendo la presión política, pero es preciso aplicar medidas más meditadas».

Juan Cubo, el nuevo presidente de la Asociación de Viviendas Turísticas de Andalucía (AVVA Pro) se mostró en contra de la presión sobre el sector. Lo único positivo y «coherente» que vio sobre regular el sector hotelero es que no sean solo los apartamentos turísticos los que estén en el ojo del huracán. «Nosotros no estamos de acuerdo con que esté saturada Málaga ni Andalucía. Ya lo dijo el consejero Bernal: Venecia recibe a 33 millones al año, Andalucía entera recibe 33 millones. Hay que preguntarles a los taxistas, hosteleros o a los guías turísticos si tienen demasiados clientes, dirán que no. Y mi experiencia, ya como malagueño, es que nada de eso ocurre», dijo. Es más, apuntó que sin turismo el déficit económico de espacios públicos como los museos se dispararía aún más. «Si queremos que sean más sostenibles, deben venir más turistas», apostilló.

«Lanzar a los cuatro vientos y en prensa internacional que en Málaga nos sobran turistas es como pegarnos un tiro en el pie. ¿De qué vivimos en esta ciudad?», sentenció este empresario, que es contrario a limitar los pisos turísticos y defiende la libertad de los propietarios para sacar sus propiedades al mercado que estimen.

Al frente de los empresarios hosteleros de Málaga (Mahos) está Javier Frutos, que vio necesario sin renunciar a la calidad ofrecer un amplio abanico: «Es un asunto complejo que está sujeto a diferentes variables y factores. Por un lado, es obvio que Málaga debe continuar de manera decidida su apuesta por la calidad turística en todos los ámbitos, y no cabe duda de que el alojamiento es uno de los principales argumentos a esgrimir a la hora de posicionar a la ciudad en el mercado turístico nacional e internacional. Igualmente, es cierto que es necesario un amplio abanico de servicios, ofertas y precios, ya que no es únicamente el factor económico el que determina la elección de una u otra modalidad de alojamiento por parte del visitante».

«La variedad en la oferta no sólo es deseable, sino que es obligada, siempre de acuerdo a la normativa y a la regulación; y también con el objetivo permanente de la máxima calidad para atraer al turista de mayor capacidad adquisitiva posible», expresó.