
Efectos de la Dana en Málaga
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Efectos de la Dana en Málaga
«Escuché un crujido, me asomé y vi el jardín de mi casa desplomarse»Rocío estaba teletrabajando este martes en su casa, en Puerto de la Torre, cuando escuchó un «crujido» en su casa que le hizo levantarse como un resorte. «Me asomé y vi el jardín desplomarse», relata la mujer, que se quedó en estado de 'shock' y que reaccionó «gritando sin parar». Su temor era que el terreno hubiese caído sobre alguna persona que pasara por la calle (Poeta Cristóbal Sarmiento, en Puerto de la Torre) en esos momentos. «Hasta que mi vecino no me dijo que me quedara tranquila, que no había nadie debajo, no respiré», apostilla la afectada.
Serían las 11 de la mañana cuando ocurrió. Después de toda la noche y toda la mañana lloviendo, ya que la Dana ha dejado lluvias torrenciales en Málaga capital y provincia, el muro de contención de la casa cedió y la parte delantera de la parcela y de la fachada -13 metros de largo por cuatro de alto- se derrumbó. La imagen era impresionante. El desprendimiento de tierra no afectó a la estructura de la vivienda, sino a toda la zona de jardín donde se encuentra la piscina, que afortunadamente estaba vacía y quedó descarnada, pero sin llegar a separarse de la superficie.
Los escombros cayeron sobre una moto de Rocío y de su marido, así como sobre un Škoda Rapid que estaba aparcado debajo de la casa, que es propiedad de otro vecino, que no se percató de lo sucedido hasta que escuchó el sonido de la retroexcavadora. «He visto los camiones llevándose la tierra y caí en que mi coche estaba ahí», señalaba, parco en palabras, mientras observaba cómo las máquinas desenterraban su vehículo, que quedó completamente aplastado.
Pese a los daños materiales, que son muy cuantiosos, los vecinos coincidían en que ha sido un «milagro» que nadie hubiese resultado herido. Ni las mascotas de Rocío, que estaban dentro, ni su familia (sólo estaba ella en casa), ni cualquier viandante que hubiese pasado debajo en esos momentos. «Es una calle de paso para los padres que llevan a sus hijos al colegio», explicaba una vecina. No en vano, el CEIP Los Morales está a apenas 30 metros de la casa, en la calle Escritor Antonio Navarro.
Rocío y su marido compraron la casa hace un par de años y ahora no pueden ni acceder a ella. «Tenemos que entrar por la casa del vecino», se lamentaba la mujer, que augura un par de días más de trabajo sólo para retirar la montaña de escombros a la que ha quedado reducida la mitad de su parcela. Aunque la imagen seguramente será imposible de borrar de sus retinas, al menos no ha habido que lamentar daños personales, por difícil que parezca.
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