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Paco Fernández y su mujer Isabel aún estaban en shock. Sin apenas tiempo para reaccionar, una ola provocada por del desbordamiento del río Guadalhorce inundó este martes su casa de Álora y se llevó por delante todas sus pertenencias y más de una década de vida en común. «Hemos perdido los ahorros de toda una vida», aseguraban con desesperación.
Esta pareja vive en la barriada de La Isla, muy próxima al cauce, y han sido unos de los más afectados por las inundaciones que sufre toda la provincia. Tanto que tuvieron que ser rescatados por un helicóptero de la Guardia Civil. «En menos de cinco minutos ha venido una ola gigante y se lo ha llevado todo por delante», resumían ya en tierra firme.
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Instantes después de ser rescatados, explicaban que tras ver que la lluvia caía con fuerza, ambos decidieron irse de la vivienda para evitar riesgos, pero no les dio tiempo ni a llegar al coche, que lo tenían aparcado a menos de diez metros. «No hemos llegado a coger ni la llave del coche cuando se ha liado todo», rememoraban. En un instante, el agua entró en el interior de la vivienda y no les quedó otra que salir corriendo hacia arriba.
Ambos se cobijaron sobre el tejado de la vivienda, de dos plantas, y esperaron pacientemente a ser rescatados mientras los operativos de salvamento hacían lo propio con otras familia de la zona. «La actuación de la Guardia Civil ha sido ejemplar; han tardado muy poco en rescatarnos. Ha sido todo muy rápido», agradecían.
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Cabizbajos y sin terminar de creerse lo ocurrido, lamentaban que es la segunda vez que les pasa lo mismo (también sufrieron con las inundaciones del año 2012) y criticaban a las autoridades, que aseguran no han limpiado el cauce del río desde entonces provocando la acumulación de cañas y maleza. "Al río hay que hacerle una caja de cuatro o cinco metros".
La situación más crítica se ha vivido en los alrededores de la estación de Álora, donde incluso se han visto afectadas las circulaciones de los trenes de Cercanías, Media Distancia y AVE. «Íbamos para Sevilla y nos han dicho que tenemos que bajarnos aquí; que no saben cuándo podrá seguir la marcha», comentaba Laura mientras grababa al helicóptero de la Guardia Civil tratando de socorrer a varios coches anegados. «Es increíble la que se ha montado en un momento».
Muchos de los coches de los que hablaba son de trabajadores de la empresa Leba, que tiene un almacén con materiales en la zona más afectada por el agua. «Muchos han aparcado aquí esta mañana y se han ido a Málaga a trabajar, por lo que no tienen ni idea de lo que ha pasado», comentaba un trabajador de la zona. «Hay por lo menos diez o veinte coches bajo el agua», añadía otro.
Una situación similar a la de la primera familia la han vivido numerosos vecinos de Álora y Pizarra, que han sufrido inundaciones y todo tipo de incidencias por la virulencia de la lluvia, que ha descargado cerca de 90 litros por metro cuadrado en la zona en apenas una hora. «Es indignante que no hagan nada para evitarlo porque no es la primera vez que pasa», lamentan.
La lluvia también ha provocado un auténtico destrozo en numerosos cultivos de naranjas y limones, muchos de los cuales estaban incluso al filo de la carretera tras haber sido arrastrados por el cauce. Algunos era de Francisco, un vecino del pueblo que tenía (hasta hoy) un pequeño campo. "Lo hemos perdido todo; ahora no nos queda otra que arrancar todas las naranjas y los limones y esperar al año que viene", reconocía desolado.
Gonzalo Pérez es otra de las personas afectadas por la lluvia. Aunque en su caso, la desesperación no era por haber perdido pertenencias sino por no poder recoger a sus hijos. Esta mañana, como cada día, los dejó en el colegio Guadalhorce, y a mediodía se ha encontrado con que la carretera que debe utilizar para ir a buscarlos estaba cortada.
Con gran desesperación, explicaba que cuando los dejó estaba lloviendo «lo normal», pero que la situación empeoró bastante después. «Casi todos los niños son de aquella zona (al otro lado del río), pero algunos padres vivimos en el centro de Álora y no sabemos qué hacer para llegar».
En un intento frustrado, Gonzalo intentó cruzar la carretera anegada a pie, pero finalmente desistió al comprobar que era bastante profundo. «El miedo que tengo es que se haga de noche y los chicos se asusten; deberían ayudarnos a cruzar», añadía.
Pasadas las 14 horas la situación comenzó a normalizarse en la zona, la lluvia dio una tregua y se pudo reabrir la A-7077 que une la estación de Álora con Málaga. Otra cosa muy distinta será que los vecinos recuperen la tranquilidad y todo lo que han perdido.
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