Las felicitaciones no faltaron desde la junta de portavoces, en la que el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, se reunía con los grupos municipales hasta las ruedas de prensa en la que el grupo socialista, con Dani Pérez a la cabeza, le hizo ... una felicitación más personal por aquello de que se cruzaban en el Mupam entre la salida de una comparecencia y la siguiente. Ochenta años no se cumplen todos los días, que decían en la sala de prensa los plumillas. De la Torre, a su vez deseaba feliz Navidad a todos, «porque es lo propio de estas fiestas».
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Pero la celebración del día llegaba a la hora del almuerzo para el que el primer edil había citado a sus concejales y a su equipo en el hotel Málaga Palacio, y les agasajó con un cóctel en la terraza del establecimiento, que pagó de su propio bolsillo. Quesos, embutidos, brocheta de atún, pincho de tortilla, ensaladilla rusa, tartar de salchichón de Málaga, berenjenas con miel de caña, y como colofón una tarta que era coronada con la cifra de 80 años. Se la hacía llegar, ceremonioso, el director del hotel, Jorge González.
De la Torre despejó su agenda, hizo hueco para el almuerzo, en vez del desayuno que había apalabrado el viernes, y estuvo más allá de las 17.30 celebrando sus ocho décadas, una detrás de otra, con alegría y entusiasmo, según cuentan y se ve en el vídeo que subió a las redes junto al siguiente mensaje: «Cumplo 80 años y acabo de brindar con mi equipo por Málaga. Muchísimas gracias por vuestras felicitaciones. Me siento feliz, lleno de energía y muy motivado, dispuesto a seguir rindiendo al máximo por mi ciudad. Cumplo 80, pero nunca había tenido tantas ganas ni energía como ahora». Sus concejales le regalaron dos libros y unos auriculares sumergibles para cuando nada en la piscina del Club Mediterráneo. Se ve que le quieren tener conectado a todas horas.
Entre las anécdotas, que el edil popular Francisco Pomares le dedicó una canción, y se repartieron chapas con la cara del regidor al estilo de las campañas electorales yanquis.
Su mujer, Rosa Francia, explicaba a este periódico que ya habían llegado los dulces de Bruselas, que envía su hijo el que trabaja allí, y que iban a tener días para celebrarlo en familia, pero no dudó en exclamar: «Yo me veo ahora en Navidades en un refugio de montaña en mitad de la nieve, pero se ve que no es posible». Explicó que De la Torre se parece mucho a su madre, que se murió ya muy mayor, y que ella la definía así: «Se levanta cada día para darle cuerda al mundo». Sólo habrá una ausencia estas Navidades en la casa del alcalde, una de sus nietas, que está estudiando, gracias a un programa para el que ha sido elegida, en un pueblo de Minnesota que, paradojas de la vida, es una de las ciudades que compite con Málaga para ser sede de la Expo 2027. «Yo creo que se hacía en Malibú, pero allí le ha tocado, y no puede venir en Navidad por exigencias del programa».
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