Málaga respira de momento en un contexto en el que las medidas restrictivas para hacer frente a la sequía se multiplican. Noviembre, tradicionalmente un buen ... mes para la lluvia, está discurriendo sin precipitaciones. El último municipio en anunciar limitaciones fuertes ha sido Rincón de la Victoria: cortará el agua por las noches a partir del sábado.
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Así las cosas, desde el Área de Medio Ambiente de la capital, que dirige Penélope Gómez, aseguran que queda agua para un año aunque no lloviera ni una gota más. Los números refrendan esta aseveración.
En la Costa del Sol Occidental, Acosol ha fijado el mes de marzo como clave: si no cambia el régimen de lluvias, la zona entrará en serios problemas, según reconoció la propia consejera delegada, Matilde Mancha, a SUR el pasado 2 de noviembre. En la Axarquía, el marco, aun siendo también rojo, es mucho peor: cortes de suministro, La Viñuela en situación de presa muerta, los riegos agrícolas seriamente comprometidos...
La principal fuente de abastecimiento de Málaga ciudad son los tres embalses del Guadalhorce. El de Casasola, en el río Campanillas, y el Limonero, en el Guadalmedina, ofrecen caudales anecdóticos y son considerados reservas estratégicas. Su función es sobre todo regular los ríos, contenerlos para evitar avenidas. En el caso, del Limonero, apenas puso en red 1 hectómetro cúbico el último año. Se da la circunstancia de que es agua de mucha calidad y con conducción propia, por lo que es clave en caso de avería en la red principal. Casasola, por su parte, tampoco aportó demasiado: 3,7 hectómetros en el último año.
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¿En qué situación estamos? La Junta de Andalucía, a partir de los decretos de sequía, fija diferentes umbrales de riesgo que obligan a ir tomando medidas. Málaga capital está en nivel naranja, escasez severa, y sequía prolongada. Pero cada vez se acerca más al umbral 71, que marcaría el paso a nivel rojo, sequía grave. De hecho, los cinco embalses reseñados almacenaban a mediodía de este jueves 83,55 hectómetros cúbicos. Ese volumen son 12,51 hectómetros por encima del citado límite. Y, teniendo en cuenta que cada semana que no llueve se promedian 1,7 hectómetros cúbicos de pérdida, Málaga podría llegar a zona roja en 2 meses, justo para después de Navidad.
Esto sobre el papel, requeriría una revisión de las medidas adoptadas la semana pasada, básicamente centradas en evitar con agua potable riegos, baldeos, lavados de coches, fuentes para beber, duchas, lavapiés y campos de golf. También se está bajando la presión en los puntos en los que esta es mayor, y eso también minimiza fugas, que es otro de los caballos de batalla actuales.
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Málaga se adelanta, por lo tanto, al próximo escenario tratando de reducir un 20% el consumo y de reducir la dependencia de los pantanos. En este sentido, se han hecho actuaciones importantes como la de rescatar los pozos del Bajo Guadalhorce, puestos en servicio durante la sequía del 95 y que fueron también utilizados en la de 2005 pero que después quedaron arruinados por, paradojas del agua, una gran tromba. También se está 'resucitando' la potabilizadora de Pilones y la Junta de Andalucía acaba de anunciar por la vía de emergencia el 'bypass' reversible que permitirá bombear bidireccionalmente hasta 500 litros de agua por segundo entre la Costa Occidental y Málaga.
La concejala de Sostenibilidad Ambiental, Penélope Gómez, si bien tranquilizó a la población durante el anuncio de estas medidas de ahorro, reconoció que cada escenario obligará a ir tomando decisiones. Mientras tanto, el suministro está garantizado, incluso para la Axarquía, a la que Málaga le da 300 litros por segundo dada la situación crítica de la comarca. En el último año, se han bombeado 8,2 hectómetros cúbicos en total hacia el litoral axárquico.
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Otra ventaja con la que cuenta Málaga ciudad para enfrentar la sequía es la mejora en el sistema de tratamiento del Atabal, que ha sido mejorado en un 10%. Y no es menos poderoso el hecho de que el 95% del agua de los parques y jardines y baldeos procede del freático, agua bruta que está en el subsuelo y que a veces aflora cuando se realizan grandes obras como parkings públicos.
La realidad es que, con los números en la mano, los cálculos que realiza el Ayuntamiento se ajustan a la realidad. Es fácil de entender: en el último año los 5 embalses reseñados han pasado de 164,2 hectómetros cúbicos a 83,55, justo la mitad. Con esos 83,55 hay que suministrar los aproximadamente 55 que consume la ciudad en un año; los 8 que van para la Axarquía, y descontar el volumen de salmueras y residuos que entran en el Atabal y las aguas más próximas a los lechos del pantano, que exigen de bombas para su extracción, como está ocurriendo en estos días en el embalse de La Viñuela.
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Salir de la situación de sequía excepcional, además, no es nada rápido. Según el decreto Málaga no lo hará hasta que supere los 140 hectómetros cúbicos almacenados en los cinco pantanos referidos. O sea: que tendría que ganar nada menos que 56 hectómetros cúbicos. Dicho de otro modo, el equivalente a un embalse lleno de La Concepción.
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