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Siempre que hay sequía, salen a relucir soluciones de emergencia extrema. ¿Y si no llueve más en mucho tiempo? En estos días Cataluña habla de ... traer agua en barcos para tratar de dar respuesta a la grave sequía por la que atraviesan. En Cádiz, durante la sequía de 1995, se recibió agua en el Puerto procedente de Huelva. ¿Y en Málaga? Desde luego es un asunto que sale en algunas conversaciones, pero nunca hemos llegado a tal extremo en la ciudad. Sin embargo, ha estado en la agenda técnica y política.
Durante la sequía del 2005, la última por la que atravesó la provincia, los técnicos de Emasa estuvieron varios meses estudiando alternativas para tener capacidad de respuesta si la situación de sequía continuaba agravándose. Una de ellas era la compra de agua que sería traída desde otros lugares en grandes buques. De hecho, constaba en el Plan de Actuación en Situación de Emergencia (PAES) redactado por este organismo. Pero sólo sería si se llegaba a un umbral de agua para menos de 6 meses de margen. No ocurrió, pero se había estudiado todo: desde la capacidad (50.000 metros cúbicos por barco) hasta el coste del atraque, que resultaba ser lo más caro del proceso. Sería agua en bruto, sin tratar.
El proceso, a partir de la llegada de los barcos habría que trasvasar el agua a las instalaciones de Emasa. Con la tubería que la empresa tiene en el Puerto sería posible conducirla hasta el embalse de El Limonero.
No hubo cortes de suministro en aquella sequía, cuyo decreto duró hasta 2009. Sí los hubo en la de 1995, a partir del 9 de enero. Seis horas diarias y un caudal reducido a la mitad. Era todavía alcalde de la ciudad el socialista Pedro Aparicio. Por entonces se dio la paradoja de que se construyeron las conducciones hacia el embalse de La Viñuela y era entonces la Axarquía quien ayudaba a Málaga, justo al revés que ahora y justo al revés de la lógica de la pluviometría. Fue una decisión muy contestada por agricultores y políticos de la comarca.
En aquella sequía se hicieron muchos sondeos para utilizar recursos del Bajo Guadalhorce. Muchas de estas captaciones volvieron a ser utilizadas en la sequía de 2005 y están siendo 'resucitadas' actualmente por Emasa. También se pusieron sobre la mesa proyectos recurrentes como la traída de agua desde el Genal o la regulación del Grande.
Entre las frases grandilocuentes de aquella sequía, la del entonces ministro de Turismo, Javier Gómez Navarro, que llegó a decir que Málaga y la Costa del Sol necesitarían camiones-cuba si la sequía se prolongaba.
Lo que está claro es que la relación de Málaga con el agua es paradójica. A grandes sequías cíclicas le suceden episodios de gotas frías y trombas que causan estragos.
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