Así será el futuro centro escénico en la parcela del Astoria

En esa fachada, se abren hacia el interior una serie de terrazas que actúan como miradores hacia la plaza de la Merced, y las calles Victoria y Alcazabilla. En el interior, habrá un vestíbulo principal de acceso con entradas desde la plaza de María Guerrero y la esquina con la plaza de la Merced, desde el que se podrá pasar a una gran sala polivalente que podrá ejercer como teatro o para albergar eventos y congresos, al tener un graderío que se recoge por completo y deja un gran espacio libre, del que también se puede tener una visión desde la plaza de la Merced, con la que queda conectado a través una gran cristalera que se abre.

Esa sala polivalente o escénica puede albergar un aforo de 650 personas con los graderíos desplegados, y de 800 personas si se tienen recogidos, incluido el espacio de unos balcones que recorren las paredes del interior a modo de galerías.

En la planta de sótano, se integran y se hacen visitables los restos arqueológicos que aparecieron en la parcela (que podrían disponer de un acceso independiente); y también se ganan espacios para situar el guardarropa y los aseos para el público (en el subsuelo de la parte más próxima a la calle Alcazabilla), y para los camerinos, en el sótano de la zona norte del edificio, donde se ubica, a nivel de planta baja, la escena y, tras ella, un espacio para la carga y descarga.

En esa zona norte de la edificación, la más próxima a las Casas de Campos, se disponen también las instalaciones del centro coreográfico que pedía el Ayuntamiento, que tendrá un acceso independiente, con oficinas en la planta segunda, y salas y camerinos en la cuarta. En concreto, dispondrá de una sala de 150 metros cuadrados y otra de 60 metros cuadrados. En esa planta superior, que alcanza una altura de 18,5 metros, hasta igualar los edificios de la fachada norte de la plaza de la Merced, también destaca una zona amplia de terraza superior que podrá funcionar como un ambigú.

Fabrizio Barozzi, uno de los fundadores de este estudio de arquitectura junto con el gallego Alberto Veiga, aclara a SUR que decidieron presentarse a este concurso porque su mujer, la también arquitecta Cecilia Rueda Ruiz, que trabaja con ellos, es de Málaga. «Nunca nos habíamos presentado a un concurso en el que también se valorara la propuesta económica, pero en este caso Málaga es una ciudad que conozco bien, somos muy conocedores del entorno, de lo que ha mejorado y de las dificultades que tiene, así que ganar este concurso nos hace mucha ilusión», ha declarado Barozzi.

Respecto a su propuesta, ha destacado que han procurado que sea «muy medida, sensible y respetuosa con el entorno patrimonial», de ahí que hayan elegido la piedra para su revestimiento. «No hemos buscado algo agresivo o llamativo, ni enfrentarnos con el contexto histórico que lo rodea, es una propuesta serena, discreta y sencilla que busca completar lo urbano, no hacer un objeto aislado», ha remarcado este arquitecto.

Asimismo, ha explicado que han situado la entrada principal al edificio hacia las calles Granada y Alcazabilla porque son los recorridos principales de acceso a la zona. También ha apuntado que el centro ofrece la posibilidad de abrirlo y conectarlo con el espacio peatonal central de la plaza de la Merced mediante una gran vidriera en la planta baja, si bien la superficie vidriada de la envolvente sólo supone el 13% del total de un volumen en el que predomina la piedra.