Israel planea el confinamiento de cientos de miles de gazatíes

El periodista ultranacionalista Yinon Magal, con buenas conexiones con el Gobierno, adelantó que la anexión de tierra y el desplazamiento masivo de población persigue crear «una nueva zona humanitaria que se habilitará para una estancia prolongada, estará cerrada y cualquier persona que entre será revisada previamente para garantizar que no sea un terrorista. Quien permanezca fuera será considerado terrorista».

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No hay líneas rojas para los israelíes, que 24 horas después de bombardear una clínica de UNRWA en el campo de refugiados de Yabalia, atacaron tres escuelas reconvertidas en refugios para desplazados y mataron a 33 personas, entre ellas varios niños, según el Ministerio de Salud. Una de ellas, Dar al-Arqam, situada en el distrito de Tuffah, al noreste de la Franja, recibió 4 misiles. El ejército, que no permite el acceso de la prensa internacional y ha matado a casi 200 periodistas y trabajadores de medios palestinos, dijo que el colegio era usado como base por un «comando central» de Hamás, la explicación habitual que ofrece en cada bombardeo contra estos centros u hospitales.

Desde que Benjamín Netanyahu rompió el acuerdo de alto el fuego de forma unilateral el 18 de marzo, los israelíes ya han matado a más de 1000 personas, vuelven a recurrir al hambre como arma de guerra con el bloqueo total de la Franja y han lanzado nuevas operaciones para ocupar tierra de Gaza y expandir la «zona de seguridad». Uno de los objetivos de las fuerzas de ocupación es consolidar ahora un corredor en el sur de Gaza para aislar la ciudad de Rafah del resto del territorio palestino.

El director UNRWA, Phillipe Lazzarini, recordó un día más las cifras que recopila UNICEF, que indican que «al menos 100 niños mueren o resultan heridos cada día en Gaza» desde que Israel rompió la tregua. Según el representante de la ONU, «el alto el fuego a principios de año dio a los niños de la Franja la oportunidad de sobrevivir y ser niños».

Netanyahu apuesta por la presión máxima para liberar a los 59 rehenes que quedan en manos de las facciones palestinas, pero sigue sin conseguirlo. Las familias de los cautivos acusan al primer ministro de anteponer el conflicto a la seguridad de sus seres queridos y Hamás volvió a recurrir a la guerra psicológica.

El portavoz del grupo islamista dijo en un mensaje difundido por las redes sociales que «la mitad de los prisioneros enemigos vivos están en zonas que el ejército de ocupación ha solicitado evacuar. Hemos decidido no trasladarlos y mantenerlos bajo estrictas medidas de seguridad que son extremadamente peligrosas para sus vidas. Si el enemigo está preocupado por ellos, debe negociar inmediatamente su evacuación o liberación».

Netanyahu se niega a retomar el acuerdo que aprobó en enero y no acepta negociar el final de la guerra. La oposición le acusa de avivar el conflicto porque llegar a un consenso para terminarlo supondría el final de su carrera política. Se espera que el enviado de Donald Trump a la región, Steve Witkoff, regrese a Oriente Medio la próxima semana y se reúna en Abu Dabi con el ministro de Asuntos Estratégicos israelí, Ron Dermer, cabeza del equipo negociador, según adelantó el portal Axios.