España se suma a la creciente lista de países que entablan interlocución con Siria

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Las relaciones con el extranjero son una de las obsesiones del nuevo Ejecutivo de Damasco, que fía parte de la reconstrucción del país al levantamiento de las sanciones internacionales y a la búsqueda de alianzas fuera de sus fronteras. Muestra de ello es que el primer ministro designado dentro del gabinete –el pasado domingo– fue precisamente el de Exteriores, Asaad Hassan al Shibani, quien durante años se encargó de la política de comunicación de Hayat Tahrir al Sham (HTS), el grupo que encabezó el inesperado derrocamiento de Al Assad. Ahora deberá ganarse la confianza de líderes de todo el mundo para la nueva Siria.

España, como otros países, ha aceptado por ahora iniciar interlocución con Siria. La figura del enviado especial permite relaciones al máximo nivel entre ambos Estados, pero no implica el reconocimiento oficial de las nuevas autoridades, como sí ocurriría con el nombramiento de un embajador, un puesto vacante desde 2012. El propio José Manuel Albares, ministro español de Exteriores, quiso dejar «claro» la pasada semana en Bruselas que los futuros contactos con el país árabe serán «muy preliminares» y que su primer objetivo consistirá en «trasladar unas líneas rojas» al HTS.

González-Zavala, el elegido para esta tarea, tiene experiencia en cooperación al desarrollo y hasta ahora era el enviado especial de España para el Sahel. La carrera diplomática que inició en 2002 le ha llevado a Ecuador, Afganistán, Senegal, Irak o Guinea Bisáu, entre otros destinos. A Siria llegará en un ambiente generalizado de ilusión e incertidumbre por el nuevo escenario que ha generado el fin de la era de la familia Assad. Una transición que la comunidad internacional vigila para garantizar el respeto de las minorías y las mujeres, evitar la injerencia de vecinos como Israel o Turquía y asegurar la integridad territorial.

La propia Unión Europea considera que Siria se asoma a una «oportunidad histórica» y que los Veintisiete no pueden «dejar un vacío» en el país, por lo que la pasada semana ya envió a un embajador a Damasco para iniciar relaciones con las nuevas autoridades y, sobre todo, ver si sus medidas van por el buen camino. En los últimos días han trascendido los nombres de los primeros miembros del Gobierno interino y se ha conocido también la constitución de una Oficina de Asuntos de la Mujer. Además, el jefe del HTS, Mohamed al Golani, ha comunicado la creación de un ejército único tras la disolución de las diferentes facciones –algo con lo que la mayoría estaría de acuerdo– y la entrega de todas las armas en territorio sirio con el objetivo de que queden bajo «control estatal».

Mientras Siria inicia un nuevo camino, su antiguo líder continúa en Moscú, a donde huyó con su esposa e hijos a principios de mes. El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, se pronunció este lunes sobre su situación y afirmó que carece de «restricción» alguna de movimiento en el país después de que varios medios apuntaran que la mujer de Al Assad habría pedido el divorcio y querría salir del país.