Sonaba la alarma antiincendios del hotel. Pese a que hacían noche en Ürgüp, a 300 kilómetros de Kahramanmaras el epicentro del gran terremoto en Turquía, un «fuerte temblor» helaba la sangre a ocho malagueñas en plena madrugada del lunes. «Sobre las cuatro de la ... madrugado nos despertamos porque sentimos mucho movimiento, no demasiado brusco pero sí bastante largo». Bajaron atropelladamente las escaleras, «muy nerviosas, porque no sabíamos muy bien cómo acabaría». Ya habían leído en las alertas del móvil lo del primer gran terremoto. «Pero allí estábamos fuera del hotel: con el susto, nerviosas y en pijama». Bajo la nieve, «porque estuvo dos días nevando».
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Ellas han sido testigos del caos que se vive en el país, aunque en diferido. «Hemos sido muy afortunadas, porque donde nosotras hemos estado no ha pasado nada grave. Eso sí, estamos consternadas porque somos conscientes de toda esta catástrofe y nos apena». Marta Rodríguez y sus compañeras (Emma, Paula, Elena, Noelia, Cinthia y Virginia), tienen entre 21 y 24 años y estudian en el centro de Magisterio de La Inmaculada, en Granada. Están de viaje de estudios con un grupo mayor de estudiantes de toda Andalucía, pero han tenido la suerte de que la catástrofe «solo ha pasado rozando».
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Aterrizaron en Turquía el pasado día 2 y estarán hasta el próximo jueves de ruta por todo el país. De la Capadocia a Pamukale y, después, estación final en Estambul. Los Whatsapp de los familiares no han dejado de llegar. «Al ver las noticias se alarmaron y se preocuparon, pero estamos bien, aunque tuvimos nuestros momentos de agobio». El grupo siempre se mantuvo «lejos del epicentro». Pasaron, eso sí, por Ankara con la suerte de «no haber visto mucho de la catástrofe».
Entre Ankara y Estambul vive Ramón Pérez, estudiante de Periodismo y ahora Erasmus+, en la localidad de Eskiseir, a 800 kilómetros de lo más duro de la tragedia. Precisamente trabaja en Proder, una ONG por el desarrollo, lo que le ha permitido vivir de cerca cómo toda Turquía se ha volcado con las víctimas y damnificados. «Una de las tareas que hace la organización es donar ropa y, por ejemplo ayer, en cuanto supimos de los sucesos llevamos todo cuanto pudimos a un centro donde lo recogían para las personas afectadas». Junto a Teresa Ruiz, compañera de estudios, comparte piso con otros Erasmus. «Mis propios compañeros han ido a donar sangre y hemos ofrecido nuestro apartamento para alojar gente que se ha quedado sin hogar.
DESDE MÁLAGA
Los terremotos de Turquía registran miles de muertos, heridos y desaparecidos. Comenzaban el lunes 6 de febrero en la frontera entre Turquía y Siria, una zona de alta actividad sísmica. La magnitud del primer temblor fue de 7,8, convirtiéndose en el seísmo más potente de la historia turca desde 1939, y a él le han seguido multitud de réplicas, entre ellas, una de magnitud 7,5, similar al del terremoto principal. El balance de muertos y heridos aumentando con las horas, y al menos se han contabilizado ya alrededor de 5.000 muertos y de 20.500 heridos.
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El epicentro se situó en el distrito turco de Pazarcik, en la provincia de Kahramanmaras y cerca de Gaziantep, ciudad de dos millones de habitantes, y afectó a las provincias de Malatya, Sanliurfa, Osmaniye, Hatay, Adana y Diyarbakir. Los terremotos no conocen de fronteras y en Siria, Idlib, Alepo, Hama y Latakia fueron las afectadas.
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