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El acuerdo entre conservadores y socialdemócratas (SPD) para iniciar negociaciones de coalición para un nuevo Gobierno alemán ha recibido severas críticas del resto de partidos ... con representación parlamentaria, pero también de expertos economistas, entre ellos los consultados por los propios partidos de la futura alianza, que condenan, entre otras cosas «los caros regalos electorales» y el «escándalo ecológico» que supone el acuerdo redactado en un documento de 11 páginas que fue presentado este sábado por los líderes de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y su hermanada Unión Socialcristiana (CSU) y el SPD y que este domingo ha sido aprobado por las ejecutivas de esos grupos.
«Habíamos señalado explícitamente el peligro de los aplazamientos», escribe por ejemplo este domingo en X el presidente del Instituto de Economía Mundial de Kiel (IfW), Moritz Schularick, que había asesorado a las delegaciones de CDU/CSU y SPD junto con tres colegas. «Un fondo especial para inversiones en infraestructuras debe conducir a más inversiones en la misma escala. No debe ser para regalos electorales caros como pensiones de maternidad...», lamenta en referencia a la iniciativa de los bávaros de la CSU y su empeño en imponer una paga extraordinaria para las mujeres que hayan sido madres.
Tras el acuerdo del pasado martes sobre un enorme paquete de financiación con enmiendas a la Ley Fundamental y fondos especiales, conservadores y socialdemócratas acordaron este sábado un documento exploratorio de once páginas, en el que se establecen compromisos en los ámbitos centrales de los temas que más les dividen. Entre ellos figuran un nuevo aumento de la pensión de maternidad, una reducción del IVA para la hostelería y la reversión de las cargas que pesan sobre los agricultores en relación con el gasóleo, todas ellas resoluciones que el líder de la CSU y primer ministro de Baviera, Markus Söder, reclamaba para su partido.
El paquete muestra ya «cómo el fin del freno de la deuda previsto por ambos socios abre de nuevo de par en par las compuertas a subvenciones disparatadas y políticas clientelares», afirma Friedrich Heinemann, del Centro de Investigación Económica Europea (ZEW). «La reducción del IVA en el sector de la restauración es un regalo para los hogares adinerados, la devolución del gasóleo agrícola subvencionado es un escándalo ecológico y la ampliación de la pensión maternal para los niños es una medida totalmente sin objetivo a costa de los contribuyentes», asegura tajantemente el experto.
Al parecer, ambos socios esperan «malversar elegantemente partes significativas de la deuda para armamento e inversiones con el fin de servir a grupos influyentes», continúa Heinemann. La CDU/CSU y el SPD habían acordado previamente un fondo especial de 500.000 millones de euros para infraestructuras y una relajación del freno de la deuda para defensa. El documento ha sido criticado en Spiegel Online por Stefan Kooths, director del Centro de Investigación sobre Ciclos Económicos y Crecimiento del IfW. «Se buscan en vano ambiciosos esfuerzos de consolidación», dijo el especialista, quien intuye «todo lo contrario: se vislumbran nuevos proyectos de gasto».
«En general, es de temer que la ampliación masiva del margen de endeudamiento haga decaer el celo por la reforma», advierte Kooths. «Como consecuencia, los déficits permanentes declarados para el ejército sólo servirán para financiar todo lo que ahora aparentemente ya no se somete a la prueba fiscal». Los mayores niveles de deuda podrían utilizarse para encubrir los conflictos de distribución durante un tiempo, señala el economista, quien opina que «a medio plazo, sin embargo, esto amenaza con exacerbarlos aún más» y dice que es improbable que aumente el margen de distribución sin medidas de gran calado para reforzar Alemania.
El experto del ZEW también se muestra crítico con el incremento previsto del salario mínimo a 15 euros por hora. Ello supondría «un aumento considerable de los costes salariales para los trabajadores poco cualificados de las zonas estructuralmente débiles, y ello en un mercado laboral que se está enfriando considerablemente». Por el contrario, según Heinemann, el acuerdo carece de todo lo que el país necesita urgentemente: una edad de jubilación más elevada, un aumento de la jornada semanal, más responsabilidad personal en caso de enfermedad y cuidados, más flexibilidad en el mercado laboral y una reducción consecuente de los subsidios. «Alemania sigue atascada en un retraso de reformas financiadas por la deuda en ámbitos importantes», afirma.
Mientras, el partido de Los Verdes, del que depende que conservadores y socialdemócratas cuenten con una mayoría parlamentaria para sacar adelante sus iniciativas de reforma constitucional, no parece querer secundar sus propuestas. Los líderes ecologistas, Franziska Brantner y Felix Banaszak, se han negado hasta ahora a respaldar los planes de la CDU/CSU y el SPD para financiar las inversiones previstas en Defensa e infraestructuras. «Hoy estamos más lejos de ponernos de acuerdo que en los últimos días», declaró el segundo tras conocer el documento con el principio de acuerdo para negociar una coalición.
Banaszak criticó que la financiación de la protección del clima «no desempeñe ningún papel» en los proyectos del futuro Gobierno, mientras Brantner afirmó que «echar dinero a todo, encadenar promesas electorales y no abordar ninguna reforma estructural es veneno para nuestro país» y denunció que las resoluciones aprobadas por los dos grandes partidos tradicionales tampoco están a la altura de las expectativas en lo que respecta a la economía y Europa. Críticas en las que coinciden los liberales (FDP). «El gigantesco paquete de la deuda sólo se corresponde con medidas individuales poco sistemáticas», señaló el líder del grupo parlamentario del FDP, Christian Dürr, para quien el compromiso de CDU/CSU y SPD es «lo contrario del giro económico que nuestro país necesita con tanta urgencia».
El acuerdo es «tan desastroso como se esperaba» y las cuestiones sociales son un «punto ciego», dijeron los líderes del grupo parlamentario de La Izquierda, Heidi Reichinnek y Sören Pellmann. Cuestiones clave como la vivienda, la sanidad, el refuerzo de las familias, la igualdad de condiciones de vida en el Este y el Oeste y la alimentación asequible «se negociaron de pasada o ni siquiera se mencionaron». Parece que «han centrado su energía principalmente en triturar la ley de asilo hasta hacerla irreconocible», dijo Reichinnek, para la que esa «priorización se complementa con un cheque en blanco para armamento y un fondo especial cuyo contenido nadie conoce».
Y la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) acusa como otros muchos al próximo canciller federal, el conservador Friedrich Merz, de romper sus promesas electorales y tirar la casa por la ventana con el previsto aumento espectacular del gasto público. A cambio de su «capitulación ante la insistencia del SPD en incrementar la deuda», el presidente de la CDU sólo recibió «vagas promesas y compromisos formulistas sobre política migratoria llenos de reservas y puertas traseras», afirmaron los jefes del grupo parlamentario de AfD, Alice Weidel y Tino Chrupalla.
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