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Los precios de la vivienda en la capital no están al alcance de la mayoría de las economías. Pero es que el primer arco de ... la Gran Málaga, el que forman Rincón de la Victoria, Torremolinos, Alhaurín de la Torre y Cártama también se escapa ya a muchos bolsillos. En este escenario, jóvenes, familias y promotores comienzan a fijarse en el segundo arco metropolitano, el que conforman municipios tales como Pizarra y Álora, en el Guadalhorce; y Casabermeja, Colmenar y Almogía, hacia el norte de la provincia.
De estos, la mayor subida de los precios en el último año se ha registrado en Casabermeja, que ya tiene un coste medio de 1.811 euros por metro cuadrado, un 29% más que hace un año, según el índice del portal inmobiliario Idealista. Por detrás destaca Pizarra, que se abre paso como una nueva referencia para buscar casa, una vez que la cercana Cártama se ha escapado de las posibilidades para muchos. En este caso, el suelo cotiza a 1.560 euros por metro, un 14% más. Con los datos de la sociedad tasadora CoHispania, los precios de Colmenar y Almogía han subido un 10%, mientras que Álora lo hace un 4,4%.
Aunque en muchos casos es un fenómeno bastante reciente, que se ha notado sobre todo en los últimos meses, la población residente ya daba signos de aumento al cierre de 2024. Según el Padrón, en Cártama se ha disparado, con 5.000 habitantes más en una década (500 en el último año, hasta rozar los 30.000). Mientras, Pizarra ha sumado mil vecinos en cinco años (llegando a casi 10.200). En este municipio, uno de cada diez empadronados es nuevo.
«Vivíamos en un piso pequeño, sin terraza ni garaje en Las Flores. En Almogía encontramos la casa de nuestros sueños: seis habitaciones, dos patios, piscina... En Málaga nunca habríamos podido comprarla. Tardamos 30 minutos desde Málaga, más o menos lo mismo que echaba antes entre el trayecto y buscar aparcamiento».
«La diferencia en el precio fue determinante para mudarnos. Compramos una casa grande por lo mismo que costaba un apartamentillo en Málaga. También trasladamos nuestro bufete porque hay menos oferta de servicios jurídicos. Lo bueno de Pizarra es que tiene buenas conexiones con Málaga tanto por tren como en coche».
«Soy de Cártama y allí los precios han subido tanto que no podíamos permitirnos más que un cuchitril. En Álora en cambio encontramos un piso espacioso, luminoso y con una terraza estupenda. El gran problema es que el tráfico a Málaga está cada vez peor: últimamente tardo una hora en llegar al trabajo».
Buena parte de estos nuevos residentes vienen de Málaga: son jóvenes, parejas o familias que encuentran en estos municipios la casa que no pueden comprar en la capital. A muchos les convence la conectividad que ofrece la línea C2 del Cercanías, que pasa por Cártama, Pizarra y Álora y que permite acceder al Centro de Málaga y a María Zambrano en un máximo de 40 minutos. Y ello, pese a que su frecuencia deja mucho que desear: según el tramo horario, los trenes pasan cada hora o cada dos, y los usuarios se quejan de la creciente saturación de los vagones.
Las agencias inmobiliarias de la zona son testigos (y beneficiarias) del interés por la zona, tanto de ciudadanos que buscan casa para vivir como de inversores y promotores de turismo rural. «Hay mucha demanda y los precios están subiendo», sentencia Jorge García Leiva, propietario de la agencia Geslawbrokers. «Se vende muy bien, tanto para inversores de turismo rural como para vivir, porque Málaga está prohibitiva y mucha gente se está marchando a los pueblos».
A modo de ejemplo, en las últimas semanas su agencia ha vendido a una familia finlandesa una finca que estaba abandonada y okupada en Pizarra para montar un hotel rural; mientras que en Guaro, una promoción de 54 viviendas nuevas se ha colocado en apenas seis meses, con precios de entre 80.000 y 120.000 euros.
Este especialista cifra entre el 20 y el 25% la subida media en la zona en el último año. «Por debajo de 100.000 euros casi no queda nada, solo casas antiguas para reformar. Lo que antes costaba 80.000 euros, ahora son 100.000 a 120.000». «Todo lo que sale a su precio se vende pronto porque todavía hay mucha diferencia con los precios de Málaga, y a cambio tienes más metros y casas con terreno». A su juicio, esto compensa el trayecto de 30 a 40 minutos para ir a trabajar.
Guillermo García Cid es socio de Grupo Inmobiliario Guadalhorce 2020, una agencia especializada en la zona. «La demanda es altísima en Álora y el precio está subiendo porque la capital y otros municipios como Cártama ya están muy caros», confirma. A su juicio, la clave de su atractivo es el tren; y en cuanto al perfil del cliente, además de inversores extranjeros cada vez llegan más parejas jóvenes de la ciudad en busca de precios más asequibles, más espacio y tranquilidad.
«Lo que está en precio se vende rápido. En Álora es casi todo de segunda mano y apenas hay obra nueva, pero Pizarra sí tiene el PGOU aprobado y hay varias promociones». En cuanto a los precios, la media es de 100.000 a 120.000 euros por una casa de tamaño medio, eso sí, para rehabilitar. Y advierte de que la subida es patente y ronda el 20%: «Lo que antes costaba 80.000 ahora son 100.000». García Cid, que también es ingeniero técnico, destaca que la nueva ley Lista de la Junta da más facilidades para hacer casas en el campo. «Mucha gente está buscando terrenos para construir en la zona del Guadalhorce».
«Se nota que hay más demanda; en el campo todas las casas que están en precio se están vendiendo, pero también hay más interés por comprar en los pueblos». Así lo indica Pedro Fernández Miguel, empresario de Carratraca e histórico referente en la lucha por las infraestructuras en esta zona del alto Guadalhorce.
Este es el principal escollo: «La ampliación de la autovía está tardando mucho, hay caravanas casi a diario porque mucha gente se ha venido a vivir aquí y va a trabajar todas las mañanas a Málaga», ante lo que advierte: «Quieren que venga más gente a vivir a los pueblos, pero la Administración no pone los medios».
En Carratraca se produce la paradoja de que los precios se han mantenido porque ya estaban altos, pues la oferta de vivienda es escasa y necesita reformas. Son propiedades generalmente en manos de antiguos vecinos que han emigrado. El empresario también demanda la aprobación urgente del nuevo PGOU, para regularizar la situación de los suelos urbanizables. «Y se tienen que agilizar los plazos: no pueden tardar tres o cuatro años en dar los permisos».
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