Migue Fernández
Sección Oficial

Maria de Medeiros: «Europa es compleja, no es para mentes demasiado simples»

La actriz portuguesa protagoniza 'Una quinta portuguesa', a competición en el Festival de Málaga

Martes, 18 de marzo 2025, 00:10

Es una mujer menuda, con una voz suave y una mirada dulce. Pero en absoluto frágil. Maria de Medeiros (Lisboa, 1965 ) tiene una enorme fuerza ... frente a las cámaras y también en el cara a cara. Con contención, sin hacer bandera de nada, la actriz es contundente cuando habla, tiene muy claro lo que piensa y lo expresa en un correctísimo español. Portuguesa, criada en Viena y residente en París, De Medeiros regresa a Málaga con 'Una quinta portuguesa', una película de Avelina Prat sobre la construcción de la identidad que traslada al espectador a una bucólica villa del norte de Portugal. Ella es Amalia, la dueña de una finca a la que un hombre devastado por la desaparición de su mujer (Manolo Solo) llega suplantando a quien iba a ser el jardinero de la quinta.

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–En esta película todos los personajes huyen de algo. El suyo tiene también esa necesidad de escaparse de vez en cuando.

–Sí, me gusta mucho que Adelina escribe personajes complejos, contemplativos y que tienen partes misteriosas. Y efectivamente todos tienen un punto de huida, de que la identidad está en tránsito. Todos realmente tienen una riqueza de vida de la que no conocemos todo, pero tienen esa conciencia de que el ser está en movimiento.

–Así es la vida en realidad.

–Absolutamente, no somos monolíticos, y menos mal (ríe).

–¿No envidia esa tranquilidad de la vida en una quinta portuguesa?

–Es muy atractivo (ríe), es uno de los atractivos de la película realmente. Nos transporta a esa atmósfera bucólica, cerca de la naturaleza, ese frescor del verde cerca de Galicia, junto a esas piedras muy antiguas. Parar un poco para solamente vivir y sentirse vivo.

«Me gustó mucho hacer de portuguesa, porque no siempre pasa»

–¿Y usted no se ve ahí, o es más de ciudad?

–Yo soy mucho de ciudad, pero también soy mucho del movimiento y del cambio, y entonces disfruto los momentos en la naturaleza. Realmente me quedó una memoria maravillosa de ese rodaje, fue bellísimo.

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–Hay una parte de vuelta a casa para usted, de conexión con la tierra.

–Sí, con la tierra, con la lengua, con la cultura. Me gustó mucho hacer de portuguesa, porque no siempre pasa (ríe).

–¿Qué tiene que tener un papel para que lo haga?

–Que esté bien escrito, que pueda sentir el mundo creativo del director. Avelina tiene un estilo muy propio que tiene que ver con la contemplación, con una cierta melancolía irónica. Es a la vez divertido y muy contenido su mundo. Y son personajes ricos, porque tienen matices, zonas misteriosas.

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–Es una queja recurrente en el cine: faltan papeles interesantes para mujeres maduras. ¿Lo siente así?

–Sin duda, es verdad. Y por eso es muy bonito cuando surge un papel como este de Amalia, que está llena de misterio, que obviamente tiene todo un pasado, tiene una cultura y tiene también una curiosidad muy grande. Es un verdadero personaje de mujer madura.

–En este festival, el 60% de las películas en la Sección Oficial las dirigen mujeres. Quizás eso, poco a poco, marque un cambio.

–Claro, la mirada, la atención a ciertos temas, a ciertos personajes, a ciertas situaciones, por supuesto cambia. Y quizás el cine se vuelva más atento a cosas que los hombres no abordaron con atención durante muchos años.

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«No tengo ningún problema en hablar de 'Pulp Fiction, pero ¿por qué no quieren hablar de 'Airbag' o 'Huevos de oro'?»

–¿Desde que usted dirige, actúa diferente?

–Sí que me cambió mucho la primera vez que me dirigí a mí misma, que fue en una película sobre textos de Fernando Pessoa. Yo antes no miraba lo que hacía. Ahora vuelvo a no mirar tanto, pero cuando hice de directora obviamente me tuve que ver y eso me sirvió muchísimo. Y es algo que a los que inician su carrera yo recomiendo bastante, porque es muy bueno que nos conozcamos. Somos nuestro propio instrumento y hay que conocerlo.

–¿Y es dura consigo misma?

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–Sí, claro. Hay que serlo. Debemos serlo porque podemos corregir.

–En un momento de su vida podría haber elegido vivir en cualquier lugar del mundo, pero eligió quedarse en Europa, ¿por qué?

–Me encanta Europa. Siempre me gustó mucho Europa en toda su diversidad. Yo crecí en Viena, en Austria, y el viaje fue parte de mi formación desde todos los puntos de vista. No podría vivir sin viajar, sin estar en contacto con la diversidad de alguna forma. El proyecto europeo para mí era una realidad en mi niñez antes de existir la Unión Europea. Europa es compleja, no es para mentes demasiado simples, pero eso es bonito.

–¿Nunca se planteó ir a Estados Unidos a vivir?

–A vivir, no. Nunca me atrajo, pero sí me gusta mucho ir a trabajar. Ir y volver. Pero para vivir, no, es demasiado homogéneo de alguna forma. Que en una extensión tan grande sea todo finalmente tan parecido a mí me causa un poco de confusión.

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«Nunca me atrajo vivir en EE UU. Que en una extensión tan grande sea todo tan homogéneo a mí me causa confusión»

–Y tal y como están las cosas ahora…

–Ahora seguro que no (ríe).

–Su casa está en París.

–Sí, hace muchos años que vivo en París y de allí trabajo por todas partes. Ahí es donde hago teatro también. Estoy haciendo ahora una obra con un director americano, Bob Wilson, pero con un proyecto europeo hecho en varias ciudades europeas, con actores de todo el continente. Y París es muy bueno para eso, porque realmente es una plataforma para andar por toda Europa.

–¿Volverá a la dirección?

–Sí, estoy preparando una película, que es un poco ambiciosa, que será difícil de montar, pero en eso estamos. Es la historia real de una mujer portuguesa que era hija de un gran dignatario, de una persona de mucha autoridad dentro del gobierno dictatorial fascista portugués, y que se va a Cuba donde conoce a Che Guevara. Y esa mujer portuguesa, que viene de una familia muy conservadora en Portugal, dedica toda su vida a la revolución cubana.

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–No sé si tiene la sensación de que estamos repitiendo muchos errores del pasado.

–Sí, es tremendo la falta de memoria que tenemos.

–¿Le preocupa el auge de la extrema derecha en Europa?

–Me preocupa seriamente.

–¿Y el cine puede ayudar?

–El cine y el arte, por supuesto, pueden ayudar a recordar, a pensar, a tener esos momentos contemplativos que se ven en la película de Avelina. Necesitamos pensar, no podemos seguir en una ceguera, citando a Saramago. Estamos con una ceguera de no ver el peligro que se va acercando.

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–Y ya la última, ¿le aburre ya que le pregunten por 'Pulp Fiction'?

–(Ríe) A mí me encanta 'Pulp Fiction', no tengo ningún problema en hablar de todo lo bueno que pienso de 'Pulp Fiction'. Pero, ¿por qué no quieren hablar de 'Airbag' o de 'Huevos de oro'? De tantas otras películas... A veces surge así algún loco al que yo le doy las gracias, que me dice 'me encantó tal película' que nadie ha visto, pero que él sí ha visto. Y eso me conmueve mucho cuando pasa.

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