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Tiene tres estatuillas de los Goya, el Premio Málaga SUR y es uno de los actores más cotizados del cine español. Pero todos los méritos y ese 'glamour' tan del cine se quedan en la puerta cuando se habla con Luis Tosar, que está de ... vuelta en el Festival de Málaga con 'Código Emperador', una cinta de espías sobre las cloacas del Estado que explica, sin haberlo pretendido, episodios posteriores a su rodaje como la guerra fratricida entre Casado y Ayuso. El actor, que también participa esta edición en la comedia de Daniel Guzmán 'Canallas', habla con naturalidad de la política actual, de la amenaza creciente de la invasión de Ucrania o de la «épica» excesiva que rodea al mundo del cine.
-¿Ya sabe cómo espiar con un móvil?
-Ja, ja, no tengo ni idea.
-No tiene redes sociales, ¿alergia a la tecnología o a la exposición pública?
-No me gusta esa exposición. La tecnología la uso para lo que me hace falta del trabajo, pero soy muy analógico en muchas cosas. Soy un romántico.
-¿Por ejemplo?
-Me gusta leer libros en papel. La tableta la uso para trabajar y no imprimir guiones hasta que está clara la versión de rodaje. Pero me gusta tocar el libro.
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-¿Y cuál tiene entre manos?
-Pues estoy leyendo 'Mobydick' porque el otro día estaban hablando en la radio de la novela y pensé: ¡Coño, no la he leído! Y me está resultando apasionante.
-Hablando de lecturas, ¿Qué le interesó del guion de 'Código Emperador'?
-Soy muy aficionado a la política y los tejemanejes de lo que uno fantasea que debe ser la fontanería de las cloacas del Estado. La política me interesa siempre porque nunca deja de dar sorpresas y cada nueva noticia es más bizarra que la anterior. Y el mundo del espionaje siempre me ha gustado ya que crecí con aquel cine de los 70 que era más sesudo que el actual con sus personajes imbatibles. Eso hemos intentado hacer en la película, una historia de antihéroes con ciertos dilemas morales y con contenido político. Todo eso estaba muy bien aderezado en el guion y muy bien contado a través de una realidad que le resultará familiar al espectador porque le recordarán hechos y personajes que han aparecido en los telediarios en los últimos tiempos.
-La alusión al comisario Villarejo es evidente.
-Sí, su personaje es cercano. La película está inspirada en hechos reales pero no hay intención de acercarse a estas realidades, sino hacer un compendio de cosas que han ido ocurriendo y han inspirado este artefacto de ficción que retrata esa forma turbulenta y sucia de organizar nuestra sociedad, en la que a veces es más importante salvaguardar la reputación de algunos que la propia seguridad nacional.
-Su personaje, el agente Juan, forma parte de esa parte oscura. ¿Los espías son necesarios o inevitables?
-Me gustaría que los recursos públicos no se dedicaran a esta fontanería, pero entiendo que el espionaje es tan antiguo como el mundo. La información es poder y da ventaja. Difícilmente veo que el espionaje desaparezca pero también se puede usar para buenos fines. En 'Código Emperador' se cuenta una parte turbulenta de todo esto , pero seguramente muchas desgracias también se han evitado gracias a los servicios secretos.
-Su paisano Feijóo, ¿pasaría un examen de Juan?
-Ja, ja. Todo el mundo tiene algo que ocultar, esa es la máxima de la película. Feijóo tiene una labor complicada por delante y ya le crecen los enanos antes de salir. Se ha echado al ruedo y tendrá que batirse con todo el mundo. Lo veo un poco animado, un poco prematuro, pero activo y contradiciéndose a sí mismo.
-¿Por qué lo dice?
-Ha dicho que optaba a la presidencia del PP para ganar y no para insultar a Pedro Sánchez. Y ya ha empezado a decir que si el Estado se forra. No sé si esa es la línea más coherente para empezar.
-Por cierto, en todo el culebrón de Casado parece que ha habido también algún espía como Juan. Parece este episodio hecho como campaña a la película.
-Es una de estas cosas extrañas que pasan con las películas y las legitiman. Ha sido una historia peculiar con un señor que trata de sacar los trapos sucios de su partido y acaba defenestrado. Por ahí ha habido fontanería fina.
-¿Qué es lo peor que puede decir un dossier oculto de Luis Tosar?
-ja ,ja. A ti te lo voy a contar.
-Usted coqueteó con la política en las listas del BNG. ¿Alguna carpeta habrá por ahí?
-Dossier y lista negra sí que hubo en algún momento, eso te lo garantizo. En los tiempos del 'Nunca mais' y el 'No a la guerra'. Pero cuando uno habla tiene que saber a lo que se expone y estar dispuesto a recibir de vuelta.
-Es curioso como la película tiene hasta una subtrama ucraniana que la actualidad hace que resalte más. ¿Siente que la escalada de la guerra ha crecido en los últimos días?
-Están pasando cosas que nunca pensamos que podían llegar a ocurrir. Nadie pensó en una pandemia global y todos habíamos descartado hace años la posibilidad de una guerra nuclear, como algo de la guerra fría. Pero en los últimos días tenemos la terrible sensación de que eso está más cercano y posible de lo que pudimos imaginar. Espero que alguien más listo que nosotros dé con la palabra adecuada para negociar desde un lugar mínimamente humano. En cualquier caso, ya buena parte de la sociedad ucraniana está devastada o en pleno éxodo. Ahora lo importante es que el conflicto pare.
-Aquí tenemos el caso del Museo Ruso cuya colección está en riesgo. ¿Qué opina de la afectación a la cultura de esta crisis?
-Cuando las cancelaciones empiezan a campar a sus anchas no tiene límites. Y seguro que van a pagar justos por pecadores. Seguramente haya que cancelar cosas porque son un vehículo de propaganda, pero nosotros que vivimos aquí tranquilamente tenemos que discernir y no criminalizar a toda la población rusa porque ellos no tienen culpa.
-También está presente en el reparto principal de 'Canallas'. Ya lo vimos en un pequeño papel en 'A cambio de nada'. ¿Cuándo Daniel Guzmán le dice ven, lo deja todo?
-Pues sí, tengo debilidad por él. Tenemos una complicidad muy curiosa que hemos fabricado a lo largo del tiempo, a lo que se une que es un liante. Además, Dani es sinónimo de pasárselo bien, porque es un disfrutón que concibe una película como un proceso de creación genuinamente divertido. También es un tipo obsesivo, pero hay un fin mayor que es que la experiencia sea especial.
-¿Cuál es la parte más canalla de Luis Tosar?
-Pues mira, me gusta reírme de las situaciones a las que damos importancia y en el mundo del cine nos damos mucha importancia, pero a mi me hace mucha gracia. Ese soy yo, pero no soy yo. Es un discurso que uno monta para dignificar lo que hace. Esto es más sencillo, consiste en hacer películas, ponerse delante de una cámara e intentar actuar lo mejor que puede. Y a veces sale bien y otras sale una puta mierda. Siempre tenemos ganas de que lo que hacemos tenga mucha épica, pero si me veo desde fuera…
-A usted siempre lo premian por papeles dramáticos. ¿una comedia de vez en cuando sienta bien?
-Sobre todo para la salud mental. En la preparación y rodaje de esta película pasé los meses de mi vida en los que más me he reído con diferencia.
-Su carrera es singular porque, siendo de los actores más cotizados del país, siempre se implica en proyectos pequeños y más personales.
-Empecé haciendo esas producciones independientes que son válidas, interesantes y excitantes. Si en este oficio no hay un mínimo riesgo no tiene sentido. Evidentemente también gusta trabajar sobre seguro y hay que ser pragmático en muchas ocasiones, pero tiene un ingrediente artístico y creativo que pasa por plantear cosas peregrinas que pueden resultar. Y hay muchos públicos y no uno tiene que trabajar para productos prefabricados o fórmulas que funcionan. Y me gusta probar de todo.
-En 'Código Emperador' se le escucha hablar inglés y hace unos meses estrenó 'Way Down', ¿En casa se está bien o le tienta la aventura internacional?
- Me tienta, pero no tanto. Es excitante trabajar en otros idiomas y sería maravilloso hacer una carrera en EE UU, pero mi estructura familiar está aquí y hay que ser realista. En el momento que lo tenía más fácil no lo hice, pero no descarto que me apetezca irme un año a ver cómo funcionan las cosas por ahí.
-¿Me suena a que le hicieron una de esas ofertas que no se podían rechazar, pero lo hizo?
-No creas. En su momento me llegaron cosas, pero hace tiempo que no me ofrecen nada interesante. No me voy a tirar el pisto.
-El Festival de Málaga cumple 25 años y usted ha estado muy presente. ¿Cuál es su mejor recuerdo?
-Sobre todo el Premio Málaga SUR, porque estaba reventado por cuestiones de trabajo y de pronto llegué a la ciudad y lo recibí como un empujón. Lo atesoro con mucho cariño. Y una película en la que estaba involucrado en la producción, 'Crebinsky', fue mágico estrenar aquí.
-Tiene varios Goya, pero nunca le han dado un galardón competitivo en el festival, ¿este puede ser un buen año para lograr una Biznaga?
-Pues ya verás como no cae ninguna.
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