El Festival de Málaga alza el vuelo con los enredos entre aviones de 'García y García'

'García y García' recurre a la típica situación de «pez fuera del agua» que tanto juego da en el género. Dos tipos con el mismo nombre, Javier García, y profesiones absolutamente diferentes (uno mecánico y otro consultor de alto standing) son confundidos al ser recogidos en el aeropuerto. Los dos han sido contratados por una aerolínea 'low cost' al borde de la quiebra: uno para arreglar un avión y el otro para redefinir la estrategia comercial de la empresa. A partir de ahí, «con vueltas de tuercas de guion», se generan todo tipo de situaciones disparatadas. Y cada uno descubrirá el encanto que tiene estar en la piel del otro.

El rodaje en el aeropuerto de Teruel, sin pasajeros, permitió al equipo moverse a sus anchas por hangares y pistas de despegue. «He podido hacer unas secuencias maravillosas de persecuciones, carritos de maletas, pasar entre aviones... Ha sido una experiencia única», cuenta la directora. Porque en 'García y García' hay chistes, juegos de palabras y, por supuesto, 'pepeviyuelismo', pero también mucha acción. «Casi todos los días rodábamos con efectos especiales. Era muy disparatada, todo está muy arriba, con personajes muy caricaturescos. Ha sido como una comedia americana, con Ana es todo a lo bestia», explicó la actriz Eva Ugarte. «Ha sido una aventura en la que me lo he pasado súper bien», añadió Mota.

Además, ‘García y García’ (producida por Joaquín Trincado y el arquitecto Carlos Lamela) se rodó justo después del confinamiento, con los primeros ensayos por Zoom y con exhaustivas medidas de seguridad en la filmación. Eso hizo que todo fuese entre el equipo «más familiar, muy endogámico». «Era una situación muy bestia, de estar encerrados en casa sales para trabajar en un avión», explicó Ugarte.

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Esta comedia supone el debut en el cine de Martita de Graná, la cómica 'influencer' revelación del confinamiento. Un papel de chica «seria y responsable», fuera de su rol habitual, que agradeció enormemente: «Que no me hagan hacer el papel de Martita de Graná es una gran oportunidad». Ricardo Castella sorprendió también en un registro totalmente desconocido, con una espectacular conversión en Cher. Por eso, sin reparos y con mucho humor, pidió ya para él el «Goya a actor revelación»: «Ya es mi tercera película. Si no me lo dan voy a estar como el jamón york cuando lo dejas fuera de la nevera. Espero que esta sea la vencida». Compartía pantalla con alguien que ya tiene el cabezón en casa, Jesús Vidal, tan auténtico como acostumbra. Y junto a ellos un «encantado» Jordi Sánchez, feliz de presentar nueva película y totalmente recuperado de su infección por Covid.