Alegría para pasar a la acción

Este proyecto, complicado por su forma, rodado en plena segunda ola de Covid-19 en Melilla, con mujeres muy distintas entre sí y un presupuesto ajustado a los tiempos, ha logrado convencernos sin trailer ni nada. Realmente no le ha hecho falta, porque el relato de esas voces jóvenes ávidas por crecer y una trama envuelta en diversidad de creencias religiosas nos ha alentado a esperar de brazos cruzados el estreno de esta película. Mientras tanto, Salama es optimista: esperan tenerla lista para este mismo año.

Sus actrices protagonistas, Mara Guil, Sarah Perles, Laila Manzanares y notando la falta de quien le pone el título a esta película, Cecilia Suárez, explicaron por qué este proyecto ha significado para ellas una «transformación» en su carrera. Por un lado, Salama sabe que el trasfondo de esta trama, «la miga» y el jugo del relato está en la complicidad de las actrices, tanto que quiso que, a través de los planos, se mostrase el contenido más que el continente; por este motivo apenas ha incluido extras que caminaran por Melilla en el rodaje, básicamente porque la dichosa pandemia ha limitado también sus planes. Por otra parte, «ajustar la narrativa a las circunstancias y llevar el recurso de fuera de campo» a la realidad, le fue también bastante complicado. Sin embargo, el aprendizaje de las intérpretes, tanto en la ficción como en la realidad, se fue nutriendo de esos personajes, cada uno con sus aspiraciones y sueños, que consigue un relato amable, cómico, que rompe con los prejuicios hacia la ciudad de Melilla y que muestra todas esas «peculiaridades exóticas» que hacen de un lugar un hogar.

Y en busca de sus raíces, o más bien su esencia, se embarca el transformista Juan Moreno (interpretado por Juan Herrera) en un viaje poético, alentado por los veros con tintes gitanos de Lorca y que él, granadino del Sacromonte de Granada hasta la médula, aborrece en un principio. Sin embargo, sueña con el poema 'Son de negros en Cuba', lo que le lleva a cambiar por completo su identidad de cara al transformismo y se proclama como 'Juana la Lorca' y se bautiza como tal en la acequia de Aynadamar.

Este es el título del nuevo proyecto de Valeriano López, lleno de riesgo, comedia, ironía, reivindicación, aventura, risas y originalidad vestida de trans. Eso sí, con una pulida estética que dejará al espectador sorprendido, asombrado y, por qué no, 'enlorquecido'. En su trama, el personaje de Juan Herrera presiente que es nieto de Lorca, por lo que se ve en la obligación de buscar sus restos y rendirle el homenaje que se merece. Para el director, este relato es también crítica hacia el uso del sello del poeta para hacer publicidad o crear una marca, por lo que incluye algunas referencias a las que el espectador tendrá que estar atento para no dejarlas pasar.

Para Carla Simón y Dominga Sotomayor, las cartas toman un valor único y duradero que, perfectamente, puede ser un relato a través del vídeo; aunque ellas mismas se preguntan en esa 'Correspondencia' si «es posible hacer cine y tener hijos». Su reflexión sobre la vida, la maternidad o la herencia quedan patentes en este documental, con imágenes de su pasado, presente e incluso futuro.

Y sin olvidarnos de la fuerza de aquellos que hacen posible el cine, ACCIÓN!, la Asociación de Directores y Directoras de Cine, se reunió en el Museo Thyssen para abordar los retos del gremio ahora que han cambiado las formas de crear. La buena nueva es que la industria sigue teniendo un pulso estable, como conclusión, pero los retos a los que se enfrenta ahora son abismales y la originalidad la mejor compañera de viaje.