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Ni el calor de terral ha mermado las ganas de disfrutar del primer día de feria, aquel en el que se demuestra con creces la añoranza de dos años sin la gran fiesta de Málaga. El escenario del Cortijo de Torres, el real, ha ido ... llenándose paulatinamente desde el medio día. Este espacio, que tradicionalmente se ha considerado más familiar en las primeras horas de la tarde, en esta jornada de inauguración los grupos de amigos y extranjeros han llenado las casetas y discotecas desde las 16.00 horas.
El enfermero malagueño Alejandro del Pino bailaba con ganas desbocadas entre el corrillo de sus amigos en la caseta Candela, aunque pronto guardaba las formas para explicar que este año el Centro «puede que no sea una opción» para salir de fiesta y «celebrar la vida» con los suyos. Justino Martín, gerente y uno de los socios de la caseta Candela, comentaba que este año es su décimo aniversario y que a pesar de que siempre han querido mantener la esencia de caseta, alejándose del concepto más tradicional de discoteca, la gente joven siempre suele elegir este espacio para las primeras horas de la tarde.
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En la calle central, sobre todo la zona situada a las inmediaciones de la Explanada de la Juventud, estaba a rebosar de grupos de amigos, y en las discotecas más conocidas ya no cabía un alfiler. Los aires acondicionados funcionaban a pleno rendimiento para que fuese más agradable estar bailando dentro de la casetas, sin embargo los abanicos eran, un año más, un complemento fundamental y casi de lujo.
Llamando la atención por el estampado de sus camisetas, las amigas de Mayca llevan años creando un uniforme propio para todo el grupo, y en esta ocasión el mensaje estaba muy acorde al momento: «Por fin Feria 2022», y una flamenca vestida de rojo decorando el diseño: «Somos 15 amigas, tenemos este ritual todos los años y teníamos muchas ganas de hacer esta. ¡A disfrutar!», comentaban felices. Las despedidas de soltero también estuvieron muy presentes en esta primera tarde, reconocibles por unas indumentarias jocosas, sobre todo los hombres, quienes utilizaban vestidos de faralae muy apretados para su celebración particular.
Como tónica general, pocas mujeres vestidas de gitana y muchos looks de pantalón corto, top o vestido, que se combinaba con unas zapatillas para aguantar toda la tarde y la noche. Los hombres, camisas frescas, hawaianas o de tirantes, porque en esta primera tarde lo que contaba era la diversión y el reencuentro, un reencuentro que se ha hecho demasiado de rogar.
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