![Una estrategia acertada, el desgaste del PSOE y el fallido 'efecto Olona' encumbraron a Juanma Moreno](https://s3.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/202206/20/media/cortadas/brazos-U80190542900vGG-RCZPMK3P4zleZT0zbmXEYOM-1248x770@Diario%20Sur-DiarioSur.jpg)
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Las sonrisas, los abrazos y las lágrimas de alegría que se prodigaban en la sede del Partido Popular de Andalucía a medida que en la noche del domingo avanzaba el recuento electoral eran el reflejo de algo más que una victoria histórica. No sólo para ... los veteranos, sino también para los más jóvenes militantes y simpatizantes del PP, conseguir una mayoría absoluta en Andalucía no había aparecido ni en sus mejores sueños. Gran parte de quienes celebraron en la sevillana calle San Fernando y en muchos rincones de Andalucía el rotundo triunfo de Juanma Moreno nacieron bajo gobiernos autonómicos socialistas y hasta 2018 no conocieron otro escenario político en la comunidad autónoma. Un escenario que hasta hace no mucho tiempo parecía inamovible.
Durante la campaña, el presidente andaluz repitió una y otra vez que aspiraba a una mayoría suficiente para gobernar. Ni siquiera cuando el sondeo de GAD3 encargado por su partido le adelantó unos resultados muy similares a los que el recuento confirmaría un par de horas después, el candidato popular se atrevió a hablar de mayoría absoluta. Menos aún con unas cifras en las que el PP prácticamente doblaba en número de escaños al PSOE.
Casi nunca un resultado electoral obedece a un solo factor. Menos aún un resultado histórico que supone un momento de quiebre en la historia de Andalucía y que apunta a ser el inicio de una nueva etapa histórica en la comunidad más poblada de España.
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Lo que se produjo el domingo es consecuencia de una conjunción de circunstancias entre las que la principal es sin duda la estrategia puesta en marcha por Juanma Moreno que fue mucho más allá de ocupar el «gran carril central» al que el presidente alude recurrentemente.
No fue una estrategia implantada tras la convocatoria de las elecciones, sino que responde al proyecto político que Moreno puso en marcha tan pronto como las circunstancias electorales de 2018 le dieron la oportunidad de asumir la presidencia de la Junta: convertir al PP de Andalucía en una formación centrista, identificada con el territorio y con un discurso que no fuera percibido como agresivo por votantes habituales de las formaciones de izquierda.
Lo que sí hizo en la campaña, a diferencia de compañeros de partido en otras comunidades autónomas, fue no obsesionarse por los votos que se le pudieran ir por el flanco derecho hacia Vox y, por el contrario, concentrar sus esfuerzos en seducir a parte del electorado progresista, al que en buena medida convenció el discurso de que lo más eficaz para evitar la entrada del partido de Abascal en San Telmo era dejarle las manos libres a Juanma Moreno. De ese modo consiguió ensanchar considerabelemente su base electoral. «Vimos ahí un espacio mucho más grande que el que nos disputaba Vox», explicó a este periódico un dirigente popular.
Aunque las elecciones andaluzas fueron objeto de un debate en clave autonómica, el desgaste de Pedro Sánchez, especialmente por la situación económica y la espiral inflacionaria, tuvieron gran influencia sobre el electorado. A ello se sumaron dos factores que profundizaron ese efecto. Por un lado, que en todas las comunidades donde ha habido elecciones se comprobó que la gestión de la pandemia desgastó al Gobierno central y fortaleció por cercanía a los ejecutivos autonómicos y, por el otro, la pérdida del histórico perfil propio del PSOE de Andalucía.
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Héctor Barbotta
La continua presencia de ministros durante toda la campaña electoral y el protagonismos del propio Sánchez, lejos de suponer una ayuda para Juan Espadas pudo tener un efecto lastre para un candidato a quien sus adversarios -externos e internos- presentaron no como el líder de la federación socialista más importante, sino como un mero delegado de Ferraz en Andalucía.
La imagen del PSOE de Andalucía como un partido que ha dejado de condicionar al PSOE federal para ser condicionado por éste no fue contrarrestada durante la campaña. En los mítines del PP en los que intervenía Alberto Núñez Feijóo, éste hablaba antes que Juanma Moreno, que cerraba los actos como orador principal. En los socialistas, era Juan Espadas quien intervenía como telonero de Pedro Sánchez.
Fue precisamente la llegada del expresidente gallego a la dirección nacional del PP otro de los factores que pudo haber influido en el extraordinario resultado cosechado por los populares andaluces. Las disonancias entre el discurso moderado de Moreno y el de Pablo Casado, más atento a evitar la fuga de votos hacia Vox que a atender al electorado centrista, podría haber tenido una influencia negativa en la campaña que no existió con Núñez Feijóo. Tan pronto como Casado se mrchó, la dirección nacional del PP dejó de ser un problema para Juanma Moreno, que también tuvo las manos libres en el siempre complejo proceso interno de elaboración de las listas. Su autoridad no fue cuestionada y esa imagen de fuerte liderazgo interno se trasladó sin ruido al electorado.
Esta circunstancia también tuvo una influencia decisiva en otro de los puntos centrales de la estrategia puesta en marcha durante la campaña: la utilización de la marca Juanma Moreno por encima de la marca PP, lo que permitió llegar con más facilidad al electorado independiente o procedente de otros partidos, como Ciudadanos.
La debilidad de la formación naranja fue otro factor que tuvo gran peso en el resultado final. Precedido de pésimos resultados en otras elecciones autonómicas y sin capacidad para vender su gestión en el Gobierno andaluz, Ciudadanos cedió al PP todo el protagonismo y también la mayor parte de su electorado.
Una de las incógnitas con las que se afrontaban las elecciones era la influencia que podría tener sobre el resultado final el 'efecto Olona'. El personaje creado por la candidata, con una identidad andaluza impostada y el histrionismo en sus intervenciones, especialmente en el primer debate, se convirtió en una rémora para sus posibilidades. Las elecciones andaluzas tuvieron un 'efecto Olona', pero éste fue negativo. Muchos de los votos del PP que en anteriores convocatorias habían huido hacia Vox regresaron de manera natural.
Aunque no de manera decisiva para el resultado final, la división de las formaciones a la izquierda del PSOE también tuvo su influencia. En el PP estiman entre un 5 y un 6 por ciento el trasvase de votos de este espacio hacia la candidatura de Juanma Moreno, posiblemente para evitar la entrada de Vox en el Gobierno, aunque lo más probable es que la división y la confusión se hayan traducido sobre todo en desencanto y desmovilización frente a un centro derecha que vivió el camino a las urnas envuelto en un clima de euforia que los resultados acabaron justificando.
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