Secciones
Servicios
Destacamos
En el estudio del mercado de trabajo se maneja el concepto de excedente para hablar de una bolsa de desempleo estructural que persiste por mucho que la economía crezca. Ese excedente cumple una función: hacer que los salarios no suban (o no lo hagan mucho) ... aunque aumente la demanda de empleo. El problema, claro, es que ese excedente son personas: hombres y mujeres con nombres y apellidos que encadenan años sin encontrar trabajo con las consecuencias que eso supone, no sólo económicas sino sociales y psicológicas. En la provincia de Málaga, esa bolsa de paro enquistado afecta a 39.000 personas. El 28% de los 141.000 demandantes de empleo malagueños llevan inscritos más de dos años.
Los defectos de la economía malagueña (estacionalidad, alta dependencia del turismo, escaso peso de la industria, atomización del tejido productivo) y de su mercado laboral (temporalidad del empleo, bajo nivel formativo) ayudan a entender por qué hay tantos parados de larga duración y por qué, por mucho que crezca la economía, el desempleo no baja de cierto nivel.
En los dos últimos años, sin ir más lejos, Málaga ha sido líder en creación de empleo a nivel nacional (con un crecimiento de 44.000 ocupados), pero el paro sólo se ha reducido en unas 12.000 personas. Y es que muchas de las vacantes creadas han sido ocupadas por trabajadores venidos de fuera (Málaga es una de las provincias de toda España que atrae más inmigración interna). Esto ya da pistas de que hay un problema de empleabilidad en buena parte de la población que busca trabajo.
Hay un momento clave en el que se disparó el desempleo de larga duración en Málaga: entre 2010 y 2014, los años más duros de la gran crisis. En 2014 se alcanzó el máximo histórico, con más de 56.000 personas atrapadas en ese paro enquistado. A partir de 2015 este colectivo empezó a reducirse, pero de forma muy lenta, y nunca ha bajado a los niveles previos a 2008.
Hasta aquí, la explicación macroeconómica. Pero ¿quiénes son los parados de larga duración? Los datos facilitados por el Observatorio de las Ocupaciones del Servicio de Empleo Público Estatal permiten conocer su perfil. Para empezar, son mayoritariamente mujeres (el 65%). La edad es un factor clave: casi la mitad de los 39.000 malagueños que llevan más de dos años seguidos en paro son mayores de 55. Otro 30% se encuadra entre los 45 y 55 años, de forma que casi el 80% del total de parados de larga duración son mayores de 45.
La composición por sectores no aporta mucho a esta radiografía, ya que simplemente refleja el predominio de los servicios en la economía malagueña. Así, el 72% de los parados con más de dos años de antigüedad se encuadran en el sector terciario. Es más reveladora la diferenciación por ocupaciones: el grupo más numeroso es el de «ocupaciones elementales» (limpiadores; peones de la industria, la construcción, el transporte o la agricultura y ayudantes de preparación de alimentos, entre otros), con 12.478 parados. En un número cercano a ése (11.490) se mueve el colectivo de «servicios de hostelería, personales, protección y vendedores». Entre estos dos grupos suman el 61% del total de afectados por el desempleo de larga duración. Los siguientes grupos más numerosos dentro de los parados de larga duración son los contables, administrativos y otros trabajadores de oficina (5.100); los empleados cualificados de la industria y la construcción (3.500) y los técnicos y profesionales de apoyo (2.200).
Por último, pero no menos revelador, el SEPE desgrana el nivel formativo de estos parados: dos de cada diez (8.600) no tienen estudios o tienen sólo estudios primarios y 9.200 empezaron secundaria pero no consiguieron el título de la ESO o equivalente. Esto quiere decir que cerca de la mitad de los desempleados de larga duración no tienen dicho título, básico para acceder a casi cualquier puesto de trabajo. Otros 11.200 de esos parados tienen la ESO como máximo nivel académico alcanzado.
En cambio, el paro de larga duración afecta con mucha menos virulencia a los trabajadores cualificados: sólo 4.300 titulados en FP y 2.600 universitarios sufren este problema: representan un 11% y un 6% del total, respectivamente. Un dato sirve de resumen: el 74% de los malagueños que llevan más de dos años buscando empleo no ha pasado de la ESO.
La delegada territorial de Empleo de la Junta en Málaga, Carmen Sánchez, confirma que el retrato robot del parado de larga duración es «una mujer mayor de 45 años y con escasa capacitación profesional».
El presidente de la ONG Arrabal-AID, Julio Garcia, se detiene en un perfil especial dentro de este colectivo: las personas (mujeres, en su gran mayoría) que se han visto obligadas a hacer un paréntesis en su vida laboral para cuidar de un familiar enfermo o anciano. «Es una situación muy complicada porque tienen que afrontar varios duelos: el de la pérdida de ese familiar, el del cuidado y, además, enfrentarse de nuevo al mercado laboral», explica García.
También hay que tener en cuenta que dentro del colectivo de parados de larga duración no todos están realmente buscando trabajo. Hay una parte de los mayores de 55 años (que suman casi 20.000) que son, a efectos prácticos, prejubilados: aquellos trabajadores que han firmado salidas incentivadas y a quienes sus empresas procuran un 'puente' hacia la jubilación, y que legalmente son desempleados hasta que cumplen la edad de jubilación.
Noticia Relacionada
¿Con qué estrategias se aborda un problema tan complejo como el del paro de larga duración? La delegada de Empleo asegura: «Todas las políticas activas de empleo van muy encaminadas a la inserción laboral de colectivos de difícil inserción laboral, entre los que se encuentran los parados de larga duración. Por ejemplo, todos los programas que realizamos en colaboración de la mano de los ayuntamientos, como las escuelas taller, los talleres de empleo, los programas de empleo y formación y otros cursos».
La clave de la estrategia de trabajo con este colectivo es la orientación laboral. «Por eso en las oficinas de empleo tenemos orientadores y, además, está toda la red Orienta que tenemos a través de ONG, ayuntamientos y diputaciones. Estos expertos trabajan con los desempleados para crear un itinerario profesional basado en un análisis de su situación. Dentro de ese itinerario puede recomendarse que haga algún curso de formación o participe en un programa de experiencia profesional», explica Carmen Sánchez.
Noticia Relacionada
Julio García incide en el componente psicológico que debe incluir esta labor de orientación y acompañamiento. Porque el desempleo, cuando se prolonga durante años, puede ser una experiencia profundamente alienante. Con muchos afectados, los orientadores laborales tienen que empezar por reconstruir la autoestima y la motivación. «Atendemos a personas que se quedaron en paro en la crisis anterior y llevan diez años sin trabajar; están completamente desesperanzados», afirma.
Para García, la mejor manera de luchar contra el paro de larga duración es establecer «una red fuerte de políticas activas de empleo, para que en el momento que alguien pierda su trabajo se facilite que pueda volver en seguida al mercado laboral. Cuanto más tiempo pase en paro, más difícil es que encuentre trabajo», explica. Para ello, lo básico sería reforzar la red de orientación laboral, que según García «no llega a cubrir todas las necesidades». «Siempre se alude a la necesidad de hacer cursos de formación, pero antes de eso tiene que haber una orientación. Los orientadores son como los médicos de cabecera: realizan un diagnóstico de la empleabilidad de cada persona en dos vías: sus necesidades y sus potencialidades», explica.
De nada sirve, pues, encadenar formaciones sin sentido. «Hay profesionales de los cursos; lo ves en sus currículums, que en tres años han hecho nueve, de cosas completamente dispares. Es engañarse a sí mismos: yo sólo aconsejo hacer un curso si realmente sirve para mejorar la empleabilidad de esa persona; si no, mejor no hacerlo», opina García. En este sentido, es fundamental que la formación «se diseñe contando con las empresas y si es con prácticas, mejor». Este tipo de cursos de formación dual son los que no abundan: en Arrabal siempre tienen que dejar fuera a usuarios porque no hay plazas suficientes.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.