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Cuando la inflación entra por la puerta del supermercado, con ella suele venir la reduflación. Con ese nombre se conoce la práctica aplicada por algunas marcas que reducen el peso de sus artículos, pero mantienen el precio inicial; es decir, el consumidor se lleva menos cantidad de producto por el mismo dinero que pagaba antes del recorte en la báscula. La operación es legal, siempre que el etiquetado sea acorde con el peso de venta, pero las asociaciones de consumidores la consideran «poco transparente».
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha puesto números a esta maniobra que suele venir asociada a la subida de precios generalizada (inflación). En concreto, esta organización calcula que el 7% de los 273 productos incluidos en la cesta de la compra que ha analizado están afectados por la reduflación. Y da ejemplos concretos en un informe publicado a principios del verano: el bote de ColaCao de 800 gramos tiene ahora 760; la margarina Tulipán de 500 gramos pesaba 450 (en la actualidad ha bajado a 400 gramos); la botella de Pepsi Cola de dos libros ofrece ahora 1,75 litros; el sobre de chorizo Revilla vendido por 1 euro pasaba de tener 80 gramos, a 70 (ha bajado de nuevo a 65 gramos); el jamón cocido de Campofrío de 110 gramos por 1 euro pesaba entonces 90 gramos (y en la actualidad, 85); y cada yogur Activia pesa ahora 5 gramos menos.
Ante esta situación, la OCU ha denunciado a Pastas Gallo, Danone, Pescanova, ColaCao, Tulipán y Campofrío ante la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) para que este organismo «determine si la reduflación, dar menos por lo mismo, es una práctica que pudiera alterar la competencia de forma desleal, debido a la falta de transparencia para los consumidores». Desde la organización detallan que por el momento no han recibido respuesta oficial por parte de la CNMC y que tampoco descartan ampliar la acción a más marcas y compañías.
«Dar menos cantidad cobrando lo mismo de forma poco transparente a los consumidores es una práctica desleal que altera la competencia y penaliza a los fabricantes que suben sus precios», denuncian desde la OCU, que ha puesto en marcha la campaña #stopreduflacion para que los consumidores denuncien casos de reduflación y subidas encubiertas de precios.
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«Aunque en principio, desde el punto de vista de la información en el envase y etiquetado de los productos se cumple con la normativa, OCU considera que en realidad puede considerarse una práctica de competencia desleal, puesto que no hay una información clara para el consumidor sobre la subida precios y esa falta de transparencia altera la competencia. El consumidor no tiene una información completa sobre la verdadera naturaleza y características del producto induciéndole a tomar decisiones erróneas que pueden afectar a los fabricantes que suben de forma clara el precio, y que se pueden ver penalizados frente a los que enmascaran las subidas con reducciones en la cantidad de producto», añaden los representantes de la organización de consumidores.
Junto con la denuncia a la CNMC, la organización ha anunciado su intención de informar al Ministerio de Consumo «para que estudie la implantación de medidas que obliguen a los fabricantes a mejorar la información que dan a los consumidores sobre el precio y la cantidad de sus productos». Así, la organización, «con independencia de la legalidad de la reduflación, critica estas prácticas opacas, puesto que en la mayoría de las ocasiones es imperceptible para los consumidores».
Al hilo de esa consulta, fuentes del Ministerio de Consumo explican que la reduflación es una práctica permitida, siempre que se indique correctamente el precio y la cantidad que contiene el producto, ya que la fijación de precios es libre de acuerdo con el artículo 13.1 de la Ley de Ordenación del Comercio Minorista.
Así, la reduflación se suma a una subida generaliza de precios, que en la provincia de Málaga se sitúa en el 11,1%, según el último dato publicado esta semana y relativo al mes de agosto. La escala es más dolorosa en la cesta de la compra, con el aceite, la leche y los huevos como los productos que más se han encarecido en el último año. Si a esos artículos se añaden los cereales y la carne de ave se completa la lista de la compra con los productos básicos que se han encarecido por encima del 20% en el último año, según el Índice de Precios al Consumo (IPC) publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) esta semana.
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