

Secciones
Servicios
Destacamos
La venta de libros en España «está como nunca». Las cifras a nivel nacional muestran a una sociedad interesada en los libros y que, en ... contra de los constantes augurios en torno a la desaparición de este formato, sigue comprando y leyendo papel. «El papel crece incluso más que el crecimiento medio de la economía española», señala José Antonio Ruiz, fundador junto a Pilar Villasana de la librería Luces, un emblemático negocio situado en la Alameda Principal de Málaga.
Esta situación que vive España es «una anomalía» dentro de Europa y Ruiz señala a la inmigración como explicación para la misma. «La inmigración que llega a España y a Málaga es de personas que beben de las mismas fuentes culturales que nosotros: argentinos, colombianos, mexicanos, que una vez en este país, se incorporan a la lectura con la naturalidad que lo hacemos nosotros. Estos nuevos vecinos, compañeros, vienen de una cultura donde el libro aún es un elemento que diferencia de cara al progreso. El que lee puede avanzar en la vida. No es solo un elemento de ocio. Todavía tiene ese prurito de elemento diferenciador», detalla el librero.
Y además recuerda que el libro sigue siendo un elemento socializador gracias a la multitud de clubes de lectura que existen, lo que ayuda a un vecino nuevo a integrarse en la comunidad. «En España la natalidad está a la cola del mundo, pero está creciendo en población. No es que los españoles estemos leyendo más, es que hay nuevos lectores incorporándose», resume.
Mucho ha cambiado la manera de comprar libros en la última década. Ahora más del 40 por ciento de las compras se realizan on line y el problema para la pequeña y mediana empresa es que grandes plataformas como La Casa del Libro o Amazon se llevan la mayor parte de esas transacciones. Aún así, lo que está claro es que la venta del libro en papel sobrevive. «Hace quince años nos daban por muertos», recuerda el librero de Luces. Entonces parecía que el libro electrónico iba a arrasar con todo. Pero ni de lejos ha sido así. «Ahora hasta prescriben los libros como un elemento sanador, que mejora la atención».
El problema está en que estas macrocifras nacionales de ventas no siempre «se replican en el microcosmos económico de una ciudad», reconoce el fundador de Luces. Y en el mismo sentido se pronuncia Jesús Otaola, director de la librería Proteo, decana de Málaga con más de 50 años de historia. Otaola es también el vicepresidente de la Federación Andaluza de Libreros (FAL-CEGAL).
«Recibimos noticias contradictorias. Por un lado están las cifras de libros vendidos en España. que son buenas cifras, y por otro está la realidad de las librerías, de los comercios locales. No digo nada nuevo si cuento que existe un gran cambio e incluso una decadencia en el propio crecimiento de las ciudades y en la manera de consumir de los clientes. Esos son algunos de los motivos por los que el año pasado cerraron doce librerías emblemáticas de Sevilla. Las grandes cifras, a veces no llegan a los pequeños comercios», afirma el librero.
Otaola detalla que existe un cambio generacional en el modo de ver de libro. De un lado están los lectores tradicionales, los de toda la vida, aquellos que si oyen hablar bien de un libro van a la librería y lo compran. O que simplemente van a la librería a echar un vistazo, a dar un paseo entre libros e ir empapándose de algunos títulos.
Noticia relacionada
El otro perfil de cliente es principalmente el de la gente joven, que alimenta sus gustos a través de internet, «compra a través de internet y es posible que no haya visitado nunca una librería». Ese lector, que se refleja en las ventas de libros anuales, no tiene reflejo en la pequeña empresa que suele ser una librería.
«Cambios así han hecho que las librerías tengamos que transformarnos y no ser un mostrador de libros. Ya no vale tener un local abierto en un buen sitio, con una buena oferta de libros, hay que ser algo más. Las librerías siempre lo han sido, pero ahora todavía más deben de ser puntos de encuentro, de personas con unas mismas curiosidades. Las librerías hacen barrio y ciudad».
En Proteo tienen claro que por ahí pasa el futuro y hace ya tiempo que pusieron en marcha el proyecto Tercer Piso. Es decir, han repensado el edificio que ocupa la librería en Puerta Buenaventura y han dedicado su tercer piso para presentaciones y eventos. Por allí puede pasar desde el youtuber de moda hasta el Premio Gijón de Novela. Eso hace que ciertos públicos, que hasta ahora no eran públicos habituales de una librería, estén entrando a ella.
El caso de la librería Proteo tiene especial mérito porque hay que recordar que este negocio ha resurgido de sus cenizas tras el incendio que en 2021 calcinó los 100.000 libros que había en el edificio y dejó seriamente dañado el inmueble. Otro de los motivos que está obligando a las librerías a reinventarse es la gentrificación. «Nos afecta mucho porque está desapareciendo el comercio local y los vecinos. Todo lo que tenemos alrededor son pisos vacacionales con gente corriendo por la calle con la maleta y sin sitios para tomar un café en los que no te cobren un dineral, que no te puedes permitir. La clientela de una librería es un cliente fijo, que la hace parte de su vida y de su casa. Los turistas no hacen clientela», explica Otaola. Y a eso hay que sumar el precio de los alquileres. «Hay que vender muchos libros para poder pagar un alquiler a los precios que están ahora».
Coincide José Antonio Ruiz, de Luces. «Las ventas en la librería se sostienen, crecen a nivel de lo que lo hace el IPC, el problema está en los gastos de explotación: personal, alquiler... El margen va cayendo inexorablemente porque los costes suben mucho más que el incremento de las ventas y las microempresas no tenemos escala».
En Luces hay 14 personas trabajando y la venta física sigue siendo la fuerza de esta librería. Quien necesita un libro acude a ella dando por hecho que lo van a tener. «Tenemos los libros que solicita el cliente y si no los hay se los buscamos, porque sino se van a otro sitio. Antes el cliente se casaba con una librería concreta, ahora no se casa con nadie», asegura.
Esto no significa que la librería haya aumentado su volumen de ejemplares disponibles, ni que cuente con más espacio. «Hace años que abandonamos la idea de ser un almacén de libros. No es importante tener más libros, sino tener lo que se pide», especifica el librero.
Y para conseguir eso, Luces ha empezado a hacer uso de la tecnología. «Tenemos un sistema tecnológico de previsión de la demanda. Utilizamos muchas herramientas, propias y ajenas, que van marcando una parte de lo que hay que comprar».
Dentro del sector de las librerías siempre han tenido su espacio las librerías de ocasión, que de unos años a esta parte han cogido un peso considerable por el auge de las ventas de este tipo de libro. Así lo conoce Rogelio Consuegra, de Códice, la librería de ocasión más antigua de Málaga.
«La librería de ocasión está en auge. y ha sido porque la clientela se ha transformado, antes eran personas mayores y ahora viene mucha juventud», detalla el librero, que gestiona más de 150.000 libros guardados y clasificados en un almacén y en torno a 7.000 en tienda, de los que muchos de ellos se venden a un precio que ronda entre los 4 y los 6 euros.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El mastodonte de Las Contiendas y las diferencias con un mamut
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.