Los pequeños pueblos de Málaga se rebelan contra el cierre de oficinas de Unicaja

«Unicaja se formó a partir de la unión de varias cajas de ahorros. Toda la fuerza que tienen viene de los ahorros de miles de personas y ahora que son grandes, no les interesan los pueblos pequeños», denuncia Eduardo Vega, vecino de Almáchar, donde la entidad financiera también tiene previsto cerrar su única sucursal. «Ahora abren por las mañanas los lunes, miércoles y viernes, pero si cierran la oficina, nos obligan a ir, no a Vélez, sino a Torre del Mar. Eso supone para muchos vecinos perder la mañana entera para realizar una gestión o recibir atención persencial», denuncia este empleado de banca prejubilado de 59 años.

Unicaja Banco está notificando a sus clientes afectados las sucursales que cerrarán sus puertas a partir del próximo día 18. Se trata en la mayoría de los casos de oficinas pequeñas sin cajeros automáticos, conocidas de manera popular como ventanillas. La entidad financiera va a comunicar a cada usuario cuál será su nueva oficina de referencia, con el número de teléfono y la dirección de correo electrónico de contacto para resolver sus dudas. En este sentido, cabe recordar que Unicaja Banco se mantiene como la entidad financiera con mayor presencia en la provincia de Málaga, con 150 puntos de atención al cliente y 357 cajeros automáticos.

En este sentido, Unicaja Banco firmaba el pasado 11 de febrero un acuerdo con la Diputación Provincial para emprender acciones conjuntas que luchen contra la brecha digital. Además, el banco malagueño anunciaba la instalación de nueve cajeros automáticos en pequeños municipios de la provincia; en concreto, en Algatocín, Júzcar, Benalauría, Jimera de Líbar y Serrato, en la Serranía de Ronda, y Arenas, Canillas de Albaida, Cútar y Macharaviaya, en la Axarquía.

Pero esas iniciativas no paliaban el malestar este martes entre los vecinos concentrados a las puertas de las oficinas centrales del banco malagueño. “¡Unicaja no se cierra!”, gritaban mientras iban tomando la palabra algunos de los alcaldes de los municipios afectados por una decisión que se ha convertido en norma en el sector bancario durante los últimos años. «Estamos en total desacuerdo con esta medida. Si se llega al cierre total de la oficina, desde el Ayuntamiento cancelaremos todas las cuentas con Unicaja», lanza el regidor de Almáchar, Antonio Yuste. El alcalde del municipio malagueño va un paso más allá y reclama a la Diputación Provincial que haga lo mismo si se consuma el cierre de las sucursales en los once municipios afectados.

«Esto es otro palo en las ruedas de la batalla que tenemos para frenar la despoblación. Unicaja es el banco de todos los andaluces y de la noche a la mañana se olvidan de los pueblos pequeños. A la noticia del cierre hay que unir además la gran incertidumbre en la que nos deja a los vecinos de estos pueblos, que no sabemos ni siquiera si vamos a tener cajero automático. Todo eso sin olvidar el problema tan grande que va a suponer, sobre todo, para las personas mayores de estos pueblos. En nuestro caso, el punto más cercano estaría en Torre del Mar, que está a 20 kilómetros».

Un discurso muy similar llega por boca de Alberto Benítez, alcalde de Jubrique, quien denuncia la «doble moral» en los discursos que quieren luchar contra la despoblación. «Esta decisión es un golpe muy duro para el pueblo y aboca a los vecinos a trasladarse hasta Ronda o hasta Estepona para ir a una oficina de Unicaja. El Valle del Genal va a ser una de las zonas más afectadas por esta medida, que no sólo va a repercutir en los vecinos, sino también en los negocios de la zona», critica el regidor de Jubrique, antes de recordar cómo la brecha digital que afecta a las personas mayores tiene en pueblos pequeños como estos aún mayor profundidad.

El alcalde de Villanueva de Tapia, Manuel Sillero, se une al coro de voces que denuncian la decisión de la entidad malagueña. «No se trata de una pataleta, están jugando con el futuro del pueblo y de los vecinos. La gente que vivimos en pueblos pequeños hemos comprobado cómo todos los discursos contra la despoblación son palabras vacías cuando se toman decisiones como estas», esgrime Sillero. Y justo el alcalde de Villanueva de Tapia, junto a su homólogo de Alfarnate, Juan Jesús Gallardo, se erige en portavoz de los manifestantes ante los agentes de la Policía Nacional personados en la zona.

Después de largas conversaciones y de algún momento de tensión, Sillero, Gallardo y otros alcaldes afectados logran pasar a las oficinas para entregar el millar de firmas que ya han recogido en contra del cierre de las sucursales de Unicaja. Ha pasado más de hora y media desde el inicio de la concentración. Cuando salen los regidores, los vecinos aplauden esta pequeña victoria. Pero el rostro de Sillero acusa la tensión del momento, sabedor quizá de que la resolución final del problema se antoja, como poco, todavía complicada.