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MÁLAGA
Martes, 6 de octubre 2020, 00:47
El anuncio del inicio de negociaciones para la fusión entre CaixaBank y Bankia ha abierto de par en par el tablero de juego de las integraciones bancarias en España. Como si de una gran partida de ajedrez se tratara, todos los jugadores mueven sus ... fichas con el objetivo de hacerse fuertes en un ecosistema complejo por las propias peculiaridades del sector, con escasas herramientas para generar beneficio, y por el impacto de la pandemia. Unicaja Banco y Liberbank han iniciado también conversaciones preliminares del que sería el segundo intento para una posible fusión, hecho confirmado por el propio banco malagueño ante la CNMV; Banco Sabadell ha contactado con BBVA y Kutxabank para estudiar también una fusión, y Abanca aumenta sus adquisiciones con la compra del guipuzcoano Bankoa, no sin ello generar cierta desconfianza en el regulador, entre otros muchos movimientos.
Y en este contexto bancario, la Fundación Unicaja, primer accionista de Unicaja Banco, ha introducido algunos cambios en su Patronato. La noticia no sería relevante en otros tiempos, pero ahora cobra importancia por la posición que pueda tener la Fundación Unicaja respecto a las propuestas que vengan desde el Consejo de Administración de Unicaja Banco.
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En las últimas semanas se han incorporado al Patronato de la entidad Antonio Jesús López Nieto, a propuesta de la Junta de Andalucía, y Olga Guerrero, que ya estuvo en la entidad y que repite como representante de la Diputación Provincial de Málaga. A ello hay que sumar la baja de uno de los patronos con mayor experiencia y prestigio financiero, Juan José Navarro, licenciado en Ciencias Económicas y director de la División de Control de Unicaja Banco hasta 2014. Navarro era considerado una de las personas que más podían aportar en estos momentos. La razón de la salida de Navarro se desconoce aún y sólo se sabe que una vez cumplió cuatro años no se gestionó su renovación. Esta salida se suma a la del empresario Federico Beltrán y la de Ángel Cuadrado, que en ambos casos dimitieron como miembros del Patronato.
El resto del Patronato se mantiene sin cambios, con el periodista Pedro Fernández, el catedrático de Química Alberto Fernández, el catedrático de Mercantil Guillermo Jiménez y los empresarios y ejecutivos Filippo Faraguna, José Luis Gómez y Javier Russinés como personas con experiencia específica en materia financiera; Javier Arcas, como representante del Obispado de Málaga, y la empresaria Patricia Cid, el catedrático de Fisiología Vegetal José Antonio Fernández, el patrono de la Fundación Endesa Antonio Pascual y Carmen Espín, como personas independientes de reconocido prestigio.
A la hora de preguntarse por el papel de la Fundación Unicaja en este proceso de integraciones, la realidad es que legalmente es el de refrendar la propuesta que le llegue del Consejo de Administración de Unicaja Banco, que es el que está legitimado a contactar con otras entidades y negociar posibles acuerdos. La razón es que un accionista no debe inmiscuirse en esas negociaciones para no provocar un menoscabo del resto de accionistas al disfrutar de una hipotética información privilegiada.
Sin embargo, el papel de la Fundación Unicaja, el de su presidente y el del resto de patronos y del director general sí es relevante a la hora no sólo de respaldar o no las decisiones del Consejo de Administración de Unicaja Banco sino para posicionar a la Fundación Unicaja como garante y defensora de que la entidad bancaria pueda aumentar de tamaño y seguir siendo una entidad independiente con sede en Málaga y Andalucía. No hay que olvidar que hoy por hoy Unicaja Banco es el único banco andaluz y con sede en Andalucía, con lo que ello significa en la generación de empleo y en arraigo territorial, y que además disfruta de elevados ratios de solvencia. Teniendo en cuenta que en toda fusión empresarial la parte más pequeña suele quedar diluida y absorbida por la grande, es muy importante la elección y el tamaño de los socios futuros con los que fusionarse.
La Fundación Unicaja, además, atraviesa un año delicado como consecuencia de la pandemia, que le ha llevado a cancelar o posponer muchos proyectos sociales. La decisión del Banco Central Europeo de prohibir el reparto de dividendos a los bancos, ha impedido que Unicaja Banco pueda entregar a su máximo accionista, la Fundación Unicaja, cerca de 60 millones de euros. Esta situación se subsanará cuando se levante esa prohibición, pero hasta entonces la entidad ha perdido bastante capacidad de acción, más aún cuando no han encontrado una solución alternativa al retraso de los dividendos y, por tanto, a un presupuesto que le permita mantener la actividad.
La Fundación Unicaja incrementó desde su creación, como heredera de la Obra Social Unicaja, la actividad social, cultural y deportiva de la mano del presidente Medel y del equipo liderado por el director general de la entidad, Sergio Corral. Además, enfocó su trabajo áreas de especial trascendencia como la educación, la atención social, la investigación médica y sanitaria y el deporte, con especial atención al apoyo de la mujer. Estos planes se han visto ahora afectados, a falta de normalizar el presupuesto de la Fundación con los futuros dividendos de Unicaja Banco. De ahí la especial trascendencia que tiene para Málaga y Andalucía la fortaleza tanto de la propia Fundación como de Unicaja Banco del que es accionista mayoritario.
Habrá que estar pendientes de las evoluciones del Patronato de la Fundación Unicaja y de la posición de los patronos en esta compleja partida bancaria de ajedrez en la que todas las piezas tiene su papel y su trascendencia.
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