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Derrotar a un argentino, Axel Geller, en la final júnior de Wimbledon, puso su nombre en los medios. Batir a otro, Federico Delbonis (6-4, 6-4, 4-6 y 6-4, en tres horas de juego), le concede su mayor logro profesional, unos cuartos de final en Roland Garros. Palabras mayores para Alejandro Davidovich Fokina, con sus 22 años cumplidos este sábado. «En la gira de tierra sé que en algún torneo lo voy a hacer bien», avisó en Marbella al inicio, y ha sido al final cuando ha dado el golpe más sonado, que le permite además sellar in extremis su clasificación para los Juegos Olímpicos de Tokio. Adelanta, con 1.725 puntos ATP en el zurrón, a Albert Ramos después de que el 1 de mayo, tras perder ante este en Estoril, pareciese toda una quimera.
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Existían dudas acerca del físico de Davidovich, con pocas horas de recuperación de dos largas batallas desde el miércoles. En su juego es vital estar fresco de piernas para poder dominar el punto, ser agresivo y no meterse muy por detrás de la línea de fondo. Aunque dominó con brazo firme la primera hora y media de partido, luego se igualó todo mucho, y empezó a temerse lo peor, siendo sólo su gen competitivo lo que le saco del atolladero. Ahora le espera Alexander Zverev (verdugo en tres mangas de Nishikori), sexto favorito, este martes, pero él no se arredra: «Sinceramente, ahora cada vez que voy a un torneo voy a ganarlo. Lo daré todo para estar en semifinales».
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Únicamente en el inicio Delbonis dominó en el marcador, con un 'break' en un juego, el cuarto, que el rinconero tenía encarrilado y acabó cediendo. Sin embargo, la reacción de Davidovich fue fulgurante,del 1-3 al 5-3 y medio set en su haber. El argentino hacía daño con su saque abierto de zurdo, con una técnica que le ha hecho famoso, alejando mucho la cabeza de la raqueta de su testa y sin hacer el clásico efecto de látigo, pero es un tenista que se mueve con cierta lentitud en la pista, con sus 1,93 metros y, aunque su derecha rotatoria recuerda al martillo pilón de Del Potro, la sacó a pasear en pocos tramos del duelo.
No le dejó en otros Davidovich, que encadenó unos minutos primorosos, para ponerse un set arriba y 5-1 en el segundo. Con mucha precisión en los golpeos de revés cruzados, sacando partido de las dejadas y sin sufrir al resto. Frente a los temores, quien parecía tocado realmente era el argentino, por primera vez en unos octavos de final de un Grand Slam, a sus 30 años, y que este 2021 era el tenista con más victorias en tierra, 25, aunque en nueve torneos jugados y con una semifinal en Belgrado como mayor hito.
Con 5-1 Davidovich dispuso de una primera bola de set al resto, y tuvo dos más con 5-3, una dudosa que aceptó con deportividad y otra metido a mitad de pista y dominando el punto, pero quiso ajustar en exceso a una esquina. Se llegó al 5-4 y 15-30 que afloró las primeras dudas, pero el malagueño cerró una manga que parecía medio partido. Casi en el mismo tiempo que invirtió en el 1-0 ante Ruud el viernes, ya campaba un 2-0 ante Delbonis.
Una ruptura en el tercer juego del tercer set colocaba la victoria mucho más cerca, en un periodo de partido en el que doblaba en golpes ganadores a su rival y lo igualaba en errores no forzados. Pero las sensaciones empezaron a cambiar. Pese a llegar a ir dos veces con 'break' a favor (2-1 y 4-3 y saque), Davidovich cometió más errores y Delbonis empezó a dominar con su derecha. De nada sirvió esquivar el primer 'set point' en contra con un saque por bajo, un sello de la casa. Tras ganar sólo tres de los últimos quince juegos, hubo que llegar a la cuarta manga en la Suzanne Lenglen.
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Y fue a peor. Davidovich se situaba muy lejos para restar y apenas se metía en pista. Delbonis igualaba la cifra de ganadores de derecha, pero lo único positivo para el malagueño es que el marcador del cuarto set no mostraba la brecha creciente en el juego. Así, cuando consiguió hacer el 'break' en el séptimo juego vio abierto una luz al final del túnel (4-3), que se hizo más cegadora al consolidarla ventaja con su saque (5-3), pero aparecieron viejos fantasmas: en un santiamén, 0-40, con dos bolas a la red y un saque de cuchara que ya no sorprendía. Mucha precipitación y ansiedad. Afortunadamente, hubo reacción y cerró el choque. Una vez más Davidovich espantó esas antiguas sombras.
«He trabajado mucho para este momento. Estuve muy nervioso en mi último servicio, pero gracias a Dios he podido ganar el partido», dijo muy tenso a pie de pista y acalambrado en un brazo a pie de pista ante las preguntas de Cedric Pioline, y concluyó con un 'selfie' con su cuerpo técnico y acompañantes desde pie de pista.
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'Aces': 2/1.
Dobles faltas: 3/5.
Primeros servicios dentro: 65%/61%.
Puntos ganados con el primer saque: 70%/65%.
Puntos ganados con el segundo saque: 49%/46%.
Velocidad máxima de saque: 205/200 km/h.
Velocidad media del primer saque: 168/179 km/h.
Velocidad media del segundo servicio: 135/154 km/h.
'Winners': 42/28.
Errores no forzados: 47/42.
Puntos de 'break' convertidos: 7-16/5-12.
Total de puntos ganados: 126/116.
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