Davidovich: del confinamiento a la gloria
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Pese a que su progresión ha sido constante tras conseguir el título júnior en Wimbledon, Davidovich ha pasado del 97º al 35º en el 'ranking ATP' desde el parón por la pandemiaSecciones
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Pese a que su progresión ha sido constante tras conseguir el título júnior en Wimbledon, Davidovich ha pasado del 97º al 35º en el 'ranking ATP' desde el parón por la pandemiaCon un 'Davidovich es el futuro' titulaba el 9 de diciembre de 2016 este periódico una doble página sobre un deportista aún desconocido, en una apuesta no tan atrevida como podía parecer. 'El mayor talento tenístico malagueño en dos décadas se aproxima al salto a ... la élite mundial', era el subtítulo. Alejandro, entonces con sólo 17 años, era el 854º del mundo y trataba de mejorar su 'ranking' júnior para jugar los Grand Slam de la categoría y catapultarse. Meses después, en julio de 2017, ganó Wimbledon y su nombre saltó a todos los medios. Su progresión ha sido constante desde entonces, sin fases de estancamiento, pero curiosamente los más de cinco meses sin competición en 2020 (entre marzo y finales de agosto) han relanzado de forma definitiva su carrera. «La cuarentena me hizo ver que tenía que entrenarme mucho más fuerte y estar más centrado», reconoció en una entrevista con SUR meses después. Y es que en menos de un año y tras el parón ha pasado del puesto 97º al 35º, que se ha asegurado ya al menos cara al lunes 14 (cuando se publique la actualización), ya como cuarta raqueta nacional, sólo detrás de Nadal, Carreño y Bautista.
Todo ello, pese al positivo por Covid-19 a comienzos de enero, que le impidió jugar el Abierto de Australia y la gira oceánica, y también a pesar de que ha sido de los tenistas más perjudicados por la congelación de puntos adoptada en la ATP, porque de lo contrario ya sería el 28º, y es además el 23º de la carrera ATP (el 'ranking' con los resultados del año en curso).
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Sin embargo, en el panorama actual y, pese a cumplir el sábado sólo 22 años, parece de una 'generación perdida' cara al interés mediático nacional. La seducción por el ascenso de Carlos Alcaraz (97º) y la eclosión de Jannik Sinner (19º) y Lorenzo Musetti (76º) relega al malagueño. Valga el dato de que sólo hay dos tenistas más jóvenes mejores clasificados que el rinconero (el citado Sinner y el canadiense Auger Aliassime, el 21º), lo que da idea de que ha progresado mejor que casi todos los júniors que despuntaban con él. Los Kecmanovic (47º), Korda (52º), Popyrin (65º) o Moutet (91º) son quienes más se le acercan.
La maduración de Davidovich ha sido múltiple. Ha serenado en buena parte sus demonios, en un trabajo psicológico que viene haciendo con Julio de Dios desde que era un adolescente. En verano se anunció un sorprendente fichaje en su equipo de trabajo, el del maratoniano Martín Fiz, que le ha ayudado en su preparación de esfuerzos muy continuados y en su entereza mental en esos lances. La comunicación entre malagueño y vitoriano (se le vio en el 'box' del equipo' en un partido en Madrid) es continua. En este Roland Garros se ha notado esa labor en los duelos de cuatro horas o más solventados, en especial una victoria ante Ruud que marca el punto más alto de sus prestaciones. Muchos analistas consideraron esa victoria como uno de los mejores partidos de tenis del año, y es que lo tuvo todo, con un set final digno de ver repetido decenas de veces por su emotividad y buen nivel de juego. Lució hasta la estrategia de Davidovich' dejándose ir en la segunda y cuarta mangas, regulando fuerzas. Su 9-2 de balance en 'tie breaks' este 2020 también dice mucho de cómo ha crecido a la hora de jugar en momentos calientes.
En un tenis como el de ahora con multitud de jugadores lamentándose de haber competido con gradas vacías (lo que aún sucede en ciertas citas y a determinadas horas), Davidovich no lo ha acusado. Pero es que además él y su equipo hacen una apuesta fuerte en el calendario. Lejos de contentarse con brillar en los ATP 250, en especial en tierra, donde una final o un título pueden estar cerca, paró dos semanas para preparar mejor Roland Garros. Se priorizan los duelos ante los mejores, que empiezan a sucederse ya de forma regular.
¿Y el futuro? El tenis de Davidovich es muy completo (pequeño margen de mejora en el saque, buenas derecha y revés, movilidad de piernas, fondo físico, variedad de golpes) y su talento innegable, lo que le da para brillar en todas las superficies. Pero en tierra (16-6 en esta gira, y la mitad de las derrotas ante rivales del 'top 5') es innegable que se mueve mejor. Así las cosas pocos expertos dudan ya de que, a su edad, mucho debería torcerse su carrera para que no llegara a ser 'top ten' en algún momento, aunque no se consolidara en esos puestos, que frisan ahora Carreño y Bautista.
Los Juegos Olímpicos (en julio) y la Copa Davis de este año o venideras están asegurados. En el primer capítulo, ha logrado el billete 'in extremis' (adelantando a Ramos) y es obvio que le ha beneficiado el aplazamiento un año de la cita en Tokio, a la que no todos los tenistas ponen buenos ojos, sin conocer aún los protocolos, con el cambio horario y de superficie, en un calendario muy apretado.
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