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No importa el tiempo que pase, ella siempre será un icono de Málaga. Una humilde niña prodigio que debutó en el olimpismo sin tener idea ... siquiera de lo que aquello suponía; una alumna perfecta que siempre se retó a sí misma hasta conseguir lo que quería. ¿El resultado de más de 30 años de esfuerzo y sacrificio diario? Cinco Juegos olímpicos, un brillante título europeo, decenas de récords de España de natación y el apoyo y reconocimiento de aquellos que la vieron trabajar cada día sin perder nunca la sonrisa, aun habiendo sufrido a veces en silencio. Este 2022 se cumplieron 25 años de su oro continental en 200 mariposa y 30 de los Juegos de Barcelona, en los que debutó; su vida dio un giro desde que se retiró en 2010. Ahora es funcionaria, sigue vinculada al deporte y hace vida en Madrid junto a su familia. Eso sí, su corazón sigue estando en Málaga.
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–La gente cree que tiene más hijos, pero en realidad sólo tiene una niña, ¿verdad?
-Sí, yo tengo a Miriam, que tiene ya 8 años. Luego Arturo (Casado, exatleta y su marido) tiene dos hijos de un matrimonio anterior, yo los llamo los hermanos de Miriam.
-Por eso viajó hace poco a Estados Unidos, ¿no?
-Sí, porque los dos viven en Estados Unidos, se fueron a estudiar allí gracias a una beca de tenis, y de vez en cuando vamos a verlos. Tienen 27 y 28 años. La niña, cuando acabó la carrera encontró trabajo de ingeniera, pero además ingeniera aeroespacial de la NASA, y el hermano sigue estu-diando porque está haciendo un doctorado y es de profesor.
-¿Le gustaría que la pequeña de la casa siguiera esos pasos?
-Ella los tiene como ejemplo, pero que haga lo que quiera. Tiene claro que hay que currar para conseguir las cosas, quiero que valore las cosas.
-Arturo y usted también son ejemplos de sacrificio, como deportistas, y ahora como trabajadores. ¿Sigue en Majadahonda?
-Sí, estoy de funcionaria en la concejalía de Deporte como técnico deportivo. Llevamos gestión, principalmente, porque las actividades las imparten los clubes.
-Muchos deportistas, cuando acaban su carrera deportiva, suelen encontrar una nueva vía de escape ligados en mayor o menor medida a la política o a la administración pública.
-Yo en la política como tal no me meto. En alguna ocasión me han ofrecido cargos de libre designación, pero si no veo un buen proyecto detrás, digo que no.
Cuando se retiró en 2010 ¿ya tenía claro a lo que se quería dedicar en su nueva etapa?
-No, di algunos bandazos. Yo me retiré, por un lado, porque ya no tenía objetivos deportivos tan ambiciosos, y por otro, porque el COE sacaba un programa de difusión de los valores del deporte en el que cuentan con deportistas a impartir charlas y demás. Era un trabajo muy bonito y era incompatible con mis horarios de entreno y lo dejé. Estuve unos 2 años con esto y luego me quedé sin trabajo. Trabajé en el Mundial de natación de Barcelona y al volver de allí, me quedé embarazada. Trabajé en el Consejo Superior de Deportes también y luego vi que salió una bolsa de trabajo para Majadahonda y empecé a prepararme.
-Muchas mujeres siguen sintiendo un cierto miedo a quedarse embarazadas por perder su trabajo o que no la acepten en otro. ¿Ha sido su caso alguna vez?
-Cuando volví de Barcelona estaba embarazada. Tenía un año y poco de paro, lo cogí y ya luego me presenté al puesto del CSD. Pero aproveché ese tiempo de paro para tener a la niña antes del nuevo trabajo. De todas formas, en la administración pública sí es posible la conciliación, pero en la empresa privada es diferente. Trabajaba en otro sitio y, por otro lado, estaba formando un equipo para la candidatura de Madrid 2020, ahí me llegaron a decir: «Hemos pensado en ti, pero como tú querrás ser madre…». Me hace mucha gracia eso.
-Lo importante es que con el tiempo encontró el trabajo para tener una vida estable…
-Sí, podría ser el trabajo de mi vida, pero creo que también queda mucho por hacer en la administración pública. Hay gente que tiene que ir más motivada a trabajar; el fin no tiene que ser el ser funcionario, sino trabajar para mejorar lo que tenemos, entre otras cosas. Eso sí, yo estoy encantada con mi trabajo, además lo tengo al lado de casa, soy una privilegiada.
-Además este 2022 ha sido especial para usted por partida doble: el 30º aniversario de Barcelona 1992 y el 25º de su título de campeona de Europa… ¿Cómo lo ha vivido?
-Lo hemos celebrado ambos. Por lo de Barcelona, se organizó una cena en Mataró con muchos nadadores. Ya durante el año se han celebrado muchos actos pero suelen invitar a los medallistas de entonces.
-Su medalla en Barcelona fue la de debutar con 14 años, siendo la más joven del equipo español. ¿Cómo recuerda a aquella niña?
-No sabía ni a lo que iba. Los anteriores Juegos no los había visto, como no había Internet… Re-cuerdo que había compañeros que se reían porque yo seguía entrenando y ellos ya habían acabado.
-Imagino de los 5 Juegos a los que ha ido, aquellos fueron los más especiales…
-Cada uno tiene su aquel. Barcelona tuvo una organización espectacular. La historia creo que fue un poco cruel. Mis Juegos, por edad y evolución, tendrían que haber sido los del 1996 o 2000, si en el 2000 hubiera tenido los objetivos más claros, hubiese ido mejor. Luego en Sidney tenía unos objetivos ambiciosos, creía que la final la tenía segura, yo quería ser medallista olímpica. Pero cuando acabé la temporada de 1999, tuve dudas sobre mi propia capacidad.
-Imagino que era un momento en el que no evolucionaba, que quizá se sentía estancada…
-Me pasó después del Europeo. Pensaba que no sería capaz de volver a hacer algo así, y realmente nadie me pedía que lo hiciera. En el 2000 me encontré en esa situación de no creer en mí misma.
-¿Entonces había ayuda psicológica para deportistas o no estaba muy extendido?
-Muy poquito. Los psicólogos de la época estaban aprendiendo de los deportistas. Hoy en día es una gran herramienta; el psicólogo deportivo está en el día a día del deportista, pero en aquel momento no lo había. Me fui entonces a Italia y después fui a los Juegos de Atenas, que para mí supuso un renacer porque parecía que yo ya no iba a hacer nada y me clasifiqué para los Juegos.
-Y luego cerró su etapa olímpica con Pekín 2008.
-Esos Juegos fueron un gran regalo porque la gente me daba por desahuciada. Volví a España, empecé con Juan Camus y fue nuestra apuesta el ir a los Juegos, y eso que tenía dudas. Pero hice la mínima y en 200 estilos, no en mariposa. Usé además uno de esos bañadores que salieron nuevos y fue una revolución.
-Ya después de cinco Juegos cambió de objetivos…
-Sí, ya empecé a pensar que en algún momento tenía que empezar a cotizar de verdad, el ‘qué quiero ser de mayor’. Los últimos 8-10 años de mi carrera deportiva estuve escuchando: ‘bueno, tú te vas a retirar ya, ¿no?’ y luego no querían que me retirase (ríe).
-En una entrevista anterior en SUR en la que decía que se retiraba con un récord de España a los 14 años y otro a los 32…
-Sí, hice mi primero en el 200 mariposa en Canet, con 14 años, y luego al volver de Pekín, hice el récord de España de 100 estilos, lo conseguí en 2009; luego lo volvieron a rebajar.
-¿Cree que le quedó algo por hacer antes de retirarse?
-Pues sí, muchas cosas, pero eran objetivos que en su día no se pudieron cumplir. No siempre se pueden conseguir los objetivos que te planteas.
-Lo importante es que echando la vista atrás, ha conseguido una carrera memorable y el balance es positivo, ¿no?
-Sí, ha sido una carrera de disfrutar mucho, porque hacía lo que me gustaba y competía a un buen nivel, y muy honesta, porque he luchado con las armas que tenía y las que había en mi época. Siempre luché con los medios que tuve, desde la etapa del Cerrado Calderón. Creo que, como carrera, ha sido muy bonita.
-El colofón máximo fue con su corona europea en 200 mariposa en Sevilla 1997. ¿Cómo recuerda aquel día? ¿Iba a comerse el mundo o fue inesperado el oro?
-Ni una cosa ni la otra. Ese año me comía el mundo porque nos habíamos metido palizas entrenando. Venirme a Madrid me costó mucho a nivel emocional, pero estaba entrenando que alucinas, y tres semanas antes del Europeo batí otro récord de España. Creo que el día del Europeo salió el resultado de lo que había entrenado, e incluso un poco peor.
-¿Qué fue lo primero que pensó al parar el crono?
-No cabía en mí. ¡Por fin! Bajé mi marca, gané… Una emoción enorme.
-¿Fue la carrera más emocionante de su vida?
-Sí, por el escenario, el entorno… Pero luego también cuando batí el récord de 100 estilos o conseguí la mínima para Pekín también fue muy emocionante. Pero aquello fue diferente, también por la repercusión.
-¿Cree que se le ha reconocido lo suficiente para la carrera que ha tenido?
-Entiendo que sí. Con los medios que había en ese momento, seguramente sí. Yo no me siento poco reconocida, me siento muy reconocida en Málaga, en Andalucía, en la Federación Española también… Si hubiese tenido la visibilidad de redes sociales que hay ahora, igual no hubiera soportado bien la fama y me hubiera hundido en la miseria.
-¿Cree que los deportistas actuales pueden generar más presión, frustración e incluso depresión por su alta exposición?
-Creo que me agobiaría el no tener tanta privacidad, y el tema de la inmediatez que se exige… Creo que es muy difícil de gestionar y por eso cada vez toma más importancia la figura del representante para que se puedan aislar en ciertos momentos en los que no necesitan ser personajes públicos. Ellos no hacen deporte para ser famosos. No buscan la fama, sino el éxito deportivo que les ha traído la fama. Me quedo con mi época, pero ya te digo, antes también existía todo eso, pero no se veía, no era público. Era el síndrome del juguete roto.
-¿Sintió alguna vez ese síntoma en primera persona?
-Puede que mi bajón de confianza tuviera que ver con eso. A mí lo que me hace plantearme que puedo fracasar es el éxito. Cuando yo gano el Campeonato de Europa digo: ‘es que puedo no ganarlo más’, te pones más presión y demás. Es difícil, pero el hecho de haber compaginado estudios y deporte ha sido muy importante para tener cierta tranquilidad cuando se acercaba la retirada.
-¿Es feliz a día de hoy?
-Sí, la verdad es que sí, la vida me ha tratado bien, no me puedo quejar (ríe).
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