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Ha logrado ponernos los pelos de punta a muchos de los españoles que le seguíamos por la televisión. No exageraba Alberto González cuando aseguraba que llegaba a los Juegos en su 'prime', en su mejor momento. El malagueño de sólo 26 años, debutante en el olimpismo, llegó a pelear por las medallas durante varias partes del concurso, también tuvo altibajos en los que pareció verse superado, pero sacó toda su garra, valentía y estrategia para cruzar la meta de París escribiendo una nueva página en el libro de la historia española de este deporte.
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Marina Rivas
El malagueño, en un apoteósico 'sprint' final, logró adelantar hasta seis posiciones para convertirse en el sexto español de todos los tiempos en adjudicarse en diploma olímpico. Sólo los icónicos Iván Raña, Javi Gómez Noya, Mario Mola, Ainhoa Murua y Ana Burgos habían alcanzado este logro. Finalizó en una sensacional octava posición, con un tiempo total de 1:40:02, a menos de un minuto del campeón olímpico Alex Yee (británico), con 1:39:06. El podio lo completaron el neozelandés Hayden Wilde y el francés LEO Bergere. Sin duda, una gesta al alcance de muy pocos y que también pasará a formar parte ya de la historia del olimpismo malagueño, dado que González se convierte también en el 12º malagueño en lograr un diploma. Los últimos fueron los de Marta López, en balonmano (6ª) y José Daniel Martín Dockx, en doma clásica (7º), en Río 2016.
No ha sido nada sencillo el paso de los triatletas por París, principalmente por todos los inconvenientes que han tenido que sortear por el nefasto estado de las aguas del Sena. De hecho, los deportistas no pudieron entrenar previamente en el río, y en el caso de los atletas masculinos, vieron aplazada su prueba a este miércoles, cambiando todos sus planes. Pero aún así, salieron a darlo todo desde la primera brazada, incluido el malagueño, que fue el mejor español desde el pistoletazo de salida. Durante la prueba de nado llegó a marchar incluso tercero, y aunque la posición siempre estuvo variando por la extrema competitividad, siempre estuvo abonado al grupo en cabeza (5º-6º). Terminó la prueba de natación en 6º lugar, a sólo13 segundos del líder, entonces, el italiano Crociani.
👏 La emoción del que lo ha intentado todo.
— Teledeporte (@teledeporte) July 31, 2024
Alberto González ha conseguido un 𝙙𝙞𝙥𝙡𝙤𝙢𝙖 𝙤𝙡𝙞́𝙢𝙥𝙞𝙘𝙤 en la prueba de triatlón masculino con su 8ª plaza.
¡Bravo, nos has hecho soñar a todos! #ParisRTVE31j
📹 @danielampueropic.twitter.com/XVzriq2HQ3
Instantes después de la transición a la bicicleta, Alberto regaló al público español uno de los grandes momentos de la carrera, en los que se empezó a soñar con las medallas. El malagueño protagonizó un brillante arreón, llegando a ponerse primero al cierre de la primera vuelta. Apoteósico. Sin duda, su momento de gloria en la competición (hasta entonces). Pero era demasiado pronto para cantar victoria, y pese a que el grupo en cabeza parecía ya estirado, este volvió a acrecentarse. Nadie quería perder tan pronto las riendas de la prueba. Pasaron los minutos los kilómetros y aunque se veía una versión cómoda de González, éste había quedado relegado a la cola de este gran grupo en cabeza, con hasta una veintena de integrantes. Había margen para crecer, pero no podía despistarse un segundo.
La primera escapada se dio pasada la hora de competición, con el británico Dickinson como líder a falta de una vuelta para el fin de la prueba ciclista. Alberto, por desgracia, seguía rezagado en el último puesto del pelotón. Debía reaccionar cuanto antes para no arrancan la transición a la carrera a pie con demasiada desventaja.
Fue clave el posicionamiento de Alberto en el momento de la transición, pasando de estar entre los 20-30 primeros a ocupar la quinta posición, esperando su momento con calma y actuando con cabeza y mucha estrategia. Le bastaron unos minutos para situarse tercero el malagueño, sólo tras el británico Yee y el neozelandés Wilde, que impusieron un ritmo altísimo y no tardaron en despegarse del resto y adjudicarse las medallas.
Por desgracia, el desgaste físico comenzó a hacer mella en el malagueño, que perdió varias posiciones. Pero no perdió la fe jamás y luchó como un jabato para, en una última vuelta rapidísima, sorprender al mundo con un gran octavo puesto. Su cara de felicidad al cruzar la meta, no tuvo desperdicio.
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