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La imagen de Alberto González llorando antes de atender a los medios españoles en París, ya ha dado la vuelta al mundo y a las redes sociales. Fueron lágrimas de alegría -y muchas-, las que derramó el joven malagueño de 26 años, que acaba de hacer historia consiguiendo un gran octavo puesto en el triatlón de los Juegos Olímpicos de París, lo que supone un meritorio diploma olímpico.
Ya recompuesto y con su característica sonrisa, González ha explicado sus primeras sensaciones: «Ha pasado lo que tenía en mente durante todo es te año, sabia que cuando he tenido la oportunidad y las capacidades para estar en el equipo olímpico. Dije: 'Vale, una vez que estemos aquí, tengo que demostrar lo que valgo, las capacidades que llevo dentro', y he salido a por todas, no tenía nada que perder«.
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Marina Rivas
Una valentía y entusiasmo que se hicieron notar desde la primera brazada en el Sena hasta su llegada a meta, incrédulo por ver su octavo puesto, llevándose los brazos a la cabeza: «Octavo puesto, diploma olímpico… Algo que me va a costar unos días asimilarlo», apunta. Y explica un momento que ha sido crucial en su estelar tramo final de carrera, donde logró remontar hasta los puestos de diploma: «No he visto a mi familia hasta que quedaban dos vueltas, me han dicho que sufriera, que lo diera todo hasta el final, que no me dejase nada, y así lo he hecho. No sé de dónde he sacado esa energía, esa fuerza, pero en el último kilómetro he ido pasando a gente, creyéndomelo, no sabía en qué puesto iba, pero tenía que darlo todo y al final mira. No me lo he creído hasta que no he entrado por la meta».
Aun en la nube, como es normal, al joven de Málaga capital se le llena la boca con los agradecimientos, pero además, lanza un motivador mensaje: «Las cosas pasan por algo y creo que este octavo puesto llevaba mi nombre. Estoy superagradecido por toda la gente que ha estado conmigo y me ha apoyado hasta ahora. Considero que acabo de llegar y que queda Alberto para mucho más».
En lo que respecta a la carrera como tal, Alberto relata: «La natación ha sido de locos, he intentado meterme en la parte central de la corriente, he seguido a los rivales y luego, en toda la la vuelta atrás, con la corriente en contra, intentar estar en esos puestos cabeceros y finalmente he aguantado ahí delante, saliendo sexto». Después explica que aunque la bicicleta no es su fuerte, intentó mantenerse en el grupo de cabeza y después posicionarse en su disciplina favorita: la carrera: «Había que ser inteligentes y aguantar lo máximo posible y así ha sido hasta el final«.
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