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Es complicado explicar con palabras lo que se vivió este domingo por la tarde en el José Antonio Pineda. Un carrusel de emociones que pasó de la alegría al llanto más desolador durante casi dos horas de partido. El CAB Estepona tenía en su poder ... el hacer historia y llegar donde ningún otro equipo malagueño había llegado hasta la fecha: a la élite nacional del baloncesto femenino. Pero el sueño no sólo murió en la orilla, es que lo dejó escapar, cuando más atado parecía tenerlo.
El conjunto de Francis Tomé, que tras una extenuante y trepidante final por el ascenso, logró la mayor renta del partido a su favor, +11, a falta de cinco minutos para el final, cayó en picado en unos compases finales en los que, para más 'inri', se estropeó el marcador, se paralizó el juego, y el Joventut agotó todos sus cartuchos para cerrar un doloroso 55-64. No podía creer el equipo lo que había pasado ante sus ojos. La desolación inundó el pabellón, mientras las lágrimas no paraban de llenar las caras de las esteponeras. Acariciaron la gloria, y murieron sin conocerla.
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El primer cuarto fue muy dinámico, con mucho movimiento de balón pero también una presión muy elevada por parte de ambos equipos, dando protagonismo al juego defensivo. Ambos conjuntos salieron a morder, conscientes de lo que había en juego, buscando controlar unos inevitables nervios que podrían convertirse en su peor enemigo. Abrió el Joventut el marcador, pero reaccionó ipso facto el CAB Estepona, con un triple de Kris desde la esquina. Se sucedieron las canastas desde entonces, para sendos bandos, llegando a empatar (8-8) a falta de un minuto y medio, y pagó el cuadro local por su falta de acierto y sus errores defensivos, errores de los que sacó petróleo un Joventut muy sólido. Al menos, un triple sobre la bocina le devolvió algo de fe al cierre del primer cuarto (11-13).
Le seguía entrando todo al Joventut al inicio del segundo cuarto, y a la par, no dejaban de presumir de una defensa muy cerrada, especialmente enfocada en cubrir a las interiores extranjeras del CAB. Las malagueñas necesitaban buscar soluciones cuanto antes si no querían alejarse demasiado en el electrónico (estuvieron 6 abajo). Por desgracia, el acierto no estaba acompañando hoy y la frustración no hacía más que incrementarse por momentos. Otorgó algo de templanza Ezeigbo, rompiendo con la sequía de puntos, y de nuevo Kris, que puso al equipo a una canasta. Afortunadamente, recuperó su carácter el equipo y logró ponerse de nuevo por encima, impulsado por la eficacia de Conchi Satorre en el tiro libre. El colofón perfecto fue el triple sobre la bocina de Brown para cerrar un segundo cuarto de infarto, que hizo enloquecer al José Antonio Pineda (28-24). El club creía más que nunca, pero nada estaba dicho aún.
Salió mentalmente reforzado el CAB en la reanudación del juego, muy serio y enfocado tanto en el plano defensivo como el ofensivo, con el ánimo de atar en corto a un rival que no lo estaba poniendo nada fácil. Aunque mantuvo el liderazgo el cuadro local durante casi 6 minutos, volvió a ponerse por encima el Joventut, con un triple de Mayo y se reanudó el baile en un marcador que echaba fuego en los diez minutos más anotadores del partido, con Brown liderando el ataque esteponero. Un 42-43 al cierre del tercer cuarto no hacía más que extender la agonía.
Era todo o nada en estos últimos minutos, y lo sabía un CAB Estepona que no quería desaprovechar la oportunidad de su vida, en casa, ante casi 1.000 gargantas animando a las protagonistas. Tal fue la fuerza con la que regresaron a pista que firmaron un parcial de 7-0, triple incluido desde lejísimos de Satorre. Y continuó la remontada hasta llegar a un +11 que parecía imposible instantes atrás, la mayor renta del partido llegó en el momento preciso. Enloqueció el Pineda y se creció el CAB Estepona. Ya olía a ascenso, ya podía palparse la gloria.
Pero no, lejos de vivir un tramo final tranquilo, la agonía y los nervios volvieron al juego. El marcador se estropeó y obligó a parar el partido unos 5 minutos, un parón que no vino nada bien a un Estepona en racha. El Joventut, sin embargo, se reforzó con el mismo. Buscó contras rápidas, lagunas en la defensa rival y endureció aún más su juego interior para frenar a un cuadro local que aunque lo intentaba, no lograba encestar de ninguna manera; remontaron, dejando a todos atónitos. La desesperación inundó las caras de espectadores y las jugadoras: 55-58 a un minuto del final, 55-60 a 18 segundos... No quedaba tiempo. Todo se había acabado. Perdió los papeles un Estepona que lo tenía todo para ascender y se dejó morir, no anotó una sola canasta en los 5 últimos minutos y el Joventut acabó sentenciando el encuentro y coronándose (55-64), con un apoteósico parcial de 18-0 .
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