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Los sueños se cumplen. El deporte depara historias increíbles como la de Alberto Díaz Ortiz (Málaga, 1994). Cuando el base pelirrojo estaba en casa, completando la pretemporada del Unicaja, recibió el 28 de agosto la llamada de Jorge Garbajosa para regresar a la concentración de ... España tras haber sido descartado veintidós días antes. Quién iba a decirle que, entre la generación de jugadores que más dudas ofrecía (con siete debutantes, con derrotas claras en la preparación ante rivales directos) en un par de décadas, iba a estar poco después jugando la final y disputando los minutos decisivos del encuentro.
Pero es que Díaz se lo había ganado por méritos propios. La afición nacional y mundial ha descubierto su talento de forma tardía. Es lo que cualquier seguidor malagueño ya conocía desde hace muchos años. Su defensa a Larkin ante Turquía en una de las acciones finales del duelo que cerró la primera fase ayudó a asegurar la victoria; ante Lituania no falló en el tiro y ayudó en defensa para asegurar la prórroga, y en la semifinal ante Alemania se salió literalmente en la defensa ante Schröder, y sumó diez puntos en ataque.
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Díaz se ganó el cariño de los aficionados y protagonizó 'memes' y portadas, porque ejemplifica muchas de las virtudes apreciadas en esta selección: la humildad, la garra defensiva y su condición inicial de 'outsider'. El malagueño acabó al más alto nivel la final, con dos triples y jugando casi todos los minutos hasta la conclusión en un quinteto junto a Brown. Él se encargaba sobre todo de la defensa a Heurtel u Okobo, y liberaba más en ataque al norteamericano.
Su primera presencia en la pista en la final fue ya con 20-9 en el tanteo (a menos de dos minutos para el final del primer cuarto), en un arranque fulminante de España y su intervención inicial no pudo ser más positiva, con una canasta de dos sobre la bocina a menos de dos minutos. Luego asistió a Juancho para el triple del 26-14 y falló un tiro exterior que rebotó en el aro. Dejó el duelo con 35-20 y volvió muy cerca del intermedio por la segunda falta a Brown, designado en el mejor quinteto del torneo.
Díaz estaba fuera del partido en los peores minutos de España, y no regresó hasta el 63-57 , a 53 segundos del final del tercer cuarto, y le dio tiempo a ganar un rebote tras luchar un balón y rebotar en el pie de un galo. En el último cuarto. Díaz no se fue de la pista. Primero falló un triple muy lejano y precipitado cuando se agotaba la posesión, pero luego empezó a mostrar sus mejores artes defensivas. Primero, con una recuperación ante Poirier, tras la polémica del triple al aro de Rudy que no dio lugar a una posesión para España y le costó una técnica a Scariolo. Más tarde asistió a Juancho para el 71-61 a poco más de siete minutos para el final, y anotó dos triples, los del 78-66 y el 85-70, ganando entre medias una posesión del suelo, en una actuación marca de la casa. Al final, 8 puntos en 18:32 minutos, con 1/1 en tiros de dos, 2/4 en triples, tres asistencias, dos recuperaciones y 11 puntos de valoración: a la altura de una gran cita.
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