Llegó con ánimo de palmero, pero acabó dando un recital. Antonio de la Torre no las tenía todas consigo en la noche de los Goya, pese a que el guion apuntaba a su favor: había ganado todos los premios de cine previos, la gala ... se celebraba en casa, en Andalucía, y hasta las casas de apuestas lo habían convertido en caballo ganador en una de sus dos nominaciones, la de actor principal por 'El reino'. Pero la mala suerte casi convertida en maldición perseguía al malagueño, por lo que se remitía a las pruebas de los doce años anteriores en los que se fue de vacío. Y efectivamente, comenzó la ceremonia viendo pasar de largo su candidatura a actor de reparto por 'La noche de 12 años'. Otra oportunidad perdida. Pero esa vitola de eterno nominado se rompía cuando Nora Navas y Marisa Paredes pronunciaban su nombre. «Este Goya es un sueño», reconocía ayer a SUR el actor sobre esta segunda y añorada estatuilla que se ha hecho de rogar desde que logró la primera en 2007 al intérprete de reparto por 'AzulOscuroCasiNegro'.
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Si aquella supuso la consagración del actor que vivía del periodismo y deseaba cambiar las cámaras de televisión por las de cine, este segundo Goya lo corona como actor protagonista en su momento de mayor plenitud, convertido –tal vez como su predecesor en este premio, Javier Gutiérrez, perdedor anoche– en uno los intérpretes más sólidos y versátiles de nuestro cine. Capaz de dar credibilidad a cualquier personaje. Desde el político corrupto de la España contemporánea de 'El reino' al preso uruguayo y guerrillero tupamaro de 'La noche de 12 años'.
«El otro día en los Premios Forqué nos hicieron una broma y dijeron que si Javier Gutiérrez y Antonio de la Torre se montan en un avión y se estrella, se acaba el cine español», cuenta con humor el malagueño, que repite una y otra vez que se siente un privilegiado por formar parte de ese 8% de su profesión que puede vivir de su trabajo. Por eso rechaza esa imagen que le han creado las 13 nominaciones que, antes de ganar el segundo Goya, ya lo elevaban al pedestal de los que hacen historia como el intérprete con más candidaturas en los premios de la Academia. «No soy creyente, pero hay cosas de la cultura cristiana que me parecen interesantes y una de ellas es el esfuerzo, que es directamente proporcional al grado de felicidad», sostiene el protagonista de 'Caníbal' y 'Grupo 7', que añade que su trayectoria responde a ese patrón del trabajo.
«Me han pasado unas cosas en estos diez años que, visto de fuera, puede hacer pensar que llevo una carrera bien escogida, pero juro de verdad que es un cúmulo de cosas y es lo que ha podido hacer con las circunstancias que tenía», manifiesta Antonio de la Torre que, tras su esperado y merecido Goya por 'El reino', «el año que viene igual vuelvo a estar nominado o igual nunca más». Queda mucho para entonces, pero el malagueño huele a candidato futuro ya que guarda en la agenda uno de los grandes estrenos del próximo cine español, 'La trinchera infinita', dirigida por Jon Garaño, Aitor Arregi y José Mari Goenaga, los creadores de 'Handia'.
Frente al adelanto de acontecimientos, De la Torre prefiere hablar del presente. Y con la seguridad del Goya, el actor hace algunas confidencias. «Si te soy sincero, el personaje de 'La noche de 12 años' supuso un mayor esfuerzo por el acento uruguayo y sobre todo a nivel físico al perder 15 kilos, aunque con 'El reino' también hicimos un curro de puta madre», reconoce el malagueño que, en esa misma clave de complicidad, admite que esperaba que la Academia lo hubiera premiado con anterioridad. «Ahora que he ganado se pueden confesar las miserias y yo pensaba que lo iba a ganar por 'El autor'», se sincera sobre su papel secundario en este filme de Manuel Martín Cuenca. Una decepción de la que ha salido ganando ya que su Goya por 'El reino' tiene sabor a protagonista.
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De la Torre deseaba el galardón y tenías ideas guardadas para el discurso. Como ese homenaje a Chiquito de la Calzada que era una promesa desde hace años. Concretamente desde su nominación por 'Balada triste de trompeta' (2010) cuando le preguntaron por lo que iba a decir si ganaba y se acordó del «hasta luego, Lucas». «Cada año, Juan Ramón Lucas me decía que la promesa no prescribía, pero esta vez me mandó un audio al whatsapp en el que me liberaba de la promesa», cuenta Antonio de la Torre que, ya sea por casualidad o por destino, una vez exonerado del compromiso ha ganado el Goya. Pero mantuvo la palabra dada por la gloria de su madre.
Precisamente, su progenitora, Remedios, tampoco faltó en su discurso de agradecimiento cuando la citó junto a Paca, Maruja, Lola y Anita. «Ellas fueron mis tías, a las que quise nombrar junto a mi madre porque quería recordar a Málaga y porque fueron unas mujeres de la generación del hambre que, pese a ello, todo el rato bromeaban sobre la miseria», explica el actor sobre «guiño» tan personal con su tierra.
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En sus planes inmediatos, De la Torre tiene un nuevo rodaje con una historia de perdedores que supone su vuelta a la comedia. Se titula 'El Plan', ópera prima de Polo Menárguez a partir de la obra teatral de Ignasi Vidal sobre tres desempleados y la fatalidad de la clase obrera. Una cinta que comenzará a rodar en marzo junto a Chema Cobo y su amigo Raúl Arévalo, con el que vuelve a trabajar después de acompañarlo en su exitoso debut en la dirección, 'Tarde para la ira'. Un nuevo proyecto del que habla con ilusión y como si fuera el primero de su dilatada filmografía. «Sigo teniendo hambre y curiosidad», avisa.
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